David había visto su primer muerto a los ocho años.
Aquella cara pálida y mustia lo hizo marcharse corriendo del piso de sus padres.
El miedo le impidió ver que había empezado a correr y lo supo demasiado tarde, cuando un coche estuvo a punto de atropellarle.
Apenas sufrió mas que rasguños pero volvió a casa sonriente sin percatarse de los lloros de su madre y el mal humor de su padre.
La abuela ha muerto le dijeron, pero no le impacto por que el ya lo sabia.
Aquel cuerpo frió y poderoso que antes había tenido el poder de destrozarlo, ahora solo era una broma hiriente.
Quiso a su abuela mas que a nadie aunque nunca se atrevió a confesarlo.
Ella lo hacia criado mientras su madre se colocaba en la habitación de al lado y su padre se follaba rubias en un hotel.
Aquella noche se fumo su primer cigarrillo al lado de su abuela en el velatorio.
Y le tiro el humo al cadáver mientras le dedicaba una mirada sarcástica a los presentes y vociferaba- Vete con ellos si quieres, a mi nunca me cojera por la nuca la muerte.
Desde aquel primer momento el humo se había convertido en su medio de vida.
Adoraba practicar deportes extremos ,colocarse y follar a pelo.
Clara lo sabia pero aun así decidió enamorarse.
Y miraba indecisa su reloj mientras soportaba otro plantón mas con todo el orgullo herido que podia esconder al mundo.
Y apagaba las velas del pastel y guardaba los platos de la cena con una mueca de desagrado.
Pero no le importaba porque al amanecer David haría acto de presencia y aquel hombre que parecia tan insensible y cruel volvería a ser el niño frágil y inestable del que estaba enamorada.
Pero aquella noche David no apareció. Y tampoco apareció la siguiente.
Murio de una sobredosis mientras esnifaba coca del pecho de una puta en un burdel de Shangai.
Pero eso nunca lo supo.
Como tan poco supo que David vivia solo para que la vida no se lo tragara.
Que su único sueño era follarsela en cada rincón de aquella casa hasta que el mundo se jodiera asi mismo y se infectara de alguna enfermedad venerea y todos los cabrones e hijos de puta del planeta perecieran mientras ellos agonizaban de placer en una cama. Buscando incansables el orgasmo con la misma ansia del que busca a Dios hasta la eternidad.
Nunca lo supo pero fue consciente de una cosa.
David no era muy serio a la hora de poner reglas.
Pero había una que nadie podía quebrantar.
Tal vez podias encontrar sitio en su cama, pero nunca encontrarias lugar en su corazon
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