lunes, 29 de diciembre de 2014

Hacerle la guerra a la vida sonriendo.

Me he dado cuenta que nunca hablo de las sonrisas.
Esas que tienen la fuerza de iluminar un día lluvioso, esas a las que te agarras como a un faro y que te hacen saber que por temible que sea el naufragio que hayas sufrido puedes llegar a buen puerto.
Las personas que amo y las que he amado tienen esas sonrisas. Sonrisas rotas, sonrisas torcidas, sonrisas huidizas pero siempre sonrisas a las que uno puede aferrarse para que como hormigas le suban por la comisura de los labios una mañana gris.
Me he dado cuenta que en este mundo lo natural es la lagrima, el dolor, el desamparo.
Hemos sufrido tantas guerras que nadie se sorprende al ver a alguien llorando o desconsolado en cualquier esquina.
Sin embargo no sabemos que hacer con las sonrisas, que hacer con la alegría, donde esconder la felicidad instantánea, en que tarro guardarla para que no se caduque y nos dure muchos años.
Me he propuesto sonreír mas, en un gesto tan pequeño esta concentrada toda una serie de milagros que pueden salvarnos.




Porque lo malo se graba a fuego lento pero lo bueno tiene luces que son capaces de iluminar la región mas oscura del cuerpo. La parte mas tenebrosa de la mente.


Y debemos dejar que solo ese tipo de luz bañe y de color a nuestro cuerpo, que ilumine nuestro modo de vivir la vida, que insufle su energía en nuestro pecho.

Por eso he decidido hacerle la guerra a la vida a partir de hoy.


Y lo haré sonriendo.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Plenilunio






Tengo un armario lleno de pieles y me he desgarrado tanto la mía que no veo otro modo de vivir que no sea encontrar otra que se ajuste a las proporciones de mi cuerpo.
Algunas son de amantes cálidos que me pintaron atardeceres en las pestañas con alguna que otra vocal intercalada ensayando una promesa, otras son tan frías que me vienen bien para combatir el invierno que a veces se me proclama como una dictadura.
Todas me asfixian pero debo probar cada día una para recordar que se siente al tener una piel, porque he olvidado el tacto de la mía y la garantía para reclamarla esta escondida en algún cajón de mi mente al que no puedo acceder. Y ahora nada ni nadie puede devolvérmela intacta, tal y como se encontraba antes de empezar a desgastarse.
Pero da igual que se desgaste la piel me consuela que no lo hagan los sueños.
Aunque los míos no conocen termino medio.
Nada en mi vida conoce un termino medio.
Cuando soy feliz soy la persona mas positiva, esperanzada y llena de propósitos del mundo.
Cuando estoy triste me inyecto la pena en las venas y me marcho a buscar a dios en los callejones mas oscuros de esta ciudad para encontrarlo entre mi coño, escalando montañas que por mas que uno quiera firmar cimentan  su existencia y la pasión de ser escaladas en la falta de señales, cadenas, marcas o nombre.
Varias veces me han amenazado con llamar al raciocinio las voces de mi conciencia que todavía recuerdan los tiempos en los que la calma era su amiga.
Sufro una sobredosis diaria producto de mis propios sentimientos, un latigazo de vida que me deja la ansiedad postergada en las vertebras.
Me dicen que me ponga guapa y mi cuerpo es un tocador sobre el que a veces algunos se sientan intentando ver en el espejo del orgasmo alguna cara conocida que les deje el alma un poco mas completa.
Y hubo una época en la que los corazones no eran serpientes pero yo tengo el veneno de todos los que he mordido adormecido en la garganta y no se con que saliva combatirlo.
Sufro de incontinencia verbal. Mis ojos aun no han aprendido a traducir el silencio y eso me deja constantemente ciega. Buscando desesperada otro hemisferio.
Pero podemos conocerlo juntos  porque a pesar de esta tormenta, no tengo el corazón hecho para el mal tiempo. Sino para los días soleados donde uno cree que puede exprimir el sol y tragarselo para recobrar fuerza.
Para renacer por dentro

viernes, 26 de diciembre de 2014

MARCA ESPAÑA

España es el tabaco que mascaba y escupía un rudo labrador contemplando como oscilaba la sombra de un galgo muerto que el mismo había colgado por no rendir con su trabajo en un frondoso alamo.
España es la sangre coagulada que mancho la tierra que pinto el cuerpo de Lorca, ese poeta que todos nos enorgullecemos de que lleve la patria en la sangre pero al que mato España. Porque esa España que amo Lorca con toda su riqueza y contraste fue la que se revelo contra su poesía y la lleno de silencio.
Es un anuncio bien logrado, con un mensaje valiente y que consigue emocionarnos y el poder de emocionarse en España es tan vergonzoso que hemos de sepultar el talento de dos o tres minutos  al convertirlo en montones de parodias cínicas que visionar a golpe de click.
España es el rojo y el negro siempre luchando por teñir una bandera que no tiene color.
Son los montones de parados que salpican las calles a pesar de nuestra indiferencia.
Es la libertad guiando al pueblo con un saco de oro en una mano y las correas de mil esclavos que se rebelan en un tweet en la otra.
España es patria y la patria siempre es parodia.
España es la sombra recortada y monstruosa de un gran imperio.
Y mientras otros ven en su bandera su talento yo persigo una bandera que no lleve bordado tanto sinsentido, tanta sensibilidad combatida a hierro, exiliada a algún país extranjero.
Porque a mi cuando me hablan de España me hablan de pobreza, de miseria, de robo y fraude, de manipulación versátil, de memoria histórica tergiversada, de crueldad.
De campos y carreteras que están llenas de huesos de animales nobles y fieles  que no han sabido adaptarse a su ocupación de utensilio del campo o parte del envoltorio de un regalo.
De muertos y muertos enterrados en fosas que a día de hoy a algunos nos sangran en el pecho con la misma fuerza que sangro el pecho de Lorca.
Porque España mata y de vez en cuando para atraer el encanto lejano intenta resucitar a sus muertos pero a los que los amamos nunca nos dice en que fosa descansan sus cuerpos.



Y cuando la marca España se hace tan espesa que uno debe estrellar un coche en la sede de algún partido político de mierda en algún pueblo de mierda es sinónimo y fruto de la locura aunque sea la muestra mas lógica de seguir cuerdo.



Porque España ante todo, España ese pais de pandereta es un país muy cuerdo.

Las leyenda de la mujer pajaro




La mujer pájaro era un edificio en llamas que llenaba de cenizas los ojos hambrientos de los que la contemplaban caer. Y justo eso era lo único que la mantenía sobre aquel cielo estrellado donde los demás buscaban ver dibujadas sus promesas hechas constelaciones.
La mujer pájaro no sabia lo que eran unas alas. Caminaba haciendo círculos concentricos con la huella de sus sueños y cuando sus pasos fueron lo bastante estables para hacer un símbolo que sirviera como faro para los que se perdían al volver a casa alguien o algo prendió una llama a aquellas pequeñas formas de vida  invertebradas que luchaban por abrirse paso en su espalda.
Y como quien quiere despertarse  de pronto corrió y corrió. Corrió hasta que la vida solo se convirtió en un sueño al que se podía volver de nuevo solo con cerrar los ojos.
Y mientras corría sus pies se elevaron del suelo y aunque nunca comprendió como realizo su primer y ultimo vuelo se irguió sobre una altura realmente grandiosa.
Porque ahí aves que vuelan con tanta intensidad que cuando realizan un rodeo por el cielo se van prendiendo fuego dejando únicamente un rastro de ceniza.

Porque cuando se extinguía era verdaderamente cuando existía.
Cuando la vida la convertía en algo mas que un personaje secundario de la historia, en un simple decorado.
Y aunque se extinguía, aunque sabia que volar solo era producto de una enajenación, de un sueño pasajero aquel ser de naturaleza tan frágil volaba, volaba sin parar. Y conforme se extinguía iba dando vida e insuflando sentimiento en otros cuerpos.
La mujer pájaro era un accidente de la naturaleza pero su belleza residía en eso.

Los que no entendían el arte de volar era mejor que se distrajeran con otro espectáculo, que escogieran otro cuento.
Otro personaje que tuviera mas destreza para vivir.

Porque solo improvisaba y cada vuelo era un ensayo en el que volcaba todo su empeño.

Porque que los que vuelan con mas ahincó no son los que pasan la vida ensayando cada paso si no los que vuelcan todo su potencial, toda su energía en un solo movimiento.
Los que sin saber volar de veras se exponen al temerario cielo.
Porque el cielo puede ser como un océano bravo y tragarnos en un solo intento.

Pero nadie puede temerlo u odiarlo por su condición destructiva.


Es de esos amores en los que dejarte vació y seco es solo una muestra de lo mucho que te han llenado, de lo mucho que te han aportado.
De lo inmensamente grande que te han hecho.

Viral

El talento puede ser a veces un simple grafito en el suelo. Ese mensaje cifrado para cuyos espectadores las letras ya han olvidado desde hace tiempo su capacidad para convertirse en lluvia que pueda empapar y hacer estremecerse un cuerpo.
Asi es el talento. Una huida en espiral que por mas rodeos que de nunca llega a la meta. Nos han dado con un lazo y un cordel lo banal convertido en un regalo destinado al que ya no tiene tiempo, paciencia o criterio para pararse a dejar que la vida lo deslumbre, a disfrutar de lo imprevisible.
Han intentado recargar nuestras iniciales e insuflarles nuevas formas con su amor y su odio pre-fabricado y envasado al vació. Han rellenado nuestra caligrafía con demasiada floritura que endulza el mensaje hasta extraviar el contenido.
Somos ese par de letras dispersas en el suelo que unidas por unos ojos que vislumbran lo que nadie ve podrían ser el prologo de una vida.
Nacimos para convertir la vida insustancial del otro en una obra de arte pero las hojas del otoño y la escarcha  de la mirada ajena se han adherido a nuestras ideas con fuerza erosionando su verdadera función.
Podriamos ser grandes, ser tan grandes como para crear un mundo aparte que tuviera como único cometido conseguir paralizar el palpito ajeno pero han conseguido simplificar el huracán de lo que somos en un espacio de 140 caracteres y unas fotos en claroscuro que presumen de tener tonos cálidos  que pasan por obra de arte según el tiempo.
Y se que algún día supimos valorar con cariño y tal vez ternura lo verdadero.
Pero hoy lo natural y verdadero nos perturba, nos sabe a poco. Nos resulta distante y lejano y por eso lo infravaloramos hasta extirpar su verdadero significado.


Porque ellos, los que no saben valorar la grandeza de un instante ,solo han servido para matar muchas brujas y luchar contra muchos dragones previniendo mancharse sus manos con una miserable gota de sangre que afeara sus trajes. Han podrido la tierra de generación en generación.
Por su culpa los anuncios grandilocuentes se han convertido en comedia y cinismo. Los carteles de neon de la gran ciudad han hecho que la letra minúscula pase desapercibida. Los artistas callejeros como golondrinas se van muriendo en el invierno de sus ojos por su brutal indiferencia.
En otra época se que quisimos luchar mano a mano. Ellos llevaban un fusil y nosotros intentabamos estrangularlos con una soga de palabras.
Dijeron que si la vida valía todas aquellas estupideces y dijimos que si que a nosotros podían matarnos de nuevo en esta vida pero nunca conseguirían extirpar de este mundo ni con todo el plomo de sus balas una décima de su talento.


Aunque hoy día lo de menos sea eso.

El talento.


Un día hace mucho tiempo vivir se basaba en descubrirlo, cultivarlo y dejar que sus raíces se cimentaran en el mas hondo sentimiento.



domingo, 14 de diciembre de 2014

El abecedario del demonio




Llamaban a aquella guarida en los riscos el abecedario del demonio porque todo el que pasaba por  allí aunque solo fuera una simple cuestión de segundos volvía totalmente transformando, soñando en otros mundos, creyendo realmente en que es posible vivir  en ellos.
En aquellos riscos, en aquella gruta vivía una chica delicada y salvaje que había hecho suya aquel lugar húmedo y hostil y conseguía sobrevivir leyendo el futuro de los visitantes que seducidos por curiosidad y escepticismo acudían allí para saber el porvenir de sus días.
Nadie sabia su historia pero a menudo la veían jugar con sus títeres hechos de aire. Contaban que de pequeña antes de adquirir el don iba de pueblo en pueblo con muñecos inanimados hechos de viento y a los que conseguía dotar de cuerpo y alma traduciendo las palabras que estos le escupían en el oído.
Algunos decían simplemente que había perdido la razón cuando a los catorce años su madre la entrego a la casa de los placeres y que habiendo escapado de allí se dedico a vivir en la mendicidad y a engañar a unos y a otros con su fingido arte.
Como fuera aunque vivía apartada de los demás los que la ansiaban la encontraban y iban hacia su guarida para que posara sus delicados y prematuros labios sobre sus parpados. Decía que solo con rozar las pestañas de una persona podía adivinar que sueños se le habían enquistado en el alma y cuales volarían pronto para llegar a su destino sin herir a nadie con la fragmentacion de sus pedazos.
Olía a vainilla y a madreselva. Extraña combinación en una criatura que se había vuelto tan vil como la naturaleza para aprender a sobreponerse al paso del tiempo con la misma entereza que ella.
La mayoría de los habitantes del pueblo cuando oían su gemido en los bosques decían que producía artes oscuras y que todo aquello le venia de comunicarse con el demonio . Era como una madre a la que le habían arrancado a su retoño de forma cruel y pasaba noches buscándolo en brazos ajenos, para comprender al fin que los cuerpos de los que se saciaba para seguir viviendo en realidad no estaban hechos de la misma materia que la suya.
A veces las jóvenes acudían a ella para que durmiera nuevos sueños que se agitaban en sus vientres abultando la delgada linea de sus caderas con la verguenza y el pecado y ella adoptaba a esos bastardos y teñía con sus vidas las paredes de su casa para acunarlos como la madre mas entregada.
Un día recibió la extraña visita de un grupo de jóvenes del pueblo, no tendrían mas de dieciséis años y se habían atrevido a adentrarse allí.
Formaban un grupo variopinto de muchachos con miradas socarronas y risas violentas pero lo mas llamativo de aquel grupo era el bulto que llevaban amortajado y que escondían entre sonrisas y cumplidos a la chica.
-Carimia- le dijeron- te hemos traído a alguien muy interesado en que le leas el futuro
Y sin mediar palabra hicieron moverse al cuerpo amortajado de una patada.
Era un chico de quince años. Tenia el cabello moreno y enredado y los labios de un rojo profundo. Su cuerpo se convulsionaba con espasmos y de sus ojos que estaban tapados con una cinta negra salia sangre que manchaba su pantalón de pana y su rustica camisa.
Carimia se aproximo al muchacho y se agacho para colocarse justo a su altura. Como pudo consiguió enderezarlo y los chicos la ayudaron a desatarle la venda.
Lo que vio la dejo estupefacta.
Al lado de un ojo de un color verde arrebatador se hallaba una cuenca vacía, fea y deforme, un pozo sin fondo de sufrimiento que ya ninguna luz podría alumbrar.
-Este es el aprendiz del herrero, el lo adopto de la calle y lo cuido como un hijo y sin embargo el desgraciado se lo agradeció abusando de su mujer. Ya ves que tiene lo que se merece bruja, pero aun así estamos seguros de que su curiosidad le impulsa a saber si conseguirá algún día recuperar la visión. Hemos venido para que con tus dotes adivinatorias puedas ofrecerle una solución.
Carimia los miro con una mezcla de odio y pena y profirió un grito estruendoso que profano el silencio de la gruta y después maldijo a todos los muchachos. Los maldijo con las vidas que se habían evaporado en el mismo suelo de aquel lugar y las cuales eran mucho mas valiosas que toda aquella cohorte de crueles asesinos.
Los muchachos siguieron con sus bromas un rato mas pero las amenazas de la chica parecieron asustarlos, esta loca decían, habla con espíritus...
Y decidieron que después de aquella broma lo mas sensato era volver a casa y dejarle aquel desperdicio a la bruja para que lo mandara al mismísimo infierno.
Cuando se hubieron marchado solo se oían los sollozos del muchacho que seguía en la misma posición que antes, afanado por ver algo que no se encontraba ya en aquel sitio.
Carimia se acerco a el y con cariño le quito los ataduras de las manos y los pies y recostó con facilidad su cabeza sobre su regazo en un infinito gesto de ternura.
-Si quieres saber tu futuro te lo puedo decir aunque hayas perdido el ojo. Esos necios vinieron aquí con la excusa de gastarte una broma pero lo cierto es que puedo adivinar tu futuro sin necesidad de que mis labios se hayan posado en tus parpados. Es mas, lo haré, colocare mis labios sobre la cuenca vacía. Y sin mediar palabra deposito un beso en aquel rincón oscuro y tenebre.
-Sabes-le dijo- me basta ver una persona, algunos objetos de valor que ame verdaderamente y entonces ya se cual sera su futuro. Es un don que se adhirió a mi cuando mi madre me vendió a la casa del placer. Mientras hacia un trato con aquel hombre me vi en aquella sucia habitación y para mantener la calma y no dejar ceder a la ansiedad comencé a hacer una composición de lugar con todos los objetos que veía. Quería saber de donde venían y porque estaban allí y aunque eran objetos vulgares les inventaba futuros mejores, futuros que les corresponian. Futuros que verdaderamente debían haber sido trazados para ellos. Así que cuando aquel hombre abría la puerta y se abalanzaba sobre mi yo realmente ya había abandonado la habitación. Estaba lejos en la corte de alguna zarina que se peinaba el cabello con aquel destartalado cepillo y que luchaba contra algún complot de estado que tenia como intención derrocarla. Estaba lejos como aquellas flores colocadas en un jarrón y a las que no alumbraba la luz del sol pero que pertenecían a una selva donde vivía un grupo de niños que habían crecido lejos de sus padres y salvajes como malas hierbas que vivian por la bajeza de sus instintos.
Y cuando salí de allí ya no necesitaba imaginar historias. Vivían dentro de mi, me consumían como una cerilla.
Una fuerza impetuosa susurraba palabras en mi oído, palabras codificadas por el silencio de alguna divinidad y conseguía darles sonido y forma. Así forme mi teatro de títeres del aire.
Luego encontré esta gruta, el abecedario del diablo, ¿tu que crees, lo consideras un nombre acertado?
Y se que solo con posar mis labios en la cuenca vacía de tu ojo puedo saber que sera de ti mañana, ven , deja que te cuente tu futuro.
El chico había dejado de llorar y su cuerpo parecía haber perdido la poca fuerza que poseía pero la escuchaba, de eso estaba segura.
-Erase una vez un chico que estaba hecho de un material que aunque era bastante pobre tenia la suficiente entereza para poseer un valor que le hacia merecer la apreciación de cualquier extraño. Un día conoció a una chica que tenia la mirada quebrada y cuyos hoyuelos que siempre habían estado llenos de vida y de color se habían agrietado envenandose de la sangre coagulada que se concentraba a su alrededor y que en un entorno que solo era apacible para los extraños apenas se percibía. Su mirada era como el canto de una sirena que nadie oye pero del que todos son conscientes. Y aunque quiso atraer un naufrago hacia ella, paso años ensimismada en su propia soledad, en su propia maldición. Un día cuando quiso confiarle al mar su cuerpo y abandonar para siempre aquel destino el chico la encontró y aunque su cuerpo ya estaba ajado, muerto y sin vida una solo caricia de el basto para resucitarlo. Porque el tenia ese poder. Sabia ver la vida en las cosas que se encontraban apagadas, muertas, aparentemente vacías. Era capaz de observar con una maestría y una destreza sin igual, de ver cosas que desaparecían por completo para el resto. Y cuando se hizo de noche y parecio que ninguna de las voces que acosaban a la mañana parecían estar atentas el chico le ofreció su mano a la chica quebrada y juntos desaparecieron de allí.

Pese a que intentaron separarlos estaban hechos del mismo material del que se encontraban hechos los sueños y les bastaba cerrar los ojos para volver a encontrarse y rozar la piel que como un capullo envolvía la tela de sus cuerpos.
Y nadie pudo encontrarlos porque todas las lagrimas que derramaron establecieron una barrera que ahogo a cualquiera que intentara dar con ellos.
Por eso aunque la vida nunca les había dado treguas al chico le basto una sonrisa para hacer del destino un verbo que poder domesticar y usar a su antojo.
Y aunque intentaron hacer sangrar su sonrisa nunca perdió su fuerza. Porque ahí cosas que permanecen estables pese a todas las catástrofes que se ciñan a su alrededor. Y su sonrisa era como el sol que aunque tapaba la luna nunca dejaba de brillar y se anteponía a cualquier persona, a cualquier obstáculo, a cualquier miseria.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Sobre dioses, héroes y hombres





Cuando llegaron al hospicio simplemente dijeron- esa- esa de ahí.
Y la monja les dirigió con premura hacia ella y le dijo a Triskha con una sonrisa triunfal: Has tenido mucha suerte, esta familia te va a colmar de cosas pequeña. Desde hoy no te faltara nada, hace años que son nuestros benefactores. Todo sera diferente.
Y realmente ella se propuso pensar desde ese minuto que todo seria diferente. Lo pensó de veras con verdadero interés concentrándose solo en esa idea. En la idea de que podría dejar al hospicio de lado, con su silencio y su frió glaciar, con su cercanía que en realidad solo era lejanía inmediata.
La familia que la adopto era muy importante en aquella ciudad. El padre era un reputado empresario , la madre donaba gran dinero de la fortuna familiar a numerosas causas benéficas y su nombre estaba presente en cada recorte de prensa que hablaba de solidaridad y entrega para con las clases bajas.
Sin embargo el silencio del hospicio la persiguió y se instalo en las paredes de la casa, convirtiéndose en parte del mobiliario. Descubrió que las buenas maneras son eso, solo buenas maneras pero que la realidad es bien distinta.
A veces cuando tenia pesadillas y mojaba la cama intentaba colarse en el cuarto de sus nuevos padres pero la mujer la echaba cuando veía su rostro cabizbajo tras la puerta. Decía que los adultos nunca debían ser molestados con chiquilladas y que el sueño de su marido necesitaba reposo.
Vivían en una finca donde ella trabajaba arduamente desempeñando tareas de hombres porque pese a tener dinero para contratar mano de obra preferían ahorrarsela de algún modo. Los hijos mayores se habían independizado y solo se les veía aparecer por allí cuando el padre tenia una importante entrevista . Y era en esos precisos momentos en los que la gélida y distante familia se volvía sonriente y desenvuelta ante los flashes.
Se avecinaban tiempos de guerra, tiempos de incertidumbre mezclada con polvo y sangre.
Un día la guerra de la que les llegaba eco en las noticias les sorprendió en la iglesia donde acudían semanalmente.
Estaban rezando el padre nuestro y se empeñaba en mirar sin horror aquella imagen del redentor. Es curioso que un ser que lo había dado todo para salvarlos los mirara así, les dejara esa expresión como ultimo mensaje. Una expresión de profunda pena y pánico que parecía decir: vosotros me habéis condenado, ahora solo os queda rezar para mi salvación en otra tierra ya que en esta vuestras plegarias nunca llegaran a mis oídos.
Pensaba en eso cuando de repente el griterío de la calle interrumpió sus cavilaciones. La madre miro angustiada hacia la puerta, mientras el padre telefoneaba un numero con nerviosismo. El párroco había dejado de leer las escrituras y ante la alarma de sus fieles les decía que no tenían de que preocuparse, la guerrilla no llegaría hasta la iglesia.
Todos se quedaron en silencio hasta que un ruido atronador, el forcejeo de aquellos hombres contra el portón les hizo salir despavoridos en una huida infernal buscando refugio.
Cuando se quiso dar cuenta el padre y la madre habían desaparecido y el miedo la invadió como nunca antes lo había hecho.
Allí congregados había mas de 40 hombres, mujeres y niños. Algunos hombres habían optado por la vía rápida y se habían quitado la vida ante la mirada de pavor de las mujeres y los niños, uno de ellos según lo averiguaría  mucho después fue su padre.
Otros esperaban en la puerta pistola en mano aun a pesar de saber que su resistencia seria inútil.
Las mujeres y los niño habían buscado escondrijo y se resguardaban en la sacristía. Apretujadas, como podían, sofocando los sollozos de los niños y su propio malestar. Allí estaba su madre, pero hacia rato que habían cerrado la puerta porque no cogía ni un alma  y con el estrépito y el miedo general se habían olvidado de buscarla.
Se estaba haciendo tarde y no encontraba un lugar donde resguardarse por lo que fijo la vista en un armario y pensó que seria un escondite ideal dadas sus menudas proporciones. Cuando fue abrirlo descubrió al párroco dentro, encogido de la forma mas absurda, temblando y agarrando con las dos manos el rosario.
Shhhh- no hagas que me descubran niña- vamos esto esta lleno de sitios, busca cualquier otro y recuerda que dios siempre esta contigo. El te salvara, pero por favor guarda silencio y no me delates.
Y la empujo a un lado con la pierna.
Tuvo que buscar un sitio donde refugiarse rápidamente y decidió que el púlpito seria un buen lugar por lo que encogió su cuerpo allí , de cara al altar.
De repente ceso el forcejeo y el silencio anterior se convirtió en un desfile de griterío y exaltaciones de jubilo.
La guerrilla estaba allí.
Le sorprendió descubrir que se había orinado encima pero la verguenza  por aquello fue  encubierta por el pánico que sentía en aquellos momentos.
Los soldados primero acabaron con los pocos que les plantaron resistencia en la entrada y despues volaron las cerraduras de la sacristía.
Se oían gritos de mujeres y niños, con el tiempo encontraría expresiones para traducir todo aquel horror. Las madres imploraban que dejaran en paz a los niños pero para aquellos hombres una mujer valía el doble cuando todavía conservaba su pureza.
Descubrió con horror que muy cerca de donde se encontraba había llegado un soldado raso.
Primero se detuvo a mirar la escultura de cristo con cierto cinismo y luego releyó algo en las escrituras. De repente sus ojos como las alas de una mariposa descendieron hacia arriba para acabar posándose en ella. Al principio de un modo poco significativo pero luego con gran interés. Ella le miro con una mezcla de asombro y terror. Era un hombre joven de no mas de 30 años. Llevaba un uniforme militar llena de ceniza y polvo y bajo el polvo asomaban varias condecoraciones. Tenia aspecto de provinciano con la cara salpicada por pecas y el pelo color rubio ceniza que contrastaba con sus ojos grises.
Sergey- le dijo uno- ven a divertirte con estas, ¿ o es que has encontrado algo mejor?
El le miro vacilante y le hizo una señal de negación a su compañero.
-Había que prenderle fuego a esta iglesia después de darles lo suyo a estas, ¿no crees?
-Lo único que creo- respondió con voz seca y áspera- es que el teniente necesitara saber nuestro avance y no ahí tiempo que perder llenando mas tierra de sangre.
La miro de nuevo con un gesto de pena acompañado de una sonrisa tímida  que intentaba esconder lagrimas que le iban resbalando de los ojos y se llevo el dedo indice a los labios como para exhortarla a que callara.
Ella guardo silencio y observo como se iba.
No quemaron la iglesia pero cuando por fin se marcharon dejaron una estela de cadáveres de hombres, mujeres y niños a su paso . Lo descubrió dos días mas tarde cuando se atrevió a salir de su escondrijo.
El párroco había sobrevivido y estaba agarrado a los pies de la escultura de cristo exhalando lastimeros gemidos.
Un milagro- chillo cuando la vio- te dijo que cisto te salvaría, un pequeño milagro entre tanta desolación a la que nos hemos visto sometidos ( dijo entre sollozos)
Pero ella siempre supo que cristo no la salvo. Que solo fue un hombre, uno de carne y hueso. Uno de los que acompañaba a aquellos monstruos que algún día fueron seres humanos y a los que la guerra había despojado de esa condición.
¿ pero no hacia la guerra monstruos a los menos pensados?
No, aquel fue un héroe. Un héroe que luchaba en el bando equivocado pero al fin y al cabo un héroe.
Y era fácil discernir cuando un hombre se convertía en un héroe. Ocurría cuando descubría que pese a  poder elegir vestirse con la misma piel del demonio podía concebir un poco de piedad en sus entrañas.
Y el proceso ocurría sin mas, era de esas noticias que no salen en los periódicos porque no interesan, porque no venden, porque a nadie le gusta plantearse la condición humana.
Era uno de esos cadáveres que dentro de unos días engrosaría un numero mas en las bajas y acabaría apilándose entre tantos otros, sin distintivo, sin reconocimiento.
Porque en la prensa, en la historia, solo recuerdan los nombres de asesinos y de falsos cristianos.
Los nombres de los héroes. Esos solo se escribían en las retinas de los que vivían para contarlo.
Y los ojos. Los ojos hablaban un lenguaje que no cualquiera entendía ni quería comprender.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Semaforos





Había personas que eran como un semáforo y valía la pena cruzarlas en rojo.
Valía la pena que lo arrollaran a uno y lo dejaran sin conocimiento, totalmente desorientado.
Había personas que eran como semáforos y llegaban sin previo aviso cuando uno ya se había acomodado a un color, cuando había dejado de esperar que algo sorprendente ocurriera.
Eran como esos libros que pasas buscando toda una vida y que de repente te encuentran para salvarte, para arrancarte de la miseria de los días y elevarte por encima de todo lo que te degrada con la fuerza sorprendente de una frase.
Esas eran las personas que uno debía dejar de buscar, por que al final son ellas las que te encuentran, intercediendo en el movimiento, en el estado de animo,en la interminable espera de lo inesperado que nos depara la vida.
Estaban ahí fuera escondidas entre las sonrisas de cortesía y las palabra que arañaban los sueños como cuchillos.
Y aunque esta ciudad nos estuviera robando el alma y tuviéramos que buscarla en los cafés o en los atardeceres al final llegaba alguien que nos aceptaba huecos y vacíos.  Que venia para resucitarnos.
Me dan miedo los pasos de cebra, me acobardo cuando veo un semáforo.
He perdido la consciencia demasiadas veces como para recordarlo, he sentido agolpados en la sien los restos de ilusiones que había construido con mucho esfuerzo.
Pero al final la vida es solo eso.
Perderse en ciudades nuevas, buscarse en las frases de libros que otros han cedido con indiferencia y que tienen el poder de rescatarnos, cruzar, cruzar semáforos.
Atreverse a dar el paso.
Porque aunque perdamos la consciencia mil veces la vida siempre nos tiene reservadas cosas sorprendentes.
Y por la persona adecuada cruzaría el semáforo en rojo. Dejaría que me arrollaran mil autobuses. Me inmolaría con un solo paso.
Cruzaría el semáforo, cruzaría el semáforo.


Porque ahí quien vale la vida misma y vale la pena dejarla suspendida en un hilo para encontrarlo.


Y en el fondo aunque me creas una cínica si soy tan pobre es porque he dado hasta el ultimo aliento que guardaba para calentarme cuando todos los abrazos sean Invierno.
Y me da igual morir de frió si con ello persiga la sombra de algo cálido.
Me da igual perder, perderme si en el fondo creo que puedo salir ganando.


Porque para jugar en esta vida hasta cuando uno pierde debe creer que sale ganando.

jueves, 6 de noviembre de 2014

La ley del palpito

Soy un pez en una bolsa de agua.
Boqueando, luchando por respirar, por ser como todos vosotros y llamar a esto vida.
Soy un pez en una bolsa de agua.
Y tal vez este mar que me vio nacer y ahora solo es orín y excrementos sea lo único que quede de mi.
Y intento respirar pero me ahogo.
Y siento que alguien me zarandea y me lleva de un lado a otro.
Por mas empeño, por mas énfasis con el que recargue mi estoicidad ahí fuerzas incomprensibles y totalmente ajenas a mi que manejan mis movimientos y me hacen el bufón de una historia donde debía ser solo el héroe.
Soy un pez en una bolsa de agua.
Y nadie me puede explicar porque me muero de sed si estoy rodeado de agua.
Soy un pez en una bolsa de agua.
Y aunque a veces las paredes de esta realidad que es la mía me parecen mi casa no lo son. Y aunque a veces pase un tiempo pensando que esto que veo nítido, estable y seguro es mi hogar me equivoco. Yo no tengo hogar.
Nací libre sin pertenecer a ningún sitio, sin pertenecer a nadie.
Ese es mi don, esa es mi condena.
Pero es muy cruel que este mundo se tan nítido, que a veces el velo oscuro de lo que esconde sea tan transparente.
Porque uno cree que ya ha llegado al sitio al que pertenece y tiene que marcharse aun antes de deshacer las maletas.
Soy un pez en una bolsa de agua.
Y me miras y ves mi angustia pero realmente nunca podrás sentirla porque la angustia es una droga de la que todos hablan pero que pocos sienten.
Soy un pez y me estoy ahogando en mi propio vomito y nada de lo que diga ni de lo que haga podrá cambiarlo.
No puedo lanzarme al vació, no puedo oscilar en la pendiente, no puedo simplemente dejar de pensar en ello.
Puedo pasar años sin darme cuenta pero cuando pasa el tiempo y cuanto mas camino, cuanto mas me muevo, mas caigo en la cuenta de que me estoy ahogando, no pertenezco a este sitio.
Lo único que me impide evaporarme es el estúpido sonido de mi corazón que como un tambor resuena con mas fuerza a cada segundo que pasa.
Y yo le digo shhh guarda silencio, no nos dejas dormir, estúpido, todo esto es problema tuyo, ¿porque latirás tan rápido?
Pero mi corazón es como un ejercito de soldados moribundo y nunca se rinde. Aunque tenga la sangre anudada como un cordel en los ojos.  Y mi corazón es necio y sordo y ha dejado de prestarme atención.
Tal vez por eso cuando la muerte llego a la sala de partos para anunciarme su presencia constante en la vida lance ese grito y aquellos berridos de protesta.
Y desde entonces por mucho que me ahogue no ahí día que no siga gritando.

viernes, 31 de octubre de 2014

El tigre en la nieve





Cuando ella estaba muriendo y sus recuerdos se escapaban como gotas de agua en la lluvia solía contarle cosas como aquella.
Le decía que había un animal salvaje que la acosaba constantemente en sueños. No le tenia miedo pero no entendía su presencia en aquel rincón lejano que se había convertido su mente.
Era un tigre, un fastuoso y bello tigre en la nieve.
Estaba tan lejos de todo, tan lejos de todos. Manteniendo su fortaleza en un lugar que le era del todo lejano y extraño en un hábitat en el que no podía sobrevivir.
Ella escuchaba paciente hasta que se acababa su turno pero aquellas historias siempre la dejaban fascinada.
La señora Rocher tenia alzehimer y estaba en las ultimas. Su hija no soportaba verla en ese estado y no podía cuidarla, por eso la llevo allí. Apenas la visitaba. La señora Rocher solo tenia una hija, cuando la ingresaron en el centro solía contarle que en realidad tenia cuatro hijos pero tres de ellos nacieron muertos. La señora Rocher tuvo tres abortos y siempre recordó con mas fuerza a esos hijos cuya vida había expirado en sus manos que a la que había alimentado con su tristeza.
Siempre había divagado pero en los últimos momentos la visión de ese animal se acentuó y se convirtió en lo único de lo que hablaba, en lo único de lo que tenia una conciencia real.
A veces olvidaba su nombre y su historia pero siempre recordaba al fiero tigre, al tigre en la nieve, que andaba con sus pesadas pezuñas intentando buscar algo con lo que alimentar su espíritu.
-Todos piensan que el tigre es el animal mas fuerte- le solía decir
-Pero no es así, el tigre es un animal que ha indagado en sus tinieblas. Un animal que vive con la muerte, que sobrevive a costa de llenar sus fauces de sangre para mantenerse con vida otra mañana. Lo ves y piensas que es indestructible, que nada ni nadie puede plantarle cara. Pero de repente una bala perdida que impacta en su cuerpo lo convierte en polvo y ceniza. El tigre es un animal inmensamente fuerte pero su fuerza esta hecha de vulnerabilidad.
A menudo los animales que parecen los mas fuertes son los mas débiles, los mas frágiles. Porque hoy en día nada esta seguro. Por eso el tigre me acosa constantemente y se me presenta en esa neblina. Y yo quiero arrancarlo de aquella nieve pero no puedo. Me mira con sus ojos ajados, me suplica que lo aleje de todo aquello. Lo veo tendido en el suelo y cuando voy a acercarme ambos nos hundimos en la nieve. Y entonces el blanco lo envuelve todo.
Nunca llego a comprender de todo a la señora Rocher pero cuando murió llego a acercarse un poco mas a ella. Cuando tuvieron que asistirla en las ultimas horas llamo a su hija pero esta solo llego para llevarse el cadáver de su madre con una mirada hostil.
Cuando paso una semana después del velatorio y estaba cambiando las sabanas encontró un dibujo debajo de la cama. Era un fastuoso tigre en la nieve. En la solapa llevaba la firma de su hija.
Entonces lo supo. Supo con total certeza y naturalidad que a ambas las había perseguido ese maravilloso fantasma que era el tigre en la nieve.
Desde el inicio de sus días  hasta el final.
Porque ahí fantasmas que aunque nunca se materializan  en la carne  siempre están presentes en cada sonrisa y en cada lagrima, en cada mueca de desaprobación.
En la sangre, el esperma y el sueño.

Recomendación especial





Hoy os vengo a hablar de una de las películas mas bellas y terribles que he visto. De una belleza visual arrolladora, cada maldito fotograma era una poesía, cada escena hacia que algo dentro de ti resurgiera.
''El árbol de los sueños'' de Tengiz abuladze es una película del 1976, increíble que en esa época un director plasmara con semejante maestría la critica social, religiosa y que ademas lo revistiera con esa forma de cuento de hadas oscuro en el que cada personaje es un protagonista indiscutible.
Podría hablaros de todos y cada uno de ellos.
Por un lado el anarquista que cree en un mundo mejor, ese ser cojuelo y vivaracho que lanza parrafadas proféticas y hace a los niños moverse con la fuerza de un ferrocarril. Ese paria al que todos tienen por un lunático. En esta misma linea se asienta el personaje de Falala, de belleza decrepita, un personaje que dice constantemente que una vez fue amado, un personaje que vive en un mundo lejano, un mundo al que no pertenece por mucho que lo intente enmascarar con los colores con los que dibuja su cara. Esa especie de bruja de la que todos se mofan por no haber conseguido un buen matrimonio, un ser al que tachan de antemano y que sin embargo demuestra llevar una vida mas integra que cualquiera.
Porque en esta película la aldea es el gran enemigo, el clero y su cruz son el mal. Dios nos ha abandonado y esta no se sabe donde. Tal vez en la belleza de contemplar como se apaga la vida de alguien amado o en el color rojo intenso de una flor que solo florece en primavera, en las caricias de dos jóvenes que se encuentran entre un caos y que intentan llegar a flote cuando se acerca un huracán que tiene como único objetivo matar la belleza y que se llama costumbre.
Porque es la costumbre la dueña de todos estos personajes que viven anclados en el pasado, consumidos por demonios que alimentan, poseídos por tradiciones arcaicas que los denigran y convierten su pureza en monstruosidad.
El campesino que pasa toda la película buscando el árbol mágico acaba por encontrarlo pero cuando se hace con el ya es demasiado tarde. Alguien lo ha talado. Lo ha arrancado de la tierra que amaba vilmente por no saber comprenderlo.
Porque como el no cesa en repetir cuando quieres agarrar una rosa tienes que aguantar las espinas.
Pero los pueblerinos no saben apreciar la belleza, tienen el secreto para conocerla en la palma de las manos pero la matan. La aniquilan.
Y por eso obligan a Marita a casarse con un hombre que la martiriza.
Y por eso luego la condenan por querer aprender a amar o a soñar.
Es increíble que la belleza surja en ambientes tan hostiles.
En charcas, en sitios llenos de podredumbre, miseria, desolación, crueldad.
Bajo reyes y religiones vacías y suicidas.


Pero la belleza es así. Emerge cuando menos te lo esperas.

Y de repente encuentras en el barro una gema brillante que la única luz que puede alumbrarla es la de tu corazón. Y de repente descubres que también crecen flores bellas entre la maleza.
Malas hierbas. Las llaman.
En nuestra sociedad surgen en los edificios. Se rebelan a la dureza y la crueldad del granito. Hacen un camino surcando sus ilusiones y superan la frialdad del material que busca encerrarlas.
Las malas hierbas que algunos cortan, que algunos aniquilan con indiferencia.
Esas son las plantas mas hermosas.


Es una verdadera pena que esta maravilla de película no se conozca. Y por eso os la recomiendo, os la recomiendo encarecidamente. Porque es una de esas malas hierbas que tienen la fuerza de sobreponerse a cualquier estación. No os dejara indiferentes .
En serio no dejéis a esta joya de lado. Es una verdadera maravilla que muy pocos han tenido en cuenta, que ha pasado demasiado tiempo desapercibida. Como todo lo que acaba mereciendo la pena de esta vida.

domingo, 19 de octubre de 2014

Miradas hechas balas





Tenia uno de esos bracket tan graciosos pero apenas se le notaba porque había echo suya la costumbre de taparse la boca sonrojada cuando alguien le miraba los labios.
Su cara estaba cubierta de pecas y tenia un cuerpo esbelto y grácil pero apenas podía discernir entre lo que había sido su figura infantil y aquel cuerpo que había nacido tan de repente y que parecía un traje prestado que se había amoldado de manera inoportuna a su piel.
Ella misma desconocía su belleza pero en cuanto el la vio lo supo.
Bellezas como aquella no debían marchitar tan de repente. No debían cerrarse con la misma premura que una flor que una vez cortada envejece.
Se prendarían de su figura pronto tal vez en un par de años, de esos pechos que emergían de su camisa infantil y de su mirada cargada de lirismo.
Alguien le arrebataría la belleza de su inocencia con violencia y sin delicadeza.
Abultaría la estrecha linea de sus caderas y la llenaría con la pesada carga de nuevas vidas que derrumbarían los cimientos de la antigua solo para llevar al mundo un poco mas de desconcierto.

Tal vez por eso no pudo resistirse cuando la vio aquella tarde acercarse en su bicicleta con su vestido de flores. Sintió un impulso inminente que le hizo levantarse del sofá y acercarse a ella.
Estaba tan alegre mientras jugueteaba con aquellos dos niños tan rudos.
La miro fijamente a los ojos y carraspeo para denotar su presencia.
Para cuando llego los niños ya se habían marchado , presos de la llamada de sus madres que les regañarían por perder el tiempo mientras se suponía que debían estar en casa hace muchas horas.
Se había quedado sola y miraba con insistencia su reloj.
Si no hubiera sido por ese carraspeo apenas habría notado su presencia.
Lo miro con desdén y sus mejillas se apartaron con rapidez como si hubiera avistado un insecto.
El temblaba pero intento parecer sereno y seguro.
Le hablo de muchas cosas y la invito a esperar a su padre en casa.
Pero ella se negó. No debo hablar con extraños le dijo.



Tenia la misma incertidumbre dibujada en el rostro que le invadió a el cuando a los siete años el diacono Patters le hizo pasar a su cuarto después del sepelio.
La misma mirada de recelo dibujada en el iris, carcomiendo la voluntad con la misma rapidez que un virus. La misma mirada que era tentada al ver en el otro la sonrisa del redentor que busca salvar algo inmaterial y efímero que todos ven pero de lo que nadie es consciente. Una sonrisa que aguarda salvar la inocencia con depravacion solo por privarla del desgaste de los años, de la memoria..

-Pasa adentro, le dijo e intento enfatizar cada silaba como si las palabras fueran balas
-Pasa adentro por favor. En casa tengo un teléfono podrás llamar a tus padres.

Ella seguía mirando con desconfianza hacia el vació pero parecía haber convertido la duda en una posibilidad.


Entonces uso aquella mirada.



Uso la mirada cargada de confianza del padre Patters. Aquella mirada que a el que se había orinado encima cuando cerro la puerta le hizo perder el miedo.
Tal vez cuando el cuerpo esta tan maltrecho como el alma las miradas sean lo único que le puede insuflar algo de esperanza. Y es entonces cuando algo tan simple como una mirada puede convertirse en un discurso silencioso .

Se levanto mientras el sol bañaba sus piernas y asida a su mochila camino cabizbaja pero de repente un claxon sonó alarmante rompiendo la calma del momento.



-Allison, sube ahora mismo al coche


Elaboro una excusa algo precipitada que pareció convencer al padre y libero a la hija y camino hacia casa avergonzado. De nuevo avergonzado de aquel deseo que alimentaba cada uno de sus días pero que lo denigraba y lo convertía en un monstruo.



Al entrar en casa dio  de comer al gato que se restregaba contra la pernera de su pantalón con dulzura y tras haberlo dejado encerrado en el salón se dirigió rápidamente al cuarto. Cerro las persianas y apago la luz.

Aunque estuviera a oscuras sabia perfectamente donde había colocado la pistola y por eso no le sorprendió nada sentir su frió tacto junto a su piel.
Su madre lloraría mucho cuando por la mañana descubrieran su cadáver. Habían retomado el contacto años atrás después de que dejara rehabilitación.
Pensó en el padre Patters. El hombre que le había cosido con besos una maldición cuando tan solo necesitaba que ocuparan el vació que otros le habían llenado de carencias.
Y sin mas premura se voló la cabeza.

lunes, 6 de octubre de 2014

Mis dosis diarias.

Me he inyectado tanta indiferencia en las venas que me parece increíble que a veces tenga en los ojos algo mas que niebla y rabia.
Porque cuando la bondad te hace caminar a ciegas el caer al abismo solo te deja un golpe de rabia seca pegaba en el alma como un estigma perpetuo.
A veces he pensado en cambiar. Ser una persona peor. Ser alguien al que las desilusiones y las decepciones ya no le afecten, alguien a quien solo le llene lo peor de los demás.
El mundo no roba al que no tiene nada que ofrecer.
Pero por mucha indiferencia que me inyecte siempre intento que la niebla se aleje de mi cuando paso el mono. Y lucho y lucho contra ello.
Eso ahí que reconocerlo, soy una reincidente pero he intentado mil veces poder llegar a un nuevo  mañana sin la ansiedad dibujandome pesadillas en el iris.
Eso ahí que tenerlo en cuenta aunque todas las promesas de cambio que hago frente al espejo sean una mentira.
Aunque yo también sea una mentira muy elaborada.
He intentado curarme de esta terrible adicción que me hace volverme fría y dañina solo para seguir un día mas con vida.
Pero nunca consigo alejarla del todo de mi. Alejarme de ella.
Y acabo recayendo.
En cualquier rincón, en cualquier brazos, en cualquier rostro que me asegure arrojarme de nuevo al vació de los días, a la falta de existencia.
Porque mi vida ha sido todo andar en perpendicular, pero no seria nada ni nadie sin todas mis caídas.
Y eso es lo único que me impulsa a seguir cayendo.
Aunque mis brazos estén hechos de la misma carcoma que mi corazón.
Aunque cada dosis sea morirme un poco mas por dentro.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Consumirme. Consumirnos por dentro







Los seres helados me persiguen contaminándome con su gelidez y yo me encuentro como uno de esos peces que se sienten atrapados en la orilla llenando sus branquias de silencio y inmolándose con cada movimiento.
Los seres helados me persiguen diciéndome que abandone la pasión, el odio, el sueño, quieren acortar cada palpito porque no entienden que la brújula de mi corazón hace tiempo que exploto por no saber comprender el sol que tenia anudado en la garganta.
Pero yo lucho y me resisto. Me alejo de ellos.
Los repelo cuando descubren que soy una de esas luces de los cuadros de Caravaggio y confirman que aunque efimero ese brillo consigue dotar de luminosidad a toda la escena y hacer marcharse la negrura.
Y yo los encuentro bajo el lazo de la sangre, bajo la sonrisa del desconocido, tras la caricia del colchon, con el latir acompasado que intenta amoldarse al frenético concierto que enmudece todos los ruidos de la sala.
Y aunque el sentimiento sea una bala con la que me desangro no lo abandono aun pudiendo.
Esa lacra, esa basura se adhiere a mi con la misma maña que un insecto acude al amparo de una luz pero mi luz es del tipo que se hace añicos y sigue brillando.
Y yo lucho, yo lucho y me tatuo el amor en el pecho. Aunque sea una condena.
Aunque hoy amar sea un invento que aleja el silencio con el ruido del colchon y llena de sudor los sueños.
Yo lucho y me anudo el sol muy fuerte en la garganta para atraer nuevos sueños.
Porque nadie me ha enseñado a vivir y yo no se hacerlo si no ardo antes por dentro.




Que aunque algunos nos rompan y nos mutilen el alma hasta reducirla a pedazos siempre podremos encontrar al que escuche paciente todas nuestras fisuras hechas palabra con la ternura de una mirada cargada de apoyo.
Que aunque algunos nos dejen en la cara una mirada vacía y en la mente un montón de cuchillos atravesando nuestras ilusiones siempre estarán aquellos que nos tenderán la mano ofreciéndonos una parcela de su ser en la que podamos escapar de nosotros mismos por espacio de unos minutos.
Es difícil. No existen con tanta frecuencia como deberían las buenas personas.
Son accidentes que la reproducción no elabora con demasiada maestría ni empeño.
Y los que mas creen en su condición de redentores del pecado y el dolor ajeno son los que suelen tener mas crueldad adherida en el fondo de su ser. Los que con mas empeño se emplean en torturar la paz y compostura ajena.
Sin embargo ahi que creer todavía en esos pequeños accidentes en forma de seres humanos que de cuando en cuando usan su sonrisa como puente para conectarnos con esta vida y alejarnos de todo lo nauseabundo que vive y se esconde bajo buenas palabras ahi fuera.
Aunque ellos mismos estén tan rotos como aquellos a los que intentan pegar los pedazos.
Porque en el fondo los que luchan contra esa miseria y degradación esconden bajo sus pestañas retazos de lo que ahuyentan.
Y a menudo ese recomponer las alas de los que aun no han aprendido a volar debidamente es lo unico que da fuerza y entereza a sus pasos, creando con los movimientos que describen las alas de estos en el cielo un mensaje que vale la pena leer para poder inspirar sus mañanas.


sábado, 20 de septiembre de 2014

Cuando mi mente se convirtió en un gato vagabundo que vivía de restos de ideas extrañas que emergían con el viento





Me dolía el roce de su mano como si el mero hecho de tocarla fuera tan doloroso como el influjo de una llamarada que abrasa la piel en carne viva.
Observaba de lejos como en una ensoñación el cortejo que me parecía que caminaba hacia algun lugar seguro y esa mano aferraba la mía como demandando algun tipo de alianza  secreta que sirviera para engañar al tiempo. Pero esa masa que se alineaba en torno a mi figura mas que de seguridad dotaba a mis piernas de flaqueza.
Aunque en aquella época yo era demasiado débil para ver el reflejo de mis pies en el lado contrario de la carretera y tal vez por eso me aferraba a aquella mano con candor y insistencia. Aunque aferrarme a ella supusiera quemarme y aunque ello solo me aportara cicatrices que en el firmamento de mi espalda describirían siempre historias.
Un día sin embargo me perdí. Lo recuerdo todo perfectamente. Alguien soltó mi mano o la solté yo de imprevisto. El contacto cálido y seguro me dejo helada de pies a cabeza. Y sentí como mis pasos se acortaban y mi corazón preguntaba con una voz demasiado alta a mi cerebro que era lo que había ocurrido.
Me perdí y solo respondían mis pies que se alzaban desafiantes frente a mi temprana racionalidad.
Entonces yo no lo sabia pero me había alejado del sendero. Me había alejado tanto del sendero que cuando quise aproximarme de nuevo el grupo había quedado reducido a sombras y lo unico que podía hacer era correr, correr, correr mas deprisa que mi pensamiento y sabotear sus planes.
Mientras tanto florecían en mi mente extrañas ideas que se mantenían con vida en un terreno virgen e inexplorado, donde nadie había pedido aun soberanía.
Florecían como las malas hierbas con obstinación y rebeldía, con un tipo de belleza caduca que solo pueden comprender unos cuantos.
Crecían frágiles y custodiadas por un cortejo de extraños pajarracos que se disponían en el cielo formando una extraña nube negra intentando en vano rapiñarlas al confundirlas con objetos relucientes de incalculable valor.
Y yo corría, corría, desamparada y libre por fin, libre de esa mano que me prometía calor sin decirme que mi mano estaba hipotecada con el fuego y que el precio era arder por dentro hasta quedarse vació como una de esas estufas de leña que un día se averían en pleno Invierno. Y uno no sabe con que calentarse el alma por que la tiene helada y maltrecha. Porque le ha anidado en el esternón Enero y no se ira hasta que no recobre fuerzas.
Y corría, corría temiendo la sacudida de mis propios pasos pero dejándome guiar por el viento.
Y mis compañeros eran aquellos gatos callejeros que aullaban sin piedad a la luna como queriendo acuchillarla con el perforador sonido de sus voces, por ser amiga ingrata, por estar tan cerca y a la vez tan lejos.
Y mi única amiga fiel era esa luna a la que dirigía mis plegarias de pecadora y que sin embargo seguía brillando para mi y dibujando en mi cuerpo desnudo contornos.
Porque yo ya no necesitaba las ropas de ellos. Su fe, su credo, su estúpido partido, su amor y odio envasados al vació.
Estaba sola, estaba sola. Me había perdido.
Y justo cuando iba a desistir en mi busca, mis pies se pararon de súbito para mostrarme mi figura escondida en una esquina pero yo ya no me pare.
Seguí corriendo, seguí corriendo.
Como si esa no fuera yo. Como si solo fuera un reflejo.
Y el verdadero yo siguiera perdido, vagabundeando por esos callejones.
Esperando llenarse de besos, de hastió, de sueño.
Esperando su momento.

sábado, 16 de agosto de 2014

Ser mujer





Han cubierto mis atributos con vergüenza, alejándolos de la mirada ajena.
Sumiéndolos en el desprecio y la ira. Me han concedido el pecado original revistiendo mi belleza con la maldad de una serpiente que se esconde tras una manzana prohibida.
Han creado la historia haciendo que ocupara un lugar secundario.
Apartada, ignorante, fácilmente prescindible.
Han dejado la mirada como unico testigo de una lujuria latente, como unico exponente de mi sexo, de mi ser, de mi esencia.
Me han vejado por querer explorar mi cuerpo como un valle donde baila una ninfa. Me han convertido en un objeto de deseo escondido tras un montón de clichés, tras un montón de preguntas sin respuestas, tras un montón de miedos velados por ignorancia.
Han elevado las iglesias con el unico y autentico amor por sus dioses.
Cuando yo doy la vida. Cuando yo me abro de piernas hacia una nueva existencia. Cuando mi grito desgarrador es el unico principio y el unico fin de sus días.
¿Cuando habrá un templo a la mujer?. ¿Cuando se elevaran pilares alabando su dignidad, su belleza, su claridad y su locura?.
¿Cuando la mujer sera el dios, el unico y verdadero dios  al que se reza?
¿Quien rezara por todas esas mujeres?, ¿quien llorara por ellas?
Por las infieles, por las perdidas, por las libidinosas. Por las que evocan con firmeza su sexo sin necesidad de condenar a la lujuria y erotismo a una sola mirada.
Nadie llorara por ellas. Por las que esconden tras el habito la infelicidad. Por las que nacieron bajo el sino de la religión que en nombre del amor no hace otra cosa que odiarlas por todo lo que representan.
Vida, amor, exceso, sangre, muerte, sexualidad, esbeltez.
Las han ocultado a ellas, a las verdaderas bajo la sonrisa o la mueca de las madonnas, bajo la inmaculada concepción de una pureza inexistente que ensucia todo lo que representan.
Cuando la única pureza es alabar lo que vive en estado puro, sin edulcorar.
No las quieren desnudas mas que en su cama, no las quieren libres mas que con sus cadenas.

Yo también he sido apedreada, violada, vendida al mejor postor, ultrajada por la historia.
Dios me ha convertido en su puta en mil y una lenguas.
Yo odio a la religión, odio a dios, odio a todo lo que obligue a alguien a igualar la belleza de una obra con la firmeza de ponerse una cadena. Yo soy todas ellas y odio todo lo que odie su belleza. Ante un odio tan grande y latente solo cabe el odio. La firmeza de un sentimiento exige la firmeza del otro.

Inadvertido




La vida es un dogma que se aferra a mis pies instándolos a compartir comunión con la tierra.
Pero yo tengo la vista fijada en el cielo. En el amplio y azul cielo. Y solo busco cosas que me ofrezcan romper esa absurda comunión que une mi cuerpo con los que lo alquilaran cuando yo ya no pueda ni deba pagar esta terrible hipoteca.
Siempre ha sido así. Siempre he buscado en lo ideal y lejano ese barco en el que embarcar cuando el camino este lleno de obstáculos. Cuando el camino presente lo cercano y admisible como lo unico a lo que se puede aspirar.
La anatomía no me dio unas alas con las que poder surcar mares y atravesar estrechos.
Pero me basta cerrar los ojos para poder volar y mis letras son las alas que me hacen elevarme sobre las miserias y la absurda dictadura del presente.
Así que vuelo.
Vuelo sobre ti. Vuelo sobre ellos. Sobrevuelo sobre mi propia vida.
Y las veces en las que caigo, las veces en las que mi cuerpo se queda fijado a la tierra solo me recuerdan que debo volar mas alto, que debo volar con mucha mas fuerza.
La vida es un dogma que me insta constantemente a presentar mis plegarias pero yo no creo en el modo de vivir que me propone.
Yo no creo en sus sistemas y en sus modos de clasificar a la gente y las relaciones.
Yo vivo bajo mi propia norma, mi propia ley.
Me basta mi aliento y mi palpito como únicas creencias.
Nunca me conforme con la  única brújula que mis pies ofrecían.
Lo que me hace inmaterial  y etérea es lo unico que le da solidez a mi presencia.
Sin eso  que para los demás pasa inadvertido y no representa nada para mi sin embargo el dia a dia no mereceria la pena.

Y conjurarte...

Jugar al escondite con las horas.
Hacer el amor con la poesía.
Levantarse con una maraña de aves que sueñan con el infinito enredadas al cabello haciendo un nido imposible de especulación.
Soñarte con la intensidad de una mirada.
Salvarte con una palabra.
Recrearte. Hacer de tu furia una herida que se sana con palabras.
Que como besos cubren la flaqueza, la miseria, el hedor, la agonía.
Que como besos nos salvan del horror del día a día.
Y nos pudren, nos pudren por dentro como una clase de larvas que se alojan en nuestra limitada valentía para  aniquilar y generar casi a la vez  una extraña y nueva forma de vida.

Rebelión.





Todo ocurrió de un modo precipitado y repentino.
Se coloco la pistola en la frente y con una calma inaudita presiono el gatillo.
Un profundo silencio reino en la habitación. Todos los ansiosos ojos lo miraron con expectación y una mezcla de miedo y admiración. Su mujer tenia una palidez enfermiza y se había tapado los ojos en un intento desesperado por ahogar las lagrimas.
Pero increíblemente el unico ruido que oyeron fue el hueco y sonoro ruido de la bala amortiguada. Acto seguido ella lo había mirado con un deje de desesperación que el había correspondido con la sonrisa mas esplendida con la que se podía teñir su cara.
Sabia que aquel tipo de proposiciones y entretenimientos que el se divertía en exponer en sus reuniones sociales conseguían que la mitad de sus acompañantes la dieran de lado pero encontraba en esa exposición ante el peligro, en ese danzar con la muerte la fuerza necesaria para poder levantarse cada mañana.
Ella nunca lo comprendió. Se había casado con un hombre extraño, huraño, distante y lejano.
La tenia constantemente aterrorizada y no disfrutaba mas que cuando ponía su vida en el peligro.
Le gustaba el juego y la bebida y cada día se enzarzaba en disputas con numerosos corredores de apuestas. Había aprendido que nunca debía coger el teléfono por mas que sonora y tampoco abrir la puerta pasadas las doce de la noche.
Desde que se habían casado no había pasado una sola noche en casa. El juego y la bebida eran el hasta que la muerte nos separe que había comulgado ante la beatifica mirada del sacerdote y el rubor de las mejillas de ella. .
Y ella lo había aceptado con paciencia y resignación .Por que lo cierto era que le amaba como nunca había amado a nadie con un extraño sentimiento de posesión; como se ama a algo que sabes que no puedes controlar, como se ama a las fuerzas salvajes de la naturaleza, a las tormentas, los incendios, los huracanes
Un amor sin comprensión que te acerca hacia el abismo pero te hace rehuir de el constantemente.

Pero siempre acepto su amor como una especie de  religión que debía aceptar con sus peores y sus mejores cosas, con sus limites y excesos.

Sin embargo el siempre supo que aquella extraña adicción suya seria la única cosa estable y permanente en su vida que conservaría con el paso de los años.
Lo descubrió siendo un niño cuando reto a su hermano a colocarse en las vías del tren diez minutos antes de que este pasara.
Las reglas eran simples. Debían permanecer allí hasta poder atisbarlo. El pequeño se orino encima mientras esperaban y dependiente de el como era no se separo de las vías hasta que este no se lo ordeno. Cosa que tuvo que hacer mucho antes de lo esperado al ver el terror reflejado en sus ojos.
Odio siempre ese olor y las preguntas insistentes de su madre al ver a su hermano cabizbajo y asustado, refugiándose en su cuarto.
Era el olor de la derrota, el olor del fracaso, de la miseria humana y ese olor nunca le acompañaría. Nunca dejaría que penetrara en su mente ni tampoco en su cuerpo. Lo repelería con audacia y con valentía. Lo expulsaría de su casa, de sus conocidos, de sus amigos.
Haria el amor con el peligro aunque el orgasmo fuera una sentencia de muerte que le asediara constantemente.
Todos los que le amaban lo sabían. Ese matrimonio lo consumiría mas que ninguna otra unión.
Necesitaba sentir una constante falta de aire en sus pulmones para poder aspirar a que ese aire le acompañara un día mas.
La falta de oxigeno en sus pulmones le hacia respirar.
Lo había visto en algunos insectos de algunas clases.
Seres misteriosos y extraños que siempre caminaban hacia el vació en busca de una razón que diera sentido al resto de sus días.
Así era su vida. Caminando bajo la cuerda floja, sonriendole al enemigo, tentando al peligro.

Sabia que cada uno de sus actos lo alejaba de ella. Que lo separaba irremediablemente del resto del mundo pero sus amores aunque harto diferentes en el fondo tenían cosas en común.
Ambos amaban un ideal que se les evaporaba en las manos y ambos de forma servil no podían aspirar a mas que a aquel amor truculento y egoísta.
Para el; era simple.
Era su forma de pertenecer a este mundo. De fijar sus huellas bajo la tierra y crearse un deambular.


Era su forma de gritarle a la vida que había algo mas que ella ahi fuera.
Su forma de esconder el miedo que le había hecho rechinar los dientes aquel día frente a las vías del tren y ahogar su llanto con una mirada temeraria.
Porque el también tenia miedo, mucho miedo. Tenia un miedo constante de todo y de todos. Un miedo que le obstaculizaba cada paso que daba.
Pero el día que la muerte viniera a visitarlo no adoptaría una postura cobarde y temblaría ante la cercanía de su presencia.
Le plantaría cara, revestiría su miedo de locura, ahuyentaría al niño que lloraba.


Seria aquel niño temerario.


Aquel niño que no temblaba.

jueves, 17 de julio de 2014

Cosas que me hacen sonreir





Mirar por la ventana y ver que alguien ha escrito : Buenos días princesa, para alguien, que importa quien, en mitad del suelo. Y recordar de un modo inminente e instantáneo a Roberto Benigni caminando sonriente hacia la muerte.
La cercanía del olor que desprende un libro nuevo que te invita desde lejos a navegar entre sus paginas y perder tu esencia entre ellas distorsionándola.
Encontrar mensajes en la arena con frases que te bañan los ojos y te dejan la sal y el susurro del mar incrustados en las mejillas.
La sonrisa de un hombre que no tiene nada pero se alegra de tener una mano que se enlace con la suya y le de calor en mitad de la noche. Porque eso en el fondo es lo unico que importa, lo unico valioso.
El caminar tranquilo y calmado de un animal salvaje que emerge de entre la naturaleza sediento de vida sin conocer que el mundo se ha convertido en un lugar cruel y indiferente a la belleza.
La fuerza de una madre que hace del miedo coraje y desafía al mundo solo por apartar el llanto de su hijo.
Simples gestos, sonrisas, modos de mecerse en el viento.
Esas son las cosas por las que sigo en pie. Por las que no me odio al mirarme al espejo cada mañana.
Por las que sigo sonriendo aunque cada vez haya mas motivos para que la tristeza me domine.
La belleza de las pequeñas cosas bombea mi corazón, le da fuerza a mis piernas, traza firmes y seguros mis pasos.
Esos destellos de luz alejan la oscuridad que hace tiempo forma parte de este mundo.
Esos momentos efímeros sostienen una eternidad que esta de antemano limitada por la fecha de caducidad de un producto demasiado banal para ser verdadero.
Soy un pintor ciego que sobrevive trazando siluetas en un lienzo que nunca llega a ver.
Un arquitecto que ha lo ha reducido todo a una escala tan minúscula que ya no se esfuerza por observar distante el mundo desde rascacielos pero sin embargo no para de soñar con ellos.
Soy un escritor que encuentra las letras en las estrellas del firmamento y tiene que traducirselas a la luna para poder sentir su claridad.
Soy un animal arcaico, extinto, que sigue en pie en medio del asfalto.
Lejano, tranquilo, ausente, inmerso en una aureola de violencia, degradación y perdida.
Sediento de emociones nuevas. Sediento de vida. Soñador en un mundo de seres que han olvidado que la única libertad esta en poder atreverse a soñar con los ojos abiertos.
Solo tenias que mirarme y hacerme grande.
Nunca ahi que perder la capacidad de sonreír. De convertir seres minúsculos en gigantes con una sola mirada. De colorearlo todo con el rubor de las mejillas
Todo reside en la capacidad de ver y de enfrentarse al paso del tiempo.

Todo reside en una mirada. En la fuerza de erosionar las horas y convertirlas en un par de segundos que nos hagan protagonistas de una historia que no es la nuestra pero que da brillo y sentido al resto.

sábado, 5 de julio de 2014

Por besarnos con deleite los labios nos hicieron de piedra.



La fama es un vino que te endulza los labios y te nubla el cerebro. Hace a tus sentidos distorsionarse y a veces encuentra amigos en quien posa solo su mirada en las cosas que a su antojo alumbra de vez en cuando el sol.
Hace de tu piel un lienzo donde reflejar un brillo desbordante que solo Sorolla podría conseguir.
Pero cuando estés a oscuras y todo este en silencio no confíes en esos de verbo fácil y sonrisa ligera.
Los que nos hacen etéreos no están ahi para recogernos cuando caemos.
Los que nos hacen etéreos se nutren de nuestros fracasos, de nuestras caídas.
Quieren nuestra mediocridad para poder comprender la suya.
Nunca les atrae esa llama que arde por dentro e ilumina la mirada.
No esperan pacientes tras la puerta por la grandeza.
Son los mismos bárbaros que santifican a un pobre perdedor y luego hacen trizas su cadáver disputándose la mejor parte para bordarsela a la chaqueta.
Los buitres a veces no anuncian su presencia. A veces solo te sonríen y te hacen algun halago.  A veces son los que te brindan la mano. Los que te dejan su sedienta saliva como ultimo estigma.

martes, 24 de junio de 2014

Tiñamos de sonido el silencio







¿Nunca has querido sentir rugir al viento? ¿ Sentir el apasionado y furioso crepitar de las ramas de los arboles ondulando sus efímeros brazos contra el infinito de manera impetuosa y desesperada?
Me encanta ese sonido. El sonido que producen sus ramas crugiendo al colisionar con el viento, el sonido de algo que se rompe y se distancia de su base para volver luego tras un largo y apasionado viaje al punto de partida.
Podría enumerar de memoria las veces que he sentido esa sensación. Que bajo mi cuerpo mis pies se han vuelto una especie de plomo pesado y la única solución que he encontrado es rugir, rugir con la misma intensidad de aquellas hojas. Rugirle al viento. Aullar como un lobo solitario que solo busca compañía en una noche funesta.
Podría pasarme horas hablando de esa sensación, de ese momento donde la naturaleza abandona su disfraz apacible para demostrar que nació y morirá siendo un espíritu salvaje.
Me encanta ver como lucha contra la tempestad. Como se sobrepone y reviste su fragilidad inicial de fuerza. Como colisiona contra otro carácter que la desafía.
Hay gente que no encuentra belleza en eso. Gente que nunca ha oído rugir al viento. Que nunca se ha deleitado con la danza suicida de los arboles y que no conoce el olor y el sabor de la incertidumbre mezclado con un acelerado desenfreno.
Hay gente que no ve belleza en eso aunque se esfuerce por buscarla constantemente.
Y necesitan sentarse horas delante de aquellas ramas. Esbozar miles de bocetos para poder llegar a marcar un solo trazo sobre el papel. Personas que necesitan meditar sobre la carga de ese sonido, rumiar sobre ello durante días  para volver al mismo tema por la mañana.
No puedes intentar comprender algo así. No puedes intentar sostenerlo. Te domina. Te impulsa.
Quiebra tu cuerpo y lo vacía de todo lo que conoces. Te sacude con la misma fuerza que el viento.
Es un idioma que todavía nos es desconocido a casi todos.
Es el idioma de la poesía y o huyes de ella o te atrapa.
A mi me ha atrapado y aunque lo intente no soy mas que uno de esos arboles.
Luchando, resistiendo, lanzándome al vació, a la nada, a la incertidumbre, al descontrol, rugiendo, rugiendo, rugiendo hasta quebrarme por dentro.
Hasta teñir de sonidos inteligibles el silencio.

miércoles, 18 de junio de 2014

Bam, estas muerto





Se despertó con la huella de la resaca pegada en la nuca como una sombra evidente de en lo que se había convertido su propia figura.
La lengua le sabia a ceniza y a sangre y había jurado que ya solo fumaria frente a los cadáveres usando un humor sarcástico que resaltara como uno destruye lo que otro ya ha perdido.
Aquella noche había fumado. Había fumado tanto que le había costado encontrarse tras el humo de sus cigarrillos.
Le costo infinidad llegar hasta el baño y mirarse al espejo. Tenia la cara llena de sangre pero lo peor era que no era su propia sangre. Había asesinado a alguien; daba igual su nombre o su identidad, solo sabia que era un enemigo mas.
Uno de esos gilipollas sonrientes que contaban mentiras al espejo cada mañana y que le daban nauseas que intentaba edulcorar con una mueca de recelo.
Normalmente se asfixiaba entre todos aquellos masturbadores auto complacidos con su vida y que usaban su  fortuna como eslogan.
Pero joder. Colocarles aquel revolver en la boca y sentir como el ruido del click hacia eclosionar sangre y vísceras en la pared tejiendo un cuadro lleno de vitalidad le daba un tipo de calma extraña y totalmente ajena.
Era triste pero matar se había convertido en la única razón por la que seguía con vida.
Al principio acepto el trabajo un tanto indiferente. Tenia que ganarse la vida se decía así mismo pero luego se convirtió en una adicción de la que no podía deshacerse.
Seguía matando a todos aquellos pequeños cabrones. Los seguía matando incluso cuando no trabajaba, incluso en las horas en las que debía estar con su familia disfrutando de momentos llenos de calidez.
La sangre era la puesta de sol que le gustaba contemplar cada mañana al levantarse. Sin ella su existencia, toda su existencia, no tenia ningún tipo de sentido. Sin ella los días estaban llenos de gris y de monotonía.
Necesitaba sentir un cuerpo evaporarse bajo el suyo para poder mirar a su hija a los ojos y no decirle que algun día todos sus sueños la asfixiaran, para poder hacerle el amor a su mujer de aquella forma furiosa que la desataba de todas sus corazas y miedos. Para poder ir a aquellas putas reuniones escolares, soportar pesadas charlas en el club de campo sobre el color del césped o la indumentaria de aquella estrafalaria mujer.
Necesitaba matar a aquellos bastardos porque cada vez que alguno de ellos moría, una parte de si mismo también moría. Se liberaba.
Aquella noche había sido diferente. La chica se había refugiado en una casa abandonada, deshecha.
Lloraba e imploraba que la dejara con vida, que la dejara con vida un minuto mas.
Se deshacía en elogios, imploraba a su piedad, lo idolatraba como a un Dios.
Siempre lo hacen, siempre pierden toda la fortaleza que les une a la vida cuando la muerte esta detrás de la puerta, a un escaso milímetro de distancia.
El le puso la pistola en la boca y contemplo extasiado como su vestido de chanel se teñía de sangre.
Aquella zorrita ya no tendría unos super dulce dieciséis.
Pero hubo un gesto reflejo que creyó concebir en la forma de sus ojos justo unos minutos antes de que sucediera todo.
Fue justo cuando le coloco el revolver en la boca.
Cuando pulso el gatillo.
Ella había levantado su mano y  apuntado con su dedo a su cerebro.
-Bam, estas muerto
Y entonces se evaporo. Fue  su final.
Un ultimo acto de valentía antes de perderse para siempre.
Esa sangre le había quemado la piel mas que ninguna otra. Esa sangre permanecía intacta con el bam que siseo con la pistola.
Aquella tarada había tenido huevos. No todo el mundo tiene huevos hoy día.




Aquella había sido una gran perdida.
¿Pero no lo era cada vida?. Un día un pobre niño desamparado murió y entonces al rato nació el capullo de Hitler.
La vida no era justa.
Por eso el tabaco y la sangre eran lo unico que lo nutria para poder encontrarle gracia al chiste.
Y ambas cosas daban sentido y autodestruian  su vida.

sábado, 7 de junio de 2014

Inevitable





Siempre voy a ser esa niña perdida en el bosque, buscando el camino a casa, jugando con mis demonios.
Y aunque a veces necesite otra piel sobre mi piel nada me hace olvidar que algunas pieles son solo abrigos raídos que por mas que uno se empeñe en ponerse no sirven para el invierno.
Siempre voy a ser la bala enroscada en la garganta de algun muerto. La promesa inevitable de la salvación o la destrucción de alguna esperanza negociada con la desesperación de ver como nos liquida el tiempo.
Siempre me otorgaran mas precio del que merezco o por el contrario me  abarataran con una sola mirada.
Siempre me alegrare recordando a los que me han acompañado y llorare a los caídos, a los que no tuvieron la fuerza suficiente para clavarme su nombre en las entrañas. Dejarme su esencia en el pecho.
Pero nunca voy a dejar que lo que los demás me muestren de si mismos me haga perder lo que soy.
Seguiré buscando la belleza en lo inevitable, en lo inseguro, en lo desordenado de la existencia.
Seguiré buscando algo que amar en cada persona. La razón de que un nombre pueda ser una obra de arte.
Porque ante todo estoy aquí para ver mas allá, para ver mas allá de lo meramente aparente, para vivir donde otros no viven y morir por lo que otros no mueren.
No voy a dejar que nadie malgaste mi viaje. Seguiré buscando sentido al sinsentido, huyendo de lo aparente, refugiándome en la genialidad de lo que es efímero y aparenta ser duradero.
Seguiré haciendo retazos  de paisaje en cada uno de mis viajes y cuando se me acaben las vistas me refugiare en las paginas de un libro.
Y ningún golpe sera ya tan grande ni tan fuerte para hacerme retorcer de dolor en el suelo.
Porque cuando vas creciendo comprendes que todo lo que nace también perece.
Y que el unico sentimiento que te acompañara para siempre no sera el odio, el hastió o el recelo.
Si no la inevitable necesidad de levitar sobre todas tus miserias con una canción , un poema o una sonrisa.

Esta es mi tragedia y no necesito que nadie me salve.

Ya no creo en eso.


He jugado demasiado a ser Houdini como para necesitar que alguien escoja una llave con la que liberarme de todos mis monstruos.
Ellos son parte de mi. Yo soy parte de ellos.
Esa unión no la malgastara el tiempo.

sábado, 24 de mayo de 2014

El baile de los malditos



Habían pasado toda la noche bailando entre aquellos extraños con el unico pretexto de sentirse menos extraños entre ellos cuando marcharan de aquella sala y las luces se apagaran enmarcando una desnudez que les resultaba demasiado cotidiana.
El había conducido todo el camino malhumorado pensando en todos los estúpidos con los que tendría que lidiar aquella noche. Ella había viajado emocionada pensando en como la devorarían con la mirada todos aquellos hombres que en secreto la pretendían comer a besos con un pestañeo. Ese pensamiento la embargaba y la extenuaba mas que ninguno. A veces era lo unico que le daba fuerzas para apoyar su mano sobre la de el y hacer una armadura del coraje cotidiano.
Todo transcurrió como de costumbre solo que aquella vez ella paso demasiado tiempo bailando con aquellos hombres. El contaba ansioso a la espera de que el reloj le revelara alguna verdad imperante y reía de forma absurda cuando alguien lo saludaba y le preguntaba por su salud.
Mientras ocurría todo aquello los dos empezaban un baile. Un baile secreto del que solo ambos eran participes. Por que los celos, la expectación y curiosear eran lo unico que revivía una pasión que ya estaba extinta y aunque tanto para ella y para el coquetear con extraños siempre les había parecido de personas sin ningún tipo de valor moral, les gustaba cambiar de mascara de vez en cuando y sorprenderse así mismos para poder seguir desarrollando al fin el papel que les había otorgado un día la vida.
Por fin termino la música y todos aquellos snob se marcharon de la sala.
El la beso con cortesía. Ella estaba imponente en su papel de mujer fatal disfrazada de otra virginal y calmada.
Al montar en el auto intercambiaron algunos comentarios poco trascendentales sobre la velada. Nada de interés. Palabras para sentir menos hiriente el silencio. Palabras para cubrir un cuadro que ya había sido pintado de mejor y mas cuidadosa forma hace tiempo.
De repente un futuro atasco los libro de aquella charla banal y mientras el sonido de los claxon invadía su aparente tranquilidad se vieron sorprendidos mirando hacia atrás.
Allí en mitad del asfalto y sin previo aviso se erguían fastuosas las figuras de cuatro caballos. Caballos con pelo azabache que en movimiento parecían arder y sumir la noche en una pesadilla surrealista.
Corrían, precipitándose hacia el abismo de la noche como piezas que no encajan pero deben emprender la huida para hacerse un sitio en este rompecabezas que es la vida.
Corrían raudos y veloces como criaturas legendarias de otra época que se habían dignado por fin a visitar a todos aquellos mortales para aportarles un poco de luz en mitad de aquella oscura noche.
Ambos los miraron expectantes, deseosos de desgarrarse las ceñidas vestiduras y correr desnudos tras ellos.
Como el esclavo que lleva años encerrado sin ver la luz del sol y que ya no sueña con abrazar a los suyos o recibir la cálida luz del sol sobre su cuerpo sino con caballos.
Gloriosos caballos que emergen de las profundidades.
Querían unirse a ellos. Unirse a ellos de verdad. A esos seres que parecían no tener ayer o mañana sino solo hoy. Pero ella musitaba pequeños gritos ahogados de queja y el. El aunque quería huir tan veloz como ellos solo se limitaba a mirar la situación con indignación y tocar el claxon como otro transeúnte mas.

La casa vacia



Hace un tiempo abandone mis años de búsqueda y me decidí a vivir de forma permanente en una casa vacía. Me atrajo su silencio que parecía poder soportar toda la pesada carga de mis palabras. Me atrajo su manera de recibir a los extraños, sin preguntas, sin miradas incriminatorias cargadas de prejuicio o interés.
En aquellas paredes quise durante meses plasmar mis ángeles y demonios. Y la casa, ausente, lo aceptaba todo y dejaba que la contaminara y la llenara de gracia con mis palabras.
En ella me sentía segura y fue incluso como una mejor amiga. Incluso algunas noches me costaba diferenciar que solo era un objeto sin alma o esencia a la que poder ligarse.
Pero ninguna casa esta vacía del todo por mas que el descuido de su fachada y el aura de abandono que las rodee nos incite a pensar lo contrario. En cierto modo casi todas tienen vida propia. El silencio no es la falta de prejuicio solo un análisis mas concienzudo. Las paredes aunque se plieguen como las hojas de un libro para recargarse de personalidad, también la surcan y la agrietan con sus pequeñas taras internas.
Me fui al fin de aquella casa. Aquella maldita casa.
Porque por mas que insistí en verla como a un igual solo era una casa vacía.
Mis pies eran mi única brújula y el camino había sido y seria siempre mi unico hogar. Mi error fue creer que el vació es algo mas que ausencia. Que el vació algun día puede llegar a ser un hogar, cuando el hogar, el verdadero hogar se construye a cada paso.
Viajando.
Siempre viajando.

martes, 22 de abril de 2014

Felinos


y irascibles. Rondando de sofa en sofa, de estrofa en estrofa.
Siempre con el ansia de algo mas, buscando un ovillo que ha de estar siempre enredado para mantener la expectacion y el entusiasmo originario.
Desgarrando o abortando versos en mitad del escenario con el unico canjeo de un par de sonrisas o abucheos. Con el sangrado como estado predilecto para aderezar luego con sal las heridas y volver a lamerlas una y otra vez. Siempre a oscuras del publico. Siempre a oscuras del mundo.
No hay que tomar en vano el lamerse las heridas. No todos pueden lograr hacerlo aunque muchos lo intenten con mucho empeño.
Los artistas son felinos, gente triste. Tal vez si fueran gente alegre no conseguirian llegar a algo tan intimo y tan delicado como el corazon de una persona.
Son seres terribles y orgullosos que subsisten prioritariamente de la historia cifrada que esconde cada una de sus heridas.
Son presumidos y independientes. Hacen daño y se dejan hacer daño. Son traicioneros y sumisos como un gato desagradecido que se marcha de casa y vuelve a los cuatro dias con un bufido como saludo.
Llevan la anatomia de la tristeza tatuada en cada hueso y eso es lo que los hace escribir buenos versos, cantar estrofas acordes, escoger buenos colores en su paleta.
Hacen shows. Se desnudan por cuatro perras. Narran sus miserias. Lo ofrecen todo con una palabra , a todos, a cualquiera, a nadie.
Pero no pasa nada. Porque rozar el éxtasis es rozar el orgasmo de cada una de sus ensoñaciones.
Pero no pasa nada porque viven de desnudar cada una de sus tragedias.
Hacer arte es trascender el dolor en algo mas que un par de lagrimas. Volverlo una cancion, reciclarlo.

Hacer arte es hacer de la vida un ovillo y jugar, jugar con ella.