lunes, 29 de diciembre de 2014

Hacerle la guerra a la vida sonriendo.

Me he dado cuenta que nunca hablo de las sonrisas.
Esas que tienen la fuerza de iluminar un día lluvioso, esas a las que te agarras como a un faro y que te hacen saber que por temible que sea el naufragio que hayas sufrido puedes llegar a buen puerto.
Las personas que amo y las que he amado tienen esas sonrisas. Sonrisas rotas, sonrisas torcidas, sonrisas huidizas pero siempre sonrisas a las que uno puede aferrarse para que como hormigas le suban por la comisura de los labios una mañana gris.
Me he dado cuenta que en este mundo lo natural es la lagrima, el dolor, el desamparo.
Hemos sufrido tantas guerras que nadie se sorprende al ver a alguien llorando o desconsolado en cualquier esquina.
Sin embargo no sabemos que hacer con las sonrisas, que hacer con la alegría, donde esconder la felicidad instantánea, en que tarro guardarla para que no se caduque y nos dure muchos años.
Me he propuesto sonreír mas, en un gesto tan pequeño esta concentrada toda una serie de milagros que pueden salvarnos.




Porque lo malo se graba a fuego lento pero lo bueno tiene luces que son capaces de iluminar la región mas oscura del cuerpo. La parte mas tenebrosa de la mente.


Y debemos dejar que solo ese tipo de luz bañe y de color a nuestro cuerpo, que ilumine nuestro modo de vivir la vida, que insufle su energía en nuestro pecho.

Por eso he decidido hacerle la guerra a la vida a partir de hoy.


Y lo haré sonriendo.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Plenilunio






Tengo un armario lleno de pieles y me he desgarrado tanto la mía que no veo otro modo de vivir que no sea encontrar otra que se ajuste a las proporciones de mi cuerpo.
Algunas son de amantes cálidos que me pintaron atardeceres en las pestañas con alguna que otra vocal intercalada ensayando una promesa, otras son tan frías que me vienen bien para combatir el invierno que a veces se me proclama como una dictadura.
Todas me asfixian pero debo probar cada día una para recordar que se siente al tener una piel, porque he olvidado el tacto de la mía y la garantía para reclamarla esta escondida en algún cajón de mi mente al que no puedo acceder. Y ahora nada ni nadie puede devolvérmela intacta, tal y como se encontraba antes de empezar a desgastarse.
Pero da igual que se desgaste la piel me consuela que no lo hagan los sueños.
Aunque los míos no conocen termino medio.
Nada en mi vida conoce un termino medio.
Cuando soy feliz soy la persona mas positiva, esperanzada y llena de propósitos del mundo.
Cuando estoy triste me inyecto la pena en las venas y me marcho a buscar a dios en los callejones mas oscuros de esta ciudad para encontrarlo entre mi coño, escalando montañas que por mas que uno quiera firmar cimentan  su existencia y la pasión de ser escaladas en la falta de señales, cadenas, marcas o nombre.
Varias veces me han amenazado con llamar al raciocinio las voces de mi conciencia que todavía recuerdan los tiempos en los que la calma era su amiga.
Sufro una sobredosis diaria producto de mis propios sentimientos, un latigazo de vida que me deja la ansiedad postergada en las vertebras.
Me dicen que me ponga guapa y mi cuerpo es un tocador sobre el que a veces algunos se sientan intentando ver en el espejo del orgasmo alguna cara conocida que les deje el alma un poco mas completa.
Y hubo una época en la que los corazones no eran serpientes pero yo tengo el veneno de todos los que he mordido adormecido en la garganta y no se con que saliva combatirlo.
Sufro de incontinencia verbal. Mis ojos aun no han aprendido a traducir el silencio y eso me deja constantemente ciega. Buscando desesperada otro hemisferio.
Pero podemos conocerlo juntos  porque a pesar de esta tormenta, no tengo el corazón hecho para el mal tiempo. Sino para los días soleados donde uno cree que puede exprimir el sol y tragarselo para recobrar fuerza.
Para renacer por dentro

viernes, 26 de diciembre de 2014

MARCA ESPAÑA

España es el tabaco que mascaba y escupía un rudo labrador contemplando como oscilaba la sombra de un galgo muerto que el mismo había colgado por no rendir con su trabajo en un frondoso alamo.
España es la sangre coagulada que mancho la tierra que pinto el cuerpo de Lorca, ese poeta que todos nos enorgullecemos de que lleve la patria en la sangre pero al que mato España. Porque esa España que amo Lorca con toda su riqueza y contraste fue la que se revelo contra su poesía y la lleno de silencio.
Es un anuncio bien logrado, con un mensaje valiente y que consigue emocionarnos y el poder de emocionarse en España es tan vergonzoso que hemos de sepultar el talento de dos o tres minutos  al convertirlo en montones de parodias cínicas que visionar a golpe de click.
España es el rojo y el negro siempre luchando por teñir una bandera que no tiene color.
Son los montones de parados que salpican las calles a pesar de nuestra indiferencia.
Es la libertad guiando al pueblo con un saco de oro en una mano y las correas de mil esclavos que se rebelan en un tweet en la otra.
España es patria y la patria siempre es parodia.
España es la sombra recortada y monstruosa de un gran imperio.
Y mientras otros ven en su bandera su talento yo persigo una bandera que no lleve bordado tanto sinsentido, tanta sensibilidad combatida a hierro, exiliada a algún país extranjero.
Porque a mi cuando me hablan de España me hablan de pobreza, de miseria, de robo y fraude, de manipulación versátil, de memoria histórica tergiversada, de crueldad.
De campos y carreteras que están llenas de huesos de animales nobles y fieles  que no han sabido adaptarse a su ocupación de utensilio del campo o parte del envoltorio de un regalo.
De muertos y muertos enterrados en fosas que a día de hoy a algunos nos sangran en el pecho con la misma fuerza que sangro el pecho de Lorca.
Porque España mata y de vez en cuando para atraer el encanto lejano intenta resucitar a sus muertos pero a los que los amamos nunca nos dice en que fosa descansan sus cuerpos.



Y cuando la marca España se hace tan espesa que uno debe estrellar un coche en la sede de algún partido político de mierda en algún pueblo de mierda es sinónimo y fruto de la locura aunque sea la muestra mas lógica de seguir cuerdo.



Porque España ante todo, España ese pais de pandereta es un país muy cuerdo.

Las leyenda de la mujer pajaro




La mujer pájaro era un edificio en llamas que llenaba de cenizas los ojos hambrientos de los que la contemplaban caer. Y justo eso era lo único que la mantenía sobre aquel cielo estrellado donde los demás buscaban ver dibujadas sus promesas hechas constelaciones.
La mujer pájaro no sabia lo que eran unas alas. Caminaba haciendo círculos concentricos con la huella de sus sueños y cuando sus pasos fueron lo bastante estables para hacer un símbolo que sirviera como faro para los que se perdían al volver a casa alguien o algo prendió una llama a aquellas pequeñas formas de vida  invertebradas que luchaban por abrirse paso en su espalda.
Y como quien quiere despertarse  de pronto corrió y corrió. Corrió hasta que la vida solo se convirtió en un sueño al que se podía volver de nuevo solo con cerrar los ojos.
Y mientras corría sus pies se elevaron del suelo y aunque nunca comprendió como realizo su primer y ultimo vuelo se irguió sobre una altura realmente grandiosa.
Porque ahí aves que vuelan con tanta intensidad que cuando realizan un rodeo por el cielo se van prendiendo fuego dejando únicamente un rastro de ceniza.

Porque cuando se extinguía era verdaderamente cuando existía.
Cuando la vida la convertía en algo mas que un personaje secundario de la historia, en un simple decorado.
Y aunque se extinguía, aunque sabia que volar solo era producto de una enajenación, de un sueño pasajero aquel ser de naturaleza tan frágil volaba, volaba sin parar. Y conforme se extinguía iba dando vida e insuflando sentimiento en otros cuerpos.
La mujer pájaro era un accidente de la naturaleza pero su belleza residía en eso.

Los que no entendían el arte de volar era mejor que se distrajeran con otro espectáculo, que escogieran otro cuento.
Otro personaje que tuviera mas destreza para vivir.

Porque solo improvisaba y cada vuelo era un ensayo en el que volcaba todo su empeño.

Porque que los que vuelan con mas ahincó no son los que pasan la vida ensayando cada paso si no los que vuelcan todo su potencial, toda su energía en un solo movimiento.
Los que sin saber volar de veras se exponen al temerario cielo.
Porque el cielo puede ser como un océano bravo y tragarnos en un solo intento.

Pero nadie puede temerlo u odiarlo por su condición destructiva.


Es de esos amores en los que dejarte vació y seco es solo una muestra de lo mucho que te han llenado, de lo mucho que te han aportado.
De lo inmensamente grande que te han hecho.

Viral

El talento puede ser a veces un simple grafito en el suelo. Ese mensaje cifrado para cuyos espectadores las letras ya han olvidado desde hace tiempo su capacidad para convertirse en lluvia que pueda empapar y hacer estremecerse un cuerpo.
Asi es el talento. Una huida en espiral que por mas rodeos que de nunca llega a la meta. Nos han dado con un lazo y un cordel lo banal convertido en un regalo destinado al que ya no tiene tiempo, paciencia o criterio para pararse a dejar que la vida lo deslumbre, a disfrutar de lo imprevisible.
Han intentado recargar nuestras iniciales e insuflarles nuevas formas con su amor y su odio pre-fabricado y envasado al vació. Han rellenado nuestra caligrafía con demasiada floritura que endulza el mensaje hasta extraviar el contenido.
Somos ese par de letras dispersas en el suelo que unidas por unos ojos que vislumbran lo que nadie ve podrían ser el prologo de una vida.
Nacimos para convertir la vida insustancial del otro en una obra de arte pero las hojas del otoño y la escarcha  de la mirada ajena se han adherido a nuestras ideas con fuerza erosionando su verdadera función.
Podriamos ser grandes, ser tan grandes como para crear un mundo aparte que tuviera como único cometido conseguir paralizar el palpito ajeno pero han conseguido simplificar el huracán de lo que somos en un espacio de 140 caracteres y unas fotos en claroscuro que presumen de tener tonos cálidos  que pasan por obra de arte según el tiempo.
Y se que algún día supimos valorar con cariño y tal vez ternura lo verdadero.
Pero hoy lo natural y verdadero nos perturba, nos sabe a poco. Nos resulta distante y lejano y por eso lo infravaloramos hasta extirpar su verdadero significado.


Porque ellos, los que no saben valorar la grandeza de un instante ,solo han servido para matar muchas brujas y luchar contra muchos dragones previniendo mancharse sus manos con una miserable gota de sangre que afeara sus trajes. Han podrido la tierra de generación en generación.
Por su culpa los anuncios grandilocuentes se han convertido en comedia y cinismo. Los carteles de neon de la gran ciudad han hecho que la letra minúscula pase desapercibida. Los artistas callejeros como golondrinas se van muriendo en el invierno de sus ojos por su brutal indiferencia.
En otra época se que quisimos luchar mano a mano. Ellos llevaban un fusil y nosotros intentabamos estrangularlos con una soga de palabras.
Dijeron que si la vida valía todas aquellas estupideces y dijimos que si que a nosotros podían matarnos de nuevo en esta vida pero nunca conseguirían extirpar de este mundo ni con todo el plomo de sus balas una décima de su talento.


Aunque hoy día lo de menos sea eso.

El talento.


Un día hace mucho tiempo vivir se basaba en descubrirlo, cultivarlo y dejar que sus raíces se cimentaran en el mas hondo sentimiento.



domingo, 14 de diciembre de 2014

El abecedario del demonio




Llamaban a aquella guarida en los riscos el abecedario del demonio porque todo el que pasaba por  allí aunque solo fuera una simple cuestión de segundos volvía totalmente transformando, soñando en otros mundos, creyendo realmente en que es posible vivir  en ellos.
En aquellos riscos, en aquella gruta vivía una chica delicada y salvaje que había hecho suya aquel lugar húmedo y hostil y conseguía sobrevivir leyendo el futuro de los visitantes que seducidos por curiosidad y escepticismo acudían allí para saber el porvenir de sus días.
Nadie sabia su historia pero a menudo la veían jugar con sus títeres hechos de aire. Contaban que de pequeña antes de adquirir el don iba de pueblo en pueblo con muñecos inanimados hechos de viento y a los que conseguía dotar de cuerpo y alma traduciendo las palabras que estos le escupían en el oído.
Algunos decían simplemente que había perdido la razón cuando a los catorce años su madre la entrego a la casa de los placeres y que habiendo escapado de allí se dedico a vivir en la mendicidad y a engañar a unos y a otros con su fingido arte.
Como fuera aunque vivía apartada de los demás los que la ansiaban la encontraban y iban hacia su guarida para que posara sus delicados y prematuros labios sobre sus parpados. Decía que solo con rozar las pestañas de una persona podía adivinar que sueños se le habían enquistado en el alma y cuales volarían pronto para llegar a su destino sin herir a nadie con la fragmentacion de sus pedazos.
Olía a vainilla y a madreselva. Extraña combinación en una criatura que se había vuelto tan vil como la naturaleza para aprender a sobreponerse al paso del tiempo con la misma entereza que ella.
La mayoría de los habitantes del pueblo cuando oían su gemido en los bosques decían que producía artes oscuras y que todo aquello le venia de comunicarse con el demonio . Era como una madre a la que le habían arrancado a su retoño de forma cruel y pasaba noches buscándolo en brazos ajenos, para comprender al fin que los cuerpos de los que se saciaba para seguir viviendo en realidad no estaban hechos de la misma materia que la suya.
A veces las jóvenes acudían a ella para que durmiera nuevos sueños que se agitaban en sus vientres abultando la delgada linea de sus caderas con la verguenza y el pecado y ella adoptaba a esos bastardos y teñía con sus vidas las paredes de su casa para acunarlos como la madre mas entregada.
Un día recibió la extraña visita de un grupo de jóvenes del pueblo, no tendrían mas de dieciséis años y se habían atrevido a adentrarse allí.
Formaban un grupo variopinto de muchachos con miradas socarronas y risas violentas pero lo mas llamativo de aquel grupo era el bulto que llevaban amortajado y que escondían entre sonrisas y cumplidos a la chica.
-Carimia- le dijeron- te hemos traído a alguien muy interesado en que le leas el futuro
Y sin mediar palabra hicieron moverse al cuerpo amortajado de una patada.
Era un chico de quince años. Tenia el cabello moreno y enredado y los labios de un rojo profundo. Su cuerpo se convulsionaba con espasmos y de sus ojos que estaban tapados con una cinta negra salia sangre que manchaba su pantalón de pana y su rustica camisa.
Carimia se aproximo al muchacho y se agacho para colocarse justo a su altura. Como pudo consiguió enderezarlo y los chicos la ayudaron a desatarle la venda.
Lo que vio la dejo estupefacta.
Al lado de un ojo de un color verde arrebatador se hallaba una cuenca vacía, fea y deforme, un pozo sin fondo de sufrimiento que ya ninguna luz podría alumbrar.
-Este es el aprendiz del herrero, el lo adopto de la calle y lo cuido como un hijo y sin embargo el desgraciado se lo agradeció abusando de su mujer. Ya ves que tiene lo que se merece bruja, pero aun así estamos seguros de que su curiosidad le impulsa a saber si conseguirá algún día recuperar la visión. Hemos venido para que con tus dotes adivinatorias puedas ofrecerle una solución.
Carimia los miro con una mezcla de odio y pena y profirió un grito estruendoso que profano el silencio de la gruta y después maldijo a todos los muchachos. Los maldijo con las vidas que se habían evaporado en el mismo suelo de aquel lugar y las cuales eran mucho mas valiosas que toda aquella cohorte de crueles asesinos.
Los muchachos siguieron con sus bromas un rato mas pero las amenazas de la chica parecieron asustarlos, esta loca decían, habla con espíritus...
Y decidieron que después de aquella broma lo mas sensato era volver a casa y dejarle aquel desperdicio a la bruja para que lo mandara al mismísimo infierno.
Cuando se hubieron marchado solo se oían los sollozos del muchacho que seguía en la misma posición que antes, afanado por ver algo que no se encontraba ya en aquel sitio.
Carimia se acerco a el y con cariño le quito los ataduras de las manos y los pies y recostó con facilidad su cabeza sobre su regazo en un infinito gesto de ternura.
-Si quieres saber tu futuro te lo puedo decir aunque hayas perdido el ojo. Esos necios vinieron aquí con la excusa de gastarte una broma pero lo cierto es que puedo adivinar tu futuro sin necesidad de que mis labios se hayan posado en tus parpados. Es mas, lo haré, colocare mis labios sobre la cuenca vacía. Y sin mediar palabra deposito un beso en aquel rincón oscuro y tenebre.
-Sabes-le dijo- me basta ver una persona, algunos objetos de valor que ame verdaderamente y entonces ya se cual sera su futuro. Es un don que se adhirió a mi cuando mi madre me vendió a la casa del placer. Mientras hacia un trato con aquel hombre me vi en aquella sucia habitación y para mantener la calma y no dejar ceder a la ansiedad comencé a hacer una composición de lugar con todos los objetos que veía. Quería saber de donde venían y porque estaban allí y aunque eran objetos vulgares les inventaba futuros mejores, futuros que les corresponian. Futuros que verdaderamente debían haber sido trazados para ellos. Así que cuando aquel hombre abría la puerta y se abalanzaba sobre mi yo realmente ya había abandonado la habitación. Estaba lejos en la corte de alguna zarina que se peinaba el cabello con aquel destartalado cepillo y que luchaba contra algún complot de estado que tenia como intención derrocarla. Estaba lejos como aquellas flores colocadas en un jarrón y a las que no alumbraba la luz del sol pero que pertenecían a una selva donde vivía un grupo de niños que habían crecido lejos de sus padres y salvajes como malas hierbas que vivian por la bajeza de sus instintos.
Y cuando salí de allí ya no necesitaba imaginar historias. Vivían dentro de mi, me consumían como una cerilla.
Una fuerza impetuosa susurraba palabras en mi oído, palabras codificadas por el silencio de alguna divinidad y conseguía darles sonido y forma. Así forme mi teatro de títeres del aire.
Luego encontré esta gruta, el abecedario del diablo, ¿tu que crees, lo consideras un nombre acertado?
Y se que solo con posar mis labios en la cuenca vacía de tu ojo puedo saber que sera de ti mañana, ven , deja que te cuente tu futuro.
El chico había dejado de llorar y su cuerpo parecía haber perdido la poca fuerza que poseía pero la escuchaba, de eso estaba segura.
-Erase una vez un chico que estaba hecho de un material que aunque era bastante pobre tenia la suficiente entereza para poseer un valor que le hacia merecer la apreciación de cualquier extraño. Un día conoció a una chica que tenia la mirada quebrada y cuyos hoyuelos que siempre habían estado llenos de vida y de color se habían agrietado envenandose de la sangre coagulada que se concentraba a su alrededor y que en un entorno que solo era apacible para los extraños apenas se percibía. Su mirada era como el canto de una sirena que nadie oye pero del que todos son conscientes. Y aunque quiso atraer un naufrago hacia ella, paso años ensimismada en su propia soledad, en su propia maldición. Un día cuando quiso confiarle al mar su cuerpo y abandonar para siempre aquel destino el chico la encontró y aunque su cuerpo ya estaba ajado, muerto y sin vida una solo caricia de el basto para resucitarlo. Porque el tenia ese poder. Sabia ver la vida en las cosas que se encontraban apagadas, muertas, aparentemente vacías. Era capaz de observar con una maestría y una destreza sin igual, de ver cosas que desaparecían por completo para el resto. Y cuando se hizo de noche y parecio que ninguna de las voces que acosaban a la mañana parecían estar atentas el chico le ofreció su mano a la chica quebrada y juntos desaparecieron de allí.

Pese a que intentaron separarlos estaban hechos del mismo material del que se encontraban hechos los sueños y les bastaba cerrar los ojos para volver a encontrarse y rozar la piel que como un capullo envolvía la tela de sus cuerpos.
Y nadie pudo encontrarlos porque todas las lagrimas que derramaron establecieron una barrera que ahogo a cualquiera que intentara dar con ellos.
Por eso aunque la vida nunca les había dado treguas al chico le basto una sonrisa para hacer del destino un verbo que poder domesticar y usar a su antojo.
Y aunque intentaron hacer sangrar su sonrisa nunca perdió su fuerza. Porque ahí cosas que permanecen estables pese a todas las catástrofes que se ciñan a su alrededor. Y su sonrisa era como el sol que aunque tapaba la luna nunca dejaba de brillar y se anteponía a cualquier persona, a cualquier obstáculo, a cualquier miseria.