domingo, 29 de enero de 2017

La chica que quería ser una cancion de blues.



Solía hablar poco y cuando lo hacia empleaba aquel tono de voz fuerte y quebrado, frágil y resistente. Parecía como si dos personas vivieran en aquel cuerpo menudo y diminuto.
Llevaba años sentándose en aquella esquina en aquel pub anticuado de la calle 13 donde solo acudían pervertidos a masturbarse viendo cintas snuff en la sala del reservado.
Habia vivido grandes días allí, cuando era un sitio donde valía la pena desperdiciar horas enteras.
Aquel edificio destartalado sabia mas de ella que ninguna de las personas que conocía. La habia interrogado hasta que no le quedo mas remedio que confesar todos sus miedos y debilidades, cada pequeño y insustancial detalle de su vida.
Siempre solía pedirse la misma bebida y quedarse contemplando la entrada con la mirada perdida.
Le gustaba imaginar la vida de las personas que entraban en aquel pub. Que tipos de secretos esconderían, donde vivirían, que cosas les aterrarían y cual seria la pasión que los conmovía. Quienes serian realmente.
Porque aquel pub tenia algo que era imposible encontrar en cualquier otro lugar del mundo.
La gente parecía ser quien quería ser.
No quienes otros esperaban que fueran, no quienes ellos mismos creían que eran.
Tan solo eran esa imagen que te encuentras en el espejo mirándote anonada después de una noche de resaca de Bourbon.
Aquel sitio hacia que los instintos mas bajos resucitaran, que los buenos propósitos se desperdiciaran y que la piedad mas anticuada encontrara un sitio donde brillar con luz propia.
Todos los ángeles y los pecadores de aquella ciudad se reunían bajo el mismo techo para demostrar que tras sus cuerpos arrugados y hastiados, las expectativas ajenas aun no los habían matado.
Estaban vivos y respiraban bajo aquellas mascaras y disfraces que la vida les habia regalado de forma gratuita.

Un día un hombre se le habia acercado y le habia preguntado que si hubiera podido venir al mundo siendo un genero musical cual habría escogido.


Ella le habia mirado fijamente y le habia dicho que le habría encantado ser una cancion de blues.


No volvieron a hablar durante gran parte de la noche pero continuo mirándola expectante.
Tal vez estaba esperando alguna explicación, tal vez no.

En aquel lugar nunca se llegaba a saber nada a ciencia cierta.

El hombre la habia tomado de la mano y le habia dicho que era la puta mas triste que habia conocido en toda su vida.



Ella le sonrió y le dijo que cuando te has quemado con el fuego del infierno pocas cosas te pueden dejar cicatriz.


Después de ese día nunca volvió a verlo pero siempre se acordaba de el cuando escuchaba una cancion de blues.

miércoles, 4 de enero de 2017

Esa cosa extraña llamada felicidad.






Le hicieron la autopsia a su sonrisa y les pareció increíble descubrir que habia sido causa natural.
Que el ya no vivía entre esos labios provocando la mueca o la carcajada.
Le hicieron la autopsia a su sonrisa y determinaron que toda esa felicidad la habia tenido siempre dentro.
Que formaba parte de ella. Existía en su interior y se podía activar con cualquier cambio de dirección.
Habia echado raíces en sus hemisferios aun antes de conocerlo.

Y es que la felicidad es esa cosa extraña que nos mira desde lejos y nos ridiculiza pero que a veces nos da una tregua y nos dice que nosotros tambien tenemos derecho a formar parte de ella. Que podemos atesorar una alegría fiera, indomable y sincera.


Una que sea solo nuestra.