domingo, 28 de septiembre de 2014

Consumirme. Consumirnos por dentro







Los seres helados me persiguen contaminándome con su gelidez y yo me encuentro como uno de esos peces que se sienten atrapados en la orilla llenando sus branquias de silencio y inmolándose con cada movimiento.
Los seres helados me persiguen diciéndome que abandone la pasión, el odio, el sueño, quieren acortar cada palpito porque no entienden que la brújula de mi corazón hace tiempo que exploto por no saber comprender el sol que tenia anudado en la garganta.
Pero yo lucho y me resisto. Me alejo de ellos.
Los repelo cuando descubren que soy una de esas luces de los cuadros de Caravaggio y confirman que aunque efimero ese brillo consigue dotar de luminosidad a toda la escena y hacer marcharse la negrura.
Y yo los encuentro bajo el lazo de la sangre, bajo la sonrisa del desconocido, tras la caricia del colchon, con el latir acompasado que intenta amoldarse al frenético concierto que enmudece todos los ruidos de la sala.
Y aunque el sentimiento sea una bala con la que me desangro no lo abandono aun pudiendo.
Esa lacra, esa basura se adhiere a mi con la misma maña que un insecto acude al amparo de una luz pero mi luz es del tipo que se hace añicos y sigue brillando.
Y yo lucho, yo lucho y me tatuo el amor en el pecho. Aunque sea una condena.
Aunque hoy amar sea un invento que aleja el silencio con el ruido del colchon y llena de sudor los sueños.
Yo lucho y me anudo el sol muy fuerte en la garganta para atraer nuevos sueños.
Porque nadie me ha enseñado a vivir y yo no se hacerlo si no ardo antes por dentro.

2 comentarios:

  1. No cariño, no, mejor arder en el infierno que dejar que te alcance el hielo...
    Un beso.

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    1. Siempre, aunque el hielo este presente en el 90% de las personas que nos crucemos. Arder por dentro es estar vivo...

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