domingo, 18 de noviembre de 2012
Tal vez nuestro sitio no sea el cielo
con sus infinitas posibilidades y sus recompensas efímeras.
Tal vez nuestro sitio no sea el infierno.
Con sus dudas eternas y sus culpas injustificadas que la memoria tiñe de recuerdos.
Tal vez el único lugar sea este.
Incierto, variable, inhóspito, a veces cruel y otras alentador.
Tal vez este limbo sea lo único cierto entre tantas acuarelas azules buscando tonos calmados y placidos y rojas llameantes que pretenden indagar en la textura del mal.
Y tal vez este cielo que truena y nos cala los huesos de gelidez para luego regalarnos un par de caricias cálidas en la piel sea el único cielo posible al que acceder.
Y tal vez esta tierra que es sepultura de huesos, ideas y patrias sea el único infierno posible.
Y quizá lo único que podamos hacer es volar.
Lo mas lejos posible.
Y intentar buscar nuestro pequeño edén entre tanta incertidumbre.
Imitar a los pájaros y volar.
Aunque desorientados y frágiles, pensativos y confusos.
Porque al volar dejamos en el firmamento la mejor huella de que seguimos vivos.
Y que esta tierra que tanto resta y tanto absorbe todavía no nos ha consumido.
Que todavía podemos elevarnos sobre nuestras miserias.
Basta el coraje con el que se impulsa una pierna hacia el vació y entonces todo habrá valido la pena.
Porque todo el miedo , el dolor y la angustia habrán desaparecido.
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El cielo y el infierno, a mi entender, se viven en vida.
ResponderEliminarQuizá sólo haya que aprender a ser feliz, a dejar volar el pasado y aferrarse al presente o al futuro para tener algo mejor...
eso es justamente lo que quería expresar con el texto =)
ResponderEliminarme alegro que te haya llegado.