domingo, 28 de febrero de 2016

Hola amigo







La grandes multinacionales quieren controlar la ropa que cogemos del armario para vestirnos cada mañana, las cosas que comemos y compramos, las personas con las que queremos acostarnos y la idea de nosotros mismos que sea mas aceptable para los demás. Todo en lo que invertimos dinero, tiempo y energía. Esos trabajos que nos esclavizan y son nuestro único modo de subsistir y formar parte de esta sociedad a la que en el fondo tanto despreciamos. No hay manera de huir. O tal vez todo sea luchar o huir, pero se nos da muy bien huir. Escaparnos de nosotros mismos por medio de la psicosis colectiva, imaginar un motivo mayor que nuestra propia lucha para iniciar una revolución.
Fuck Society es un compañía fantasma, liderada por unos desdichados soñadores que quieren y deben escapar de las garras del sistema. El mal esta formado por la oscura y puntiaguada forma de las grandes empresas, los grandes magnates que luchan a diario por despedazar la ilusión y esperanza ajena para engordar sus cuentas bancarias y ingresos anuales.
En la guerra capitalista no importa cuantos heridos salgan, cuantas vidas se desprecien y manipulen, sobre cuantos cadáveres se cimenté una fortuna.
Elliot sabe eso y tal vez por ese motivo necesita tomar morfina todas las noches mientras sueña con salvar el mundo.
Ese es el mismo motivo que lo impulsa a hackear a sus amigos y vecinos, a averiguar los secretos sucios y oscuros que se esconden bajo la sonrisa mas engañosa, sobre la humanidad mas retocada.
Es el antiheroe definitivo, el dios que no acepta ser su propio profeta. Se ampara en los efectos secundarios de la droga para no descubrirse ante un mundo brutal y devastador que solo acepta la ley del mas fuerte.
Pero no durara mucho. Un perro no acepta por amo al que le pone una correa recordandole a diario su condicion de inferioridad y menospreciandolo.
La revolución ha empezado. Y como todas viene acompañada de una alta dosis de locura y alteración mental.
Las calles se llenaran de indignados, las voces no necesitaran el eco de ningún altavoz para alzarse.
La guerra ha empezado.
Esa que llevamos toda la vida ignorando, esa que necesitamos tanto librar para poder ser al fin libres y pertenecernos sin mas a nosotros mismos.


Elliot de vuelta a casa en el metro, elliot sentado en su escritorio viendo como sus absurdos compañeros de trabajo luchan por salvar sus puestos, Elliot liberando al mundo de las fauces de los depredadores tras un chute.
Pero; ¿realmente hay algo real?, ¿existe algo real?, ¿es real eso que vemos en las pantallas y en las luces de neon cada día ?y lo mas importante ¿somos reales nosotros?

Una serie hasta en la que los cabrones infumables y pedantes como Tyrell pueden convertirse en tus personajes favoritos. Donde los personajes tienen un trazo argumental único y propio que los hace elevarse sobre la idea que tienen de si mismos fotograma a fotograma.


Mr Robot ha sido uno de los mejores descubrimientos que he hecho últimamente, por no decir el mejor.



El mundo necesita mas series como esta.

martes, 9 de febrero de 2016

El declive





Hay directores que tienen algo especial, único y diferente que hace que sus películas sean un producto autentico que abandona su envase para esconderse entre la piel de todo aquel que las contempla. Hay directores que hacen que cada fotograma sea de una belleza visual tan arrolladora que te transporten a otro mundo. A un mundo de sentidos, de palpito, de crujidos y temblores internos. Conocí a Wong Kar Wai con una de sus primeras películas. No se que me llevo a verla pero cuando la acabe estaba completamente enamorada de su forma de hacer cine. Desde aquel momento no he parado de ver películas suyas, es una de las pocas personas que habla con mas veracidad de ese virus tan letal y cálido que es el amor, de como trabaja en los cuerpos, de como hace que a la mente le salgan alas y eche a volar por cualquier ventana , de como nos transforma, nos eleva y nos condena. De porque lo necesitamos para seguir viviendo, para encontrar verdadero combustible con el que nuestro caminar no sea solo un pretexto banal si no un verdadero propósito.
Con fallen angels consiguió llegarme a lo mas profundo con esa historia de la prostituta y el gangster, de los lunares que quieren ser el único paisaje visual que pueble la percepción de unos ojos perdidos que siempre buscan algo nuevo en lo que fijar su atención.
Después llego My blueberry nights y Chunking Express, dos de las cosas mas sencillas y a la vez complejas que he visto. Y como no, tambien llegaron a mi Deseando Amar y 2046 y algunas de sus obras mas antiguas Happy Together y días salvajes.
Me ha dado tanta esperanza, ternura y calidez como frió, dolor y tristeza.
Wong Kar wai sabe que la belleza de la vida es fijar la vista en las pequeñas cosas que aparentemente para los demás no significan nada pero pueden cambiar una existencia, llenarla de gloria.
Sabe que la belleza reside en esos pequeños instantes donde la música se para y lo único que oímos es el silencio y percibimos el perfume de algo extraño que se nos escapa entre las manos y nos hace buscar su origen en los bares, los callejones, los cuartos atestados de gente y los solares vacíos.
Sabe que un corazón puede herirse pero tambien sanarse con una sonrisa o un roce, con una palabra, o la promesa de que el tacto de las cosas no va a ser eterno pero si va a hacer los instantes eternos y eso es lo que basta.
Cuando ves una de sus películas por primera vez te sorprende su lentitud, su minuciosidad, la forma tan descriptiva que tiene de hacerte llegar las sensaciones y las emociones de los personajes.
La pantalla te arrastra y te hace salir de ti mismo a fuerza de reconectar con esas partes de ti que viven en lo mas hondo de tu alma y por las que nunca antes te has interesado.
La música y el color adquieren otra dimensión, casi cósmica. Se hace un abecedario y una religión de una melodía, se la enmarca en un momento intenso y imperceptible, en unos ojos que miran a través de la oscuridad, buscando algo, buscándose tal vez asi mismos a fuerza de reflejarse en el otro.
Es un cine tan bonito, tan intenso, tan espectacular en su conexión de la forma y el contenido.
Es un director que me gusta tanto que incluso acabe leyéndome algunas de sus adaptaciones cinematográficas.
Sabe jugar con el plano exterior pero le gusta el interior. Es un genio pero solo porque sabe como funciona un corazón humano y lo destripa en su mesa de autopsia y sentimos que nos toca la fibra, nos perfora la piel, se adentra capa tras capa sin mas misterio que la persistencia.
Por eso hace poco he sufrido una gran decepción.
No soy de esas personas que juzgan un libro solo por su portada asi que me he propuesto ver The grand master  y es sin duda una de sus peores películas, por no decir la peor.  Un director tan notable no necesita hacer una película de artes marciales de un personaje conocido y muy analizado como Ip man para llenar una sala de cine.
A fin de cuentas eso es lo que mas tiene el cine últimamente.
Acción, sangre, vísceras, tensión, etc... Y todo adornado y enclaustrado en una pantalla de 3D.
No, lo suyo era mas grande. Era hablar de las emociones humanas y divinizarlas, cruzar la epidermis como quien cruza un nuevo país de incógnito.
Podía hacer tanto con un silencio, podía hacer a la gente sentir ese perfume asfixiante y enloquecedor que es la vida.
La película es vacía, opaca y esta totalmente falta de contenido y sentimiento salvo un par de escenas contadas. Sus partes no conectan entre si, no consigues empatizar con los personajes. Saber que sienten o cuales son sus ambiciones. Aborda un periodo histórico demasiado amplio y ni siquiera aprovecha el potencial que podría haber dado de si un episodio de la historia tan importante como la guerra entre  Japón y Corea y las graves consecuencias que trajo consigo. Esto lo trata de forma insípida y superficial, pasando por alto detalles muy interesantes y relevantes.  Algo que podría haber sido abordado de una manera mucho mas sensible y delicada parece haber sido recortado y pegado y faltan letras, motivos y sobre todo iniciales. Con ese material la película podría haber sido una verdadera obra maestra pero se centra mas en desarrollar las peleas de kung fu y el declive que este tiene. Un director como el podría haber hecho maravillas con esas premisas pero el resultado ha sido nefasto y desalentador. Vamos, una total decepción.
Y lo peor es que las personas que vean esa película pensaran; vaya otro director asiático que hace una película de artes marciales.
No se si el motivo ha sido tener mas éxito o si ha sido indagar en otro tema desconocido pero las artes marciales son un tema tan trillado, tan casual y usado como una de esas alfombras que nunca tiras por pereza, esas feas de narices a las que te acabas acostumbrando.
Tal vez por eso escribo este post, porque aunque este muy decepcionada y se me halla caido uno de los grandes no quiero que la gente se quede con eso.
Que para ellos sea otro director asiático de artes marciales.
Es mucho mas que eso.
Desgraciadamente las mejores obras de un artista son las primeras. En ellas no se tiene miedo, se arriesga, se expone todo. No se teme a la critica o se depende de las alabanzas. Uno escribe para si mismo, uno crea para su yo interior y no necesita mas ruido que el de su propia respiracion trabajando.
Ver a Wong kar Wai no era ver una película de acción ni biografica, era una experiencia sensorial. Dos horas se hacían un instante sin que te encogieras en tu sillón preguntándote que pasaría a continuación.
Y por eso escribo esto, porque no es justo que todo lo  que es único tambien tenga un declive y solo sepamos valorar como se han precipitado las cosas al vació de forma irremediable.