Me gusta la gente que entra sin tocar la puerta.
Que no se conforma con un cartel de cerrado.
Que rompe barreras, alambradas y murallas.
Que vuela los cerrojos mas fuertes con dinamita y se deja en cada trozo de hierro con el que colisiona una parte del alma . Algo que nunca volverá a recuperar por mucho que se esfuerce en torcer la partida.
Me gustan los que juegan a todo o nada.
Los que se acuestan con la muerte solo por ver con mas claridad la luz del sol cada mañana.
Los malabaristas de la vida que encuentran placer en sostenerse sobre el aire en montañas de ilusiones cargadas de oxigeno que no son mas que mentiras bien artificadas.
Los que vuelven lo solido un liquido donde disolver todo lo que parece seguro y firme.
Me gustan los que te dan las gracias por existir sin conocerte, los que escriben mensajes de amor en las calzadas. Los que se desnudan en los versos sin temor a las cuchilladas.
Los que luchan cada día por pintar el mundo de otro color que haga menos daño a la vista y cause un menor impacto en el alma.
Esos que tienen ojos que son océanos donde te puedes sumergir sin miedo a ahogarte. Paraísos de lluvia donde encuentras tesoros que te llenan, donde cada gota de agua te seca y arrastra toda el agua que contienes.
Territorios inaccesibles para la mente humana que son noches donde puedes seguir esa luz que te lleve de vuelta a casa.
Hemos venido al mundo para encontrar en la mirada del otro esa chispa que ilumina nuestro rostro y hace que se nos inflame el alma.
Ese huracán que nos devora por dentro y remueve nuestras entrañas.
Haciendo que los perros ladren con el ruido de las cadenas partiéndose en mil pedazos.
Liberándolos de sus formas de existir prefabricadas.
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