viernes, 3 de julio de 2015

Seda






Tenia la piel como la seda.
Tan suave y tan fina que parecía transparente, tan cristalina que uno podía ver los continentes que habían trazado las venas por debajo de la carne.
Era tan fina que cualquier roce le provocaba un gran impacto, cualquier caricia la envolvía en las sensaciones mas fascinantes y también en las mas terribles.
Había sangrado tanto aquella piel que había tenido que recubrirla con acero.
Duro y frió acero que cortaba la respiración y hacia posible caminar con seguridad por aquel escenario que se llamaba vida.
Duro y frió acero que seguía temblando frente a las caricias pero ahora no dejaba al otro poder ver el cambio de gesto en el semblante ni tan poco la mirada de sorpresa, de hastió o de ternura que ocultaban las pómulos como un secreto.
Solo los que consiguen nuestro amor merecen nuestro sufrimiento.
Aquella piel tenia un precio.
Todo en la vida tenia un precio.
Solo los que con su ternura nos habían hecho desvanecernos merecían ver nuestros cuerpos desplomados sobre saliva y sangre en un lecho de fatalidad.
Aquella piel tan fina como la seda se lo había dicho; lo había escrito con la tinta de sus venas.
En sus brazos, con trazos catastróficos pero con firmeza.



Porque solo el que se gane tu amor merece tu odio.





Combate solo los sentimientos fuertes. No dejes que la mediocridad te alcance.



Aunque tu piel sea fina; tu corazón aun sigue siendo fuerte.



Y eso es lo único que necesitas para sobrevivir.



Un corazón lo suficientemente fuerte.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. -¿Qué hay en la sociedad que te decepciona tantísimo?

      -No lo sé. Quizás es que colectivamente pensamos que Steve Jobs era un gran hombre, incluso cuando sabemos de sobra que hizo su fortuna a costa de niños? ¿O quizás sea que parece que todos nuestros héroes son falsos? El mundo en sí mismo es un gran engaño. Enviamos spam con nuestros comentarios continuamente, sobre cualquier chorrada, como si fueran lo que pensamos, nuestras redes sociales falseadas como intimidad. ¿O quizá es que votamos por eso? No con nuestras elecciones amañadas, sino con nuestras cosas, con nuestras propiedades, con nuestro dinero. No estoy diciendo nada nuevo. Todos sabemos por qué hacemos esto, no porque los libros de “Los Juegos del Hambre” nos hagan felices, sino porque queremos ser sedados. Porque es doloroso no fingir, porque somos cobardes.
      Que le jodan a la sociedad


      Episodio 1. Minuto 12:09

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