viernes, 31 de octubre de 2014

El tigre en la nieve





Cuando ella estaba muriendo y sus recuerdos se escapaban como gotas de agua en la lluvia solía contarle cosas como aquella.
Le decía que había un animal salvaje que la acosaba constantemente en sueños. No le tenia miedo pero no entendía su presencia en aquel rincón lejano que se había convertido su mente.
Era un tigre, un fastuoso y bello tigre en la nieve.
Estaba tan lejos de todo, tan lejos de todos. Manteniendo su fortaleza en un lugar que le era del todo lejano y extraño en un hábitat en el que no podía sobrevivir.
Ella escuchaba paciente hasta que se acababa su turno pero aquellas historias siempre la dejaban fascinada.
La señora Rocher tenia alzehimer y estaba en las ultimas. Su hija no soportaba verla en ese estado y no podía cuidarla, por eso la llevo allí. Apenas la visitaba. La señora Rocher solo tenia una hija, cuando la ingresaron en el centro solía contarle que en realidad tenia cuatro hijos pero tres de ellos nacieron muertos. La señora Rocher tuvo tres abortos y siempre recordó con mas fuerza a esos hijos cuya vida había expirado en sus manos que a la que había alimentado con su tristeza.
Siempre había divagado pero en los últimos momentos la visión de ese animal se acentuó y se convirtió en lo único de lo que hablaba, en lo único de lo que tenia una conciencia real.
A veces olvidaba su nombre y su historia pero siempre recordaba al fiero tigre, al tigre en la nieve, que andaba con sus pesadas pezuñas intentando buscar algo con lo que alimentar su espíritu.
-Todos piensan que el tigre es el animal mas fuerte- le solía decir
-Pero no es así, el tigre es un animal que ha indagado en sus tinieblas. Un animal que vive con la muerte, que sobrevive a costa de llenar sus fauces de sangre para mantenerse con vida otra mañana. Lo ves y piensas que es indestructible, que nada ni nadie puede plantarle cara. Pero de repente una bala perdida que impacta en su cuerpo lo convierte en polvo y ceniza. El tigre es un animal inmensamente fuerte pero su fuerza esta hecha de vulnerabilidad.
A menudo los animales que parecen los mas fuertes son los mas débiles, los mas frágiles. Porque hoy en día nada esta seguro. Por eso el tigre me acosa constantemente y se me presenta en esa neblina. Y yo quiero arrancarlo de aquella nieve pero no puedo. Me mira con sus ojos ajados, me suplica que lo aleje de todo aquello. Lo veo tendido en el suelo y cuando voy a acercarme ambos nos hundimos en la nieve. Y entonces el blanco lo envuelve todo.
Nunca llego a comprender de todo a la señora Rocher pero cuando murió llego a acercarse un poco mas a ella. Cuando tuvieron que asistirla en las ultimas horas llamo a su hija pero esta solo llego para llevarse el cadáver de su madre con una mirada hostil.
Cuando paso una semana después del velatorio y estaba cambiando las sabanas encontró un dibujo debajo de la cama. Era un fastuoso tigre en la nieve. En la solapa llevaba la firma de su hija.
Entonces lo supo. Supo con total certeza y naturalidad que a ambas las había perseguido ese maravilloso fantasma que era el tigre en la nieve.
Desde el inicio de sus días  hasta el final.
Porque ahí fantasmas que aunque nunca se materializan  en la carne  siempre están presentes en cada sonrisa y en cada lagrima, en cada mueca de desaprobación.
En la sangre, el esperma y el sueño.

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