lunes, 29 de julio de 2013

Los hijos de la furia




claman en mi pecho.
Pero ya no me llena de rabia saber que mis ojos son acuarelas que buscan dibujar la vida como un cuadro tenebrista.
He aceptado la oscuridad de lo que soy, los matices que desprendo, mis delirios, mis pasiones.
He aceptado saber que cuanto mas cerca me siento de mi misma , mas lejos me encuentro realmente.
Que cuanto mas digo conocerme, mas me desconozco.


Quererme no es un deporte fácil.
La tormenta de lo que soy, de lo que siento, en cualquier momento puede dejarte tan seco como me deja a mi.
Puede arrastrarte hasta las olas, quebrarte la voz y el alma, solo para demostrarte que esa pequeña muerte es el enunciado de otra vida.
Sera una pequeña muerte apacible y calmada que te deje los pulmones vacíos solo para llenarlos de aire con mas fuerza , con mas energía, con mas violencia.

Pero ya no me importa invertir en algo que se que es un fraude. Ya no tengo miedo a creer en mis mentiras.

Porque lo importante de los cuadros tenebristas no es su oscuridad. Es su halo de luz.
Su fe ciega, incansable, luchadora, ingobernable.
Ese halo de luz que exista aunque no este condicionado para ello.


¿Y sabes que?

Quizá me asfixie de vez en cuando y todo para mi pierda su sentido.
Pero no quiero a mi lado a alguien que tenga miedo a ahogarse.
A alguien a quien le aterren esas pequeñas muertes que conforman cada existencia.


Todas mis victorias parten de una derrota.


Pero me alegro de vivir día a día bajo la incertidumbre de la cuerda floja.


Eso me hace vivir cada día, cada segundo , cada instante, con la pasión del que no teme al mañana porque ha decidido vivir en el hoy, a pesar de todas sus mentiras, su degradación y su incertidumbre.



Así que , ¿porque no nos ahogamos un poco?


Juguemos a ser valientes y a lo mejor resulta que no es mentira.



Los hijos de la furia claman en mi pecho.

Pero ya no los aparto de mi.
Me susurran ,se lamentan, me degradan .
Pero los he aceptado como una parte adherida de lo que soy.
De lo que siempre seré.



Y he aprendido a quererlos.


Mas que a mi.
Mas que a ti.
Mas que a cualquier cosa en esta vida.

1 comentario:

  1. No sé qué ocurrirá dentro de un segundo en mi vida, nadie sabe qué depara el destino. Pero no se puede dejar de vivir por miedo a lo que nos pueda pasar. En la cuerda floja, estamos todos. Pensemos por un momento que todo saldrá bien.
    Me alegra saber de ti, besotes.

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