sábado, 16 de febrero de 2013

Dime en que crees







y te diré en que patria yacen tus ideas.
Muéstrame las llagas de tu estigmatizada fe.
Y te diré a quien pertenecieron.
No es nada nuevo y único eso que te has colgado al pecho con ilusión y soberbia.
Sobre los colores de tu bandera vive la sangre de los que antaño tuvieron el valor de luchar codo a codo por sus ideas.
Hoy en día eso no se hace.
La ideología se ha convertido en una propaganda, en un panfleto que se vende barato para cualquiera.


Ya no quedan personas que se jueguen el pellejo por una idea.
Pues nadie tiene ideas propias.


Mira como maman de lo añejo.
Son solo infantes raquíticos que insuflan en su pecho ideas ya perdidas, olvidando cultivar otras nuevas.




Son los hijos de una revolución muerta. Los señores del capitalismo.


Mañana olvidaran su pancarta y cambiaran de chaqueta.




Bienvenido este es el mañana.



Usan la barricada como hogar sin saber cuantos muertos arrastra cada silaba.





Nadie se coloca una granada en el pecho.




Cuando el terror llama a la puerta no hay revolución lo suficientemente fuerte para hacerle frente.







La muerte de unos pocos tiñe de vergüenza la forma de vida que eligen unos cuantos.




Y eso lo cubre todo de espanto.



Dime en que crees, que patrias has pisado.



Yo te diré que tengo quemados los pulgares.





Todas las patrias me parecen pequeñas y todas las ideas comunes me resultan teologías individuales.





No hay mas camino que el que marcan los pies.






De la tierra quemada no pueden surgir flores.






Abre camino a cada paso. Atrévete a pensar. Observa mas allá de la muerte.




Empieza la revolución en el pecho.




Porque ese es el único lugar del que ha de nacer.






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