viernes, 25 de marzo de 2016

La virgen de los condenados







Llevaba demasiado tiempo viviendo en la calle. Ni ella misma recordaba la primera vez en que se había visto obligada a pedir dinero para poder alimentarse. Se marcho de casa muy joven, harta de una infancia de abusos y de unos padres maltratadores. Al principio había coqueteado con las drogas fuertes( sobre todo había consumido heroína). Su primer pareja fue un camello del barrio, pero desde su muerte había intentado desintoxicarse sin muy buenos resultados . Que una persona muera en tus brazos te da una nueva dimensión de la vida,pero la droga la mayoría de las veces no acepta así como asi las perdidas.. Tras eso había comprobado lo duro que es vivir sola en la calle. La cantidad de personas que se roban unas a otras lo poco que tienen. Habia sido agredida varias veces. La primera vez la violaron. No hubo una segunda, desde ese día dormía con un trozo de cristal de una botella rota escondido en la mano. Si veía alguna sombra por la noche lo aferraba fuertemente con las manos dispuesta a atacar sin previo aviso.Tuvo varios perros. Mucha gente los usaba como protección por posibles robos. Desde la violación esa había sido su intención pero luego descubrió que esos animales tambien podían ser sus compañeros, que le podían ofrecer cariño, solidaridad y comprensión. Todo lo que la sociedad le negaba.
A los 30 años conoció a Eric. Era un hombre con un aspecto bastante común. De unos 40 años, con calvicie incipiente,fofo y bastante degradado por la edad. Eric había trabajado en un banco muy prestigioso hasta que hicieron recortes y fue despedido. Tenia una mujer y dos hijos. La mujer llevaba todo el matrimonio engañandole con su mejor amigo. Cuando lo descubrió pensó en divorciarse pero la costumbre o tal vez el amor se lo impidieron. Continuo con ella hasta que le abandono y se marcho de la casa. Al perder el trabajo por mas que lo intento le resulto imposible encontrar otro. La edad le imposibilitaba acceder a muchos puestos de trabajo donde solo buscaban jóvenes a los que poder explotar con contratos basura. Habia intentado en vano usar un crecepelo y algunas lociones de teletienda. Se había puesto ropa de su hijo para aparentar ser mas joven pero era rechazado en todos sitios. El engaño de su mujer y la imposibilidad de poder encontrar un empleo con el que recuperar su antigua estabilidad y pagar las facturas lo empujaron a la bebida. Habia pasado de ser un hombre que no toleraba beber ni siquiera en ocasiones especiales a tener la nevera repleta de whisky, ginebra y ron. Sus hijos se habían mudado de su casa mucho antes de que el matrimonio se fuera al garete. No solían visitarlo mucho, tenían sus propias vidas, familias y obligaciones.
Nunca había tenido suficiente tiempo para ellos y ahora el destino se lo decía de la peor manera posible.
Se había visto obligado a vivir en la calle por un desahucio. Claro, podría haber llamado a los hijos para instalarse con ellos pero le parecía que la vida ya se había reído lo suficiente de el y no toleraba sufrir otra desilusión mas.
Eric no conocía el barrio ni tampoco los  diferentes grupos que residían allí. Todo estaba dividido en etnias y si te colabas en una de ellas estabas totalmente perdido. La cosa funcionaba así.
Le había inspirado mucha pena y ternura aquel hombre con mirada triste que se sentaba en un banco del parque y se ponía a silbar por las noches mientras apuraba su botella. Aun no sabia porque se acerco a el y le propuso compartir sus cartones y los restos de comida que le habían sobrado del comedor social.
Ese seria el principio de una serie de meses donde había empezado la relación mas estable de su vida.
Tal vez era solo un amor basado en la necesidad que tenían los dos de alejar la soledad de sus vidas , para ella el solo era un niño al que la vida había tratado muy injustamente. Y hiciera lo que hiciera se respaldaba en eso.
Porque Eric ya no era el hombre dulce de antes, las vicisitudes del destino y la sordidez de la realidad habían agriado su carácter. Era malhumorado, bastante gruñón, un poco huraño y frecuentaba la compañía de otras mujeres a diario. Ella creia que no era culpa suya. Habia aprendido que el amor consiste en eso. En traicionar al otro. Y por eso hacia la vista gorda. Sea como fuere siempre volvía a ella y a veces la sorprendía con gestos de bondad incomprensible. Un día cuando estaba enferma le había dicho que hacia años que no comía naranjas y le había recordado como en su infancia antes de perder la razón, su madre siempre les hacia a ella y a su hermana zumos con un exprimidor.
Entonces el había desaparecido y había vuelto semanas después con una bolsa de naranjas y un exprimidor. Nunca supo como lo consiguió. Venia con todo el cuerpo lleno de rasguños y magulladuras pero con una sonrisa radiante en la cara.
Pero un día Eric enfermo, era una simple pulmonía pero no tenia suficiente dinero para comprar medicamentos. Mientras lo cuidaba habían ocupado el supermercado donde siempre solía pedir y había perdido un sustento diario que si bien era poco le podría haber permitido ahorrar. Hacia semanas que no comía y lo poco que conseguía lo iba guardando para sus medicinas. Habia comenzado a acudir a la iglesia pero el gran numero de personas que necesitaba ayuda era desbordante y siempre la pasaban a una lista de espera interminable. Era ya demasiado mayor como para ganar dinero usando su cuerpo como mercancía con la que obtener alguna ganancia. Mientras otras tenían la piel suave y firme la suya estaba llena de arrugas y de interminables surcos.
Parecía mentira pero llevaba ya tantos años viviendo con Eric. Habían envejecido juntos.
Una mañana descubrió que había muerto. Su cuerpo cálido y cercano ahora estaba frió y inerte.
Este hecho la hizo enloquecer sin remedio.
Su pena la ahogaba y la desangraba. Habia perdido a la persona con la que creia que iba a compartir toda su vida. En la calle sonaban las campanas y se oía música de semana santa.
Recordaba que su madre solía decirle que la virgen cumple milagros si te entregas a ella en cuerpo y alma y ella misma habia sido testigo de como las multitudes acudían a pedirle que obrara sus milagros. En su locura había ideado algo aun mejor que acudir a aquel desfile. Iba a sustituir al pequeño cuerpo de madera de la virgen y desde aquella posición seria alabada, amada y bendecida por la bondad de las personas. Obrarían el milagro de devolverle a Eric la vida.

Se colo en la iglesia y se puso el traje y las joyas de la estatuilla. Estuvo toda la noche allí, sentada sobre ese trono de madera.
Cuando llego la hora de la procesión le pareció increíble que aquellas personas no se dieran cuenta de que una anciana demacrada había ocupado el sitio de su santidad.
La elevaron por los aires con pasos fúnebres. La gente se arrojaba sobre ella por la calle y besaba sus pies llenos de roña y suciedad, enjuagaban su carne con lagrimas y alaridos.
Le parecía increíble que todas aquellas personas no tuvieran ni idea de que era lo que sostenian sobre sus espaldas, por quien realmente rezaban.

Pero como suele ocurrir; el peso de la verdad y el de los que sufren quiebra cualquier espalda y los costaleros empezaron a experimentar un dolor inhumano en las suyas. La madera crujio y sin previo aviso su cuerpo fue arrojado al suelo bañando de sangre la calzada.

No se dieron cuenta de eso tampoco.



Solo se preguntaron por su santidad, aquella muñeca de madera con la que llevaban ensayando tanto tiempo sus pasos.

miércoles, 23 de marzo de 2016

A dos metros bajo tierra








Mi primer contacto con la muerte apenas tuvo trascendencia en mi vida. Mi abuelo paterno murió cuando yo era muy pequeña aun ignorante de fino hilo que separa la vida de la muerte. Totalmente sumida en mi propio universo interior que se estaba desarrollando por momentos. Después nos dejarían mi abuelo materno y mi abuela paterna. Muy poco tiempo después, casi sin que hubiera desarrollado aun la capacidad para procesarlo. Tan solo fui consciente del dolor de mi madre, que paso varios días sin hablar sentada en el sillón y pensando que no había llegado a tiempo para poder despedirse y que el siempre la estaría esperando estuviera donde estuviera. Recuerdo detalles sueltos de ambos. Me acuerdo de la casa de mi abuela y de su curiosa forma de guardar regalos en las cajas de galletas y de la campanilla que me regalo mi abuelo una vez que vino de visita de Barcelona. Cuando era pequeña un día soñé con ellos y fue en ese preciso momento cuando me di cuenta de que eran personas que no había podido conocer y que ahora en ese instante se perderían para siempre entre mis recuerdos. Y me dio miedo, me dio mucho miedo que las personas pudiéramos ser eso. Solo recuerdos.
Como todos crecí pensando que la muerte es cosa de la edad, que es un contrato que firmas después de haber vivido una vida plena. Algo con lo que tienes que lidiar cuando la vejez llama a tu puerta.
Pero después en el instituto vi irse dos personas, evaporarse ante mis ojos y sin previo aviso. Un chico y una chica muy jóvenes, con ganas de vivir, con muchos sueños, esperanzas y metas incompletas. Con un montón de seres queridos que les llorarían por su modo inesperado de marcharse sin poder despedirse del todo. Personas que vivirían para siempre en su adolescencia, que merecían  mucho mas, muchísimo mas.
Y entonces me di cuenta de la putada que es la vida y de que es nuestra única pertenencia, lo único que realmente poseemos. Lo único que debe importarnos. Porque nuestras vidas, nuestros sueños y nuestros anhelos pasan desapercibidos bajo una tierra que vive a costa de consumir causas ajenas y se nutre tan solo de indiferencia y de vez en cuando de lluvia hecha de recuerdos ajenos.
Llevo meses viendo una serie de televisión que me ha recordado todo esto. Una serie hecha de delicada poesía visual que recuerdas muchos días después de haberla visionado. Que  aunque este hecha de fotogramas parece que fuera de papel porque cuando la recuerdas no solo te vienen a la mente imágenes sino olores, sensaciones, ideas.
En un principio es una historia ajena a cualquiera de nosotros. Una familia que vive en una funeraria, la muerte del padre que los vuelve a unir a todos. Ruth Fisher,  la madre sobre protectora con accesos de demencia donde libera todo lo que ha estado ocultando a lo largo de tantos años. La mujer cálida y dulce que cuida de su familia y tiene miedo a la soledad. La niña que tuvo que cuidar a la tía tullida y paso la vida entre el olor a lejía y desinfectante, esperando que un día su realidad cambiara. Pero toda posibilidad de cambio acabo demasiado pronto  con el marido y los hijos. Y la vida volvió a escaparse de nuevo por la ventana como acostumbraba. Sin embargo amo mas que a su vida a cada una de las personas que formaron parte de su realidad.
David Fisher, el hijo perfeccionista que no acepta su propia imperfección pero que capitulo tras capitulo nos demuestra que es capaz de sentir a través de otros, de vivir a través de ojos que ya se han apagado y de mentes donde el vació se ha convertido en el único dueño. David, que descubre a sus demonios para poder mirarse en el espejo y ver la persona que es, sin mas añadidos. Alguien que se cuestiona minuto tras minuto, que no se conforma con esconderse de los demás aunque ese sea el primer refugio que habita. Una persona que a fuerza de preguntarse lo que busca acaba encontrándolo en el sitio mas inesperado: su propio corazón. Porque David es el corazón de la serie. Palpita y lo puedes oir cada segundo, a veces se queda en silencio, a veces se precipita. Pero siempre sigue palpitando aunque a el mismo le cueste escuchar su propia melodía. Aunque esta llene de ruido la sala.
Se me ha olvidado comentar que cada capitulo comienza con una muerte de un personaje cualquiera magistralmente narrada que une su vida anterior a la vida presente de nuestros protagonistas. Por eso para ellos a veces es imposible establecer la linea que los separe de esos que deben convertir en un buen recuerdo para sus familiares.
A veces llegan historias, carencias, dramas que les absorben y se ven reflejados en otros rostros, en otras vidas.
También tenemos a Claire. Es dificil no crecer con Claire, yo misma me he sentido capitulo tras capitulo como ella. La chica rara y excéntrica del instituto. La que no encaja ni quiere encajar pero intenta todos los trucos que conoce para encontrar su lugar en el mundo. Para descubrir mas tarde que no ahi un lugar determinado para cada uno en el mundo, que el mundo nos pertenece. Con toda su amplitud. Y tal vez lo único que debamos hacer es pertenecernos a nosotros mismos después de llevar en la piel suficientes nombres tatuados. Es difícil no sentirse como Claire, tan perdida y aterrada, tan llena de energía y de vida. Probandolo todo para saber lo que busca, atrapada en la imagen que tienen los demás de si misma y la que ella misma debe concebir. Crecemos con Claire porque todos hemos sido esos niños rebeldes que no saben lo que buscan o hacia donde van, porque algunos los seguimos siendo pero hemos aceptado que un día el coche verde lima en el que están pegados nuestros recuerdos sera solo chatarra, Y entonces nos romperemos irremediablemente y tendremos que seguir caminando con todo eso que hemos aprendido a lo largo de los años. Aunque la vida sea una fotografía que ya hemos vivido pero nos llene de placer contemplarla a pesar de saber que es solo papel y memoria. Simples deshechos.
Brenda ,que colisiona con la vida de todos los demás arrastrando sus propios demonios y traumas. Con su propia historia a cuestas , de la que solo se separara una vez que la felicidad le de un ultimátum y le exija pagar el precio necesario para poder seguir viviendo. No una vida dibujada por los padres o por los psicólogos. Una vida que valga la pena vivir  por uno mismo.
Y el mejor personaje, al menos para mi, Nate Fisher. Podría hablar tanto de Nate. Nate que quería ser diferente a su padre, que lucha contra su destino y no sabe que a veces es la fatalidad la que nos guía. Pero no por ello debemos de tirar la toalla, no por ello debemos de dejar de luchar, se seguir oponiendonos a este huracán que se llama vida y que planea derribarnos con un simple soplo de viento. Nate es un luchador que se aferra a la vida. Que ama a la vida con todas sus letras. En mayúsculas y en cursiva, con luces incandescentes y tambien con tinta oscura. Porque Nate no se conforma con vivir, Nate quiere hacer de cada instante ese momento de felicidad efímera que valga todas las desdichas. Y a veces lo busca en la sonrisa de una mujer,  la risa de su madre o la mirada confusa de su hermano. Pero como todos los demás tambien tiene miedo.
Tiene miedo de ese que aparece sin previo aviso arrebatándonos lo que mas queremos, sin una carta de disculpa sobre la mesa. Sin mas presencia que la desolación.
Personajes comunes que se sienten, que transpiran bajo cualquier piel. Personajes que se hacen cercanos capitulo a capitulo. Una familia con la que reímos y lloramos, con la que comprendemos lo que es la esperanza y la pena. Una familia que se convierte  tambien en nuestra familia ,aunque solo sean seres de cartón. Pero son tan cercanos después de cinco temporadas que su dolor puede ser nuestro dolor.


Cada capitulo nos dice lo mismo. Ahí esta, eso es todo lo que tienes. La vida. Y sabes que un día te sera arrebatada. Que todos morimos aunque creas que eres especial y diferente. Aunque hallas creado tu propia existencia y con tu muerte tambien mueran todas las cosas conocidas a las que has dado forma al parpadear.
La vida es una putada que la muerte reafirma y se lleva a niños recién nacidos, a jubilados, a personas que se fueron un fin de semana de excursión buscando paz y tranquilidad, a asesinos en serie y tambien a personas bondadosas y dulces que se sacrifican por los demás.
Puedes morir solo sin haber conocido al amor de tu vida o justo el minuto después de haber dado con el. Puedes tener una muerte violenta y dolorosa o morir rodeado de las personas que quieres cuando sabes que las has dado toda la felicidad que podías ofrecer. Puedes morir masturbándote en una habitación de hotel mientras pones el móvil en silencio pensando en tu canción favorita o ser asesinado por un grupo radical de cualquier secta. Puedes crear otra vida con tu muerte y ser recordado como un héroe o tener como ultimo contacto de llamada a una persona para la que ya no representas nada. Sea como sea, llegara sin previo aviso. No te va a pedir que estés preparado.
Y no ahí mas. La muerte nos arrastra a todos, nos consume a todos. Nos atrapa a todos.


Esta serie no es una serie, debería ser la historia de cada vida. Porque eso es lo que nos narra.
Y no podemos hacer nada mas que sonreír y atesorar en una cajita nuestros recuerdos mas valiosos para revivirlos en los días tristes y darnos calor. Hacer de una risa o de un silencio la banda sonora que deseemos oír cada minuto de nuestra vida.
No podemos hacer otra cosa que no sea vivir intensamente cada instante, haciendo lo que sentimos, queriendo a los que queremos y siendo quienes queremos ser.


Porque al final de esta escalera solo esta el vació y el silencio. La soledad y el llanto de los que aun no se han ido.


Están es nuestra vida, nuestra única vida y debemos luchar por ella. Con uñas y dientes si hace falta. Contra todo y contra todos los que intenten robarnos la alegría, la esperanza y la fe.






Eso es lo que dice esta gran serie. Que la felicidad es esa cosa efímera que atrapamos con las manos y debemos dejar fluir después. Pero en esa sensación, en ese instante de dicha pletórica, de alegría desorbitante debemos buscar un hueco para existir para siempre.
Aun cuando la existencia intente robarnos los motivos.



Esta es una serie que debería ser visionada por todo el mundo. Representa todas las pruebas dolorosas, fatídicas, todos los momentos bellos, precisos y esperanzadores a los que nos someterá la vida.






Si, la vida es una putada pero merece la pena vivirla.


Estamos solos en esta estación pero mientras esperamos intentemos divertirnos y no nos conformemos con eso, intentemos vivir. Pero vivir con todas sus consecuencias, sabiendo que la vida es ese amante al que nos entregamos por completo y que al final nos destroza pero aceptando la dicha de ese instante y sumergiéndonos en el.



Para siempre.




Podría decir muchas cosas del final de esta obra maestra. Es un final perfecto, nadie podría haber hecho otro final mejor. La canción, las imágenes que se van sucediendo una tras otra, lo que nos muestra. Las sensaciones que nos transmite.



Estamos viendo nuestra propia vida. La estamos viendo desarrollarse ante nuestros ojos y sabemos que no ahí nada mas.




Que algún día todos nos dejaremos ir. Que dejaremos de ser poesía, movimiento, color.




Pero habrá valido la pena. Porque seguiremos siéndolo para otro
Lo habremos sido para alguien.
Porque lo importante son las veces que chocamos con otro y le dejamos impresa nuestra saliva , nuestros miedos y nuestros sueños.
Porque no somos mas que huellas en la arena que se desintegran con el choque de las olas pero que a fuerza de alimentarlas tambien son especiales y únicas pese a su origen común.
Irrepetibles y autenticas.




Hacia mucho tiempo que una serie no me hacia sentir tantas cosas. Que no me hacia ser tantas cosas.



Gracias Alan Ball.






Ahí cosas que me llegan al corazón. Esta es una de ellas.

sábado, 12 de marzo de 2016

Otoños que crecen bajo la piel








Ten cuidado con ese par de alas que se te han pegado a la suela de los zapatos y no intentes dejar huella con ellas.
A simple vista te parecerán solo hojas muertas que se acurrucan en las esquinas asustadas del azote del viento que hace que el Otoño las desangre sin piedad en las aceras.
Un día crecieron fuertes y valientes cosidas bajo mi piel.
Antes de que fuera consciente de lo alto que podía volar cuando cerraba los ojos pero sobre todo cuando los tenia abiertos.
Han pasado mucho tiempo alejadas de la mirada ajena de todo el que olvida que puede encontrar en cualquier lugar aquello que ha olvidado buscar cuando fija su mirada en el cielo.
No las infravalores ni las menosprecies porque su presencia solo significa una cosa. Su muerte solo tiene un motivo.

Que estén apiladas sobre el suelo solo puede tener un porque. Otras ocuparon su lugar cuando sangraron y murieron, cuando fueron arrancadas antes de conocer su verdadero poder.
Otras crecieron en su lugar. Otras mas fuertes y valientes, mas combativas y resistentes. Conscientes del poder regenerador que siempre habían poseído. De su capacidad de ser hojas de Otoño que se convierten en naturalezas muertas fragmentadas en miles de trozos para mas tarde regenerar de nuevo la vida y parir dos alas nuevas y resistentes.
Dos nuevas alas que crepitan como fuegos artificiales abriéndose camino sobre la piel , trazando nuevas direcciones. Laberintos que vivian en un mundo subterráneo debajo de la carne y escondidos de las codiciosas miradas ajenas. Perfectas en su imperfección.
Agradecidas a los que las menospreciaron y las quisieron hacer débiles a base de  hundirlas con débiles te quiero pronunciados sin  aparente maldad . A los que no vieron en su fragilidad fortaleza y en sus imperfecciones una suma de pequeñas cosas perfectas.
Son los que las han infravalorado y hundido los que las han hecho verdaderamente fuertes, realmente poderosas y bellas.



Ten cuidado con ellas.


Con las alas que crecieron de la devastación, esas dos alas de otoño que creían que no iban a llegar a ver la primavera  y ahora son un verano perpetuo
.Ahora saben realmente lo que significa volar, explorar el ancho cielo.




Quererse y querer a otros.



Hacer de la flaqueza la cantidad necesaria de coraje para vivir sin miedo.


Volar sin limites, sin tener en cuenta la distancia que eleva los pulgares del suelo.
Volar sin miedo a caer de imprevisto de nuevo bajo un manto de tierra.



Encontrar en el cielo continente donde la carne descifra cada una de sus letras.









martes, 1 de marzo de 2016

Matrioska



Lo supo cuando lo tuvo entre sus brazos. Apenas recordaba nada de lo ocurrido anteriormente, no imaginaba cual era la verdadera razón por la que se había decidido a ir a verlo aquel día al hospital.
Ese pequeño bulto sonrosado y frágil podría haber sido el motivo de mas felicidad de toda su existencia. Cuando lo acerco a su pecho fue consciente, seria del calor que irradiaran sus facciones de donde derivara la decisión de amarlo u odiarlo el resto de su vida. Esperaba encontrar en el algunos rasgos de ella. Sus ojos risueños y soñadores, aquella manera tan peculiar y graciosa de fruncir el ceño cuando estaba enfadada y las arrugitas que se le dibujaban en la frente. Los mofletes salpicados de pequeñas pecas diminutas que se disponían unas sobre otras de forma anarquica, el delicado mentón. Ese aire de indiferencia y ensimismamiento que la hacían parecer tan sola ante los extraños. Tan solo habría bastado con que tuviera alguno de aquellos rasgos para que hubiera decidido amarlo hasta el final de sus días. Lo habría seguido en la distancia, habría sido un referente, un mentor, un amigo. Un profeta. Aquel desconocido que siempre esta dispuesto a hacerte sonreír cuando las cosas están difíciles. La persona mas insignificante con la misión mas valiosa: salvarte antes de que experimentes la tragedia de la vida, crear un lugar donde puedas resguardarte de lo desolador de la existencia. Habría bastado muy poco para reservarle su amor y su amparo incondicional pero lo había heredado todo de el. La mirada cargada de fiereza, aquellos ojos iluminados perpetuamente por la chispa de la ilusión. La tez morena y el rostro cargado de durezas, de pequeños pliegues que aun no se manifestaban con la suficiente fuerza. Estaba hecho a su imagen y semejanza desde los ojos verdes hasta el cabello negro. No tenia nada de Emily, era la prueba mas cercana de su fracaso.
No le bastaba el haberla perdido, tenia a aquella diminuta cosa que le recordaba que por encima de su dolor, soledad y tristeza otro había robado su felicidad y había engendrado con ella una nueva forma de vida que tenia la función de recordarle cuan patético y miserable era.
Conoció a Emily en Bachillerato, se sentaba delante de el en la clase de ciencias. Era una alumna brillante pero ademas de ello poseía una sensibilidad innata que la hacían ser consciente de cosas que los demás ignoraban. Una vez se detuvo en mitad de un entrenamiento de gimnasia para curarle el ala a una paloma que se había estrellado contra el capo de un coche. La había empezado a amar en silencio, trazando poco a poco el plan de como acercarse a ella. Comenzó a frecuentar a sus amigas para poder obtener información sobre sus intereses y averiguo el itinerario que seguía todos los días para volver a casa. Tal vez todo habría ido bien si ese día su tía no la hubiera llamado y hubiera tenido que salir antes de tiempo del instituto. Se quedo esperándola en la puerta durante lo que parecieron horas pero ella nunca llego. Aquel día su sonrisa estaba destinada a otra persona.
Consiguió un buen trabajo. Era respetado y admirado por los demás, podía hacer sentir seguridad y confort a cualquier persona pero ella había decidido casarse con un obrero sucio y roñoso. Un miserable que se gastaba la paga semanal en las tabernas y que no aspiraba con tener un futuro mejor. Ella sin embargo lo quería con locura y se había mudado a vivir con el tan pronto como pudo, quedándose embarazada un par de meses después.
Para un hombre de mundo como el eso fue un duro golpe, tal vez el mas terrible que le habían proferido.
Se había enterado de la noticia del nacimiento por una amiga común y había acudido al hospital para deshacerse por fin de toda duda que quedara sobre un futuro posible con ella.
Ese rostro que tanto le había atormentado en la sala de primeros cuidados le perseguiría muchos años después.
Aquel niño sonriente y fuerte aparecería cada miercoles en el mercado que se situaba enfrente de su sucursal. Paseándose, pavoneándose, jactándose de su superioridad y felicidad ante el. Demostrando con su mera existencia el único y mas importante fracaso de su vida.
Emily y el obrero nunca iban con el pero la ropa andrajosa del niño le hablaba del tipo de vida al que ese hombre la sometía. Sin embargo el niño parecía siempre feliz.



Un día sin embargo ocurrió algo. Conoció a una persona que fue a pedir un préstamo a su banco. A veces sus clientes se excedían y le ponían al tanto de los detalles mas escabrosos de su vida para obtener su confianza y cordialidad. Aquel hombre había hecho algo horrible.




Podía ir a la policía y denunciarlo sin mas. Denunciarlo o ignorarlo marcarían un precedente en su futuro.
Hay un momento en la vida de todas las personas donde la linea entre lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal se perciben con total claridad. Donde uno decide que tipo de persona va a ser mediante lo que esta dispuesto a tolerar. Donde decide si servirse de la desgracia ajena o combatirla. El momento donde se zambulle en la profundidad de su corazón y ve lo podrido o lo brillante que es.
En ese momento los hombres deciden si hay un lugar en el mundo para los monstruos, para sus crímenes y su brutalidad. Y si aceptan esta premisa tambien condenan su propia alma.



Le ofreció un crédito y le dijo que lo ayudaría. Debía ir cada miercoles al mercado a una hora determinada. Allí vería algo que le resultaría muy interesante.




Desde aquel día aquel niño dejo de sonreír. Y tambien dejo de verlo pasear por aquel mercado con el paso del tiempo.
Habia ganado.



Pero algo había ocurrido. Alguien era consciente de su pequeña venganza. Dos prostitutas con las que tenia contacto aquel hombre sabían demasiado. Decidió extorsionarlas. Seria fácil. Unas mujeres que estaban acostumbradas a venderse y humillarse para poder subsistir, no le supondría un gran esfuerzo doblegarlas. Al principio entraron en razón fácilmente, fue fácil manipularlas.
Consiguió buscarles un buen empleo a ambas y hizo a una de ellas su secretaria. Pero la que había empleado en su sucursal comenzó a demandar mas y mas cosas con el paso del tiempo. Primero  tuvo que alquilarle un piso para que ella y su hijo vivieran, los lleno de caprichos y pagaba todas sus facturas aun cuando llevaba meses sin poder costearse las suyas. Aquella mujer lo torturaba, si no cumplía uno solo de sus deseos amenazaba con ir a casa de Emily y contarle toda la verdad.
Aquello no podía ocurrir. El iba a ser presentado por primera vez como un monstruo.
Habría podido matarla, acabar con aquel chantaje pero no tenia el valor ni el aplomo necesario para poder mancharse las manos de sangre. Prefería que fueran otros los que hicieran el trabajo sucio.
Perdió el trabajo y lo desahuciaron de su casa. Vivía en la calle, se había quedado sin nada pero aun así ella seguía exigiéndole.
-O pagas o desvelare todos tus secretos.
Un día le dijo que tenia un trabajo para el , que era bastante fácil. Tenia que llevar droga desde una punta de la ciudad a otra. Quedaría con el traficante en un hotel y le proveería de la mercancía.
Sin embargo cuando aquella puerta se cerro vio que había caído de nuevo en un engaño de ella. No había droga ni traficante, había llegado a un acuerdo para prostituirlo. Habia perdido el único derecho legitimo que le quedaba; el de su propio cuerpo pero esto no lo descubriria hasta la mañana siguiente cuando despertara solo y desnudo en aquel hotel, aun adormecido por la sustancia con la que habia brindado con aquel tipo para finalizar su acuerdo de venta de cristal.

Decidió implorarle, someterse a sus ordenes. Beso sus tacones, sollozo sobre ellos, llenándolos de lagrimas y saliva.
- Por favor liberame de esto, ¿no te parece que ya he sufrido demasiado?
-Oh vamos, no vengas a hacerte la victima con esto. Tengo un hijo sabes y tu no eres ningún mártir. Eres un monstruo, algo peor que un monstruo. No devoras a los demás pero sabes elegir el momento adecuado para provocar su derrumbe. Crees que eres un dios y que puedes jugar con el destino de los demás a tu antojo , tu arrogancia es tu mayor pecado.
¿Sabes algo divertido?. Emily se va hoy de la ciudad, van a comenzar su vida en otro lugar, se van a dar otra oportunidad. La gente buena sufre pero al final consigue rehacerse, sobreponerse, sobrevivir a las peores tragedias, Con lo que no cuenta la gente como tu es que por muy retorcido, despreciable, cruel,manipulador y insensible que seas es que siempre habrá alguien peor.
Y esa persona soy yo.
Por cierto; te gustara saber como conocí al tipo que nos unió. El vino acompañado de un par de colegas del trabajo al club pero estaba mas interesado en mi hijo que en nosotras. Era un hombre poderoso, se creia muy valiente. Tenia el mismo modo de pensar egolatra y destructor que tu. Creía que los demás eramos solo fichas en su tablero y que el nos movía pero con lo que no contaba es con el dolor de una madre. El se pensó que me quebraba , pero lo quebré yo y cuando me hablo de ti comencé a desear conocerte. También conseguí librar a aquel niño del destino que le tenias deparado. No fue fácil y no fue rápido pero el sufrimiento de mi hijo fue suficiente y gracias a que se acercara a tu chico conseguí un par de pruebas que coloque en la poli de forma anónima.
Y lo mejor de todo eso es que gracias a todo ese horror me pude acercar a ti.

Este es tu infierno personal, disfrútalo.


Yo me ocupare de que puedas hacerlo durante muchos años.