Le encantaban las olas.
Extendía su cuerpo en la arena y dejaba que la transportaran, que la arrasaran.
A veces jugaba con ellas y fingía ser una mas de sus sombras. Arqueaba el cuerpo para que el choque no fuera violento o bien se volvía violenta, tan violenta como podía ser la mar a veces.
El mar en calma siempre le parecía tedioso, aburrido. Lo encontraba solo como pretexto para renaudar una lectura. Todo era mas apasionante cuando todo estaba lleno de dificultades, cuando su oponente demandaba de ella algo mas que lógica, fortaleza, una fortaleza que abarcara un tipo de esfuerzo que no estuviera al alcance de cualquiera.
No sabia que la vida era como la mar. Violenta y benevolente. Levantando costras y sanando otras con su sal. Destrozando navíos que se armaban con esmero y cariño , aniquilando formas de vida y a la vez sirviendo como amparo para otros microorganismos que coexistían gracias a su estructura.
No sabia que la vida era como la mar y que se podía llevar al instante castillos de arena hechos de ilusiones infantiles, vidas, pedazos de cada ser...
Todo esto, obviamente, lo tenia en cuenta cuando pasaba los días mas amargos y demandaba de los demás algo que no podían ofrecer.
Entonces fosilizaba sobre sus restos nuevas formas de vida y se convertía en otra cosa, mudaba de piel, dejaba de lado sus miserias y se esforzaba como nadie por pintarse otro mañana.
Los demás no advertían el cambio, pocos caían en la cuenta de que se había producido algun cambio.
Pero había otra chispa en la mirada, otro brillo, un lento crepitar, la muerte y el nacimiento de algo.
En el fondo como a todo el mundo las dificultades tampoco le causaban un placer sublime pero había descubierto que si uno podía suprimir sus emociones también podía avanzar en cierto modo hacia algun sitio.
Así que cuando alguien le hacia daño se volvía como las olas. Violenta, cruel, indiferente.
Aparentemente nada había ocurrido pero un extraño devenir acontecía tras las fechas del calendario.
Y sin que nadie lo supiera arqueaba entonces su corazón. Lo arqueaba con la misma maestría con la que contorsionaba su cuerpo cuando alguna ola furiosa la creía una roca contra la que chocar.
Arqueaba su corazón y entonces de repente el dolor se desvanecía, desaparecía.
Era como una especie de droga que lo liquidaba todo.
Eso debía ser justamente la supervivencia.
Una droga con la que suprimir las miserias.
viernes, 21 de marzo de 2014
Cada historia es una bomba de relojeria
Tu pecho era un cenicero y mis labios un cigarrillo que quedaba bien en cualquier boca.
Quisiste firmar cada uno de mis orificios con el desencanto de un poeta frustrado.
Y ahora mis rimas no riman y mis cuentos para dormir me despiertan en mitad de la noche.
Y ahora los sueños me sueñan y las pesadillas trepan por mi espalda y asustan a los fantasmas de mi cuarto.
Tal vez ser salvaje no es una elección; tal vez las firmas de otros nos hacen buscar una sabana donde habitar en este infernal asfalto.
Ya solo me queda soñar. Soñar con la gran obra que nunca escribiré y que me visita siempre a las 5 de la mañana y después de meses de gestación sufre un brutal y cruel aborto.
Y lo unico que deseo de corazón es poder acunarla, acunar a mi pequeña estrofa para darle sentido a toda esta canción. Pero la ingrata siempre me abandona.
Con la misma facilidad que la vida , el amor o la muerte.
Pero tal vez buscarla sea mi unico cometido en la vida.
Narrar una historia es rebelarse. Decirle a la vida que por mucho que sobrevuele lo efímero de la existencia sobre nuestras cabezas no daremos una lucha fácil.
Narrar una historia es resistir pese a lo mucho que se pierda o se gane en el camino.
Cada historia es una bomba de relojería y la mía no iba a ser menos.
Pero mientras la muerte se nutre de mi desesperación, seré yo la única que decida como darle cuerda a este reloj.
Hoy he vuelto a despertarme con el aliento del insomnio pegado a la nuca.
Pero el insomnio es la única puerta donde se atreven a tocar las musas.
Asi que bienvenido insomnio, me encanta tu compañía. Puedes traer a tu amiga la tristeza.
Ya no le tengo miedo.
En esta cama hay sitio para todos.
Siempre me he sentido mejor entre pecadores
Me dicen que soy cruel por herir cuando se sabe de antemano que un animal salvaje es impredecible.
Yo veo mas cruel al que solo se limita a observarme dia tras dia tras las rejas de mi jaula sin atreverse a transpasar la verja. Alimentando sensaciones que no tienen el valor de convertirse en actos.
No me creo a las personas llenas de buenos propositos y moralidad implecable.
No me creo a los que no han vomitado su alma una noche solo por el placer de cosersela luego a la espalda, a los que no se han buscado en gemidos ajenos o no han golpeado el reflejo edulcorado que ofrece el cristal de su baño solo por ver quien ahi mas alla.
No me creo a los que no abandonan sus papeles, su rigidez, su estatismo, a los que nunca cometen un simple acto que no este planificado anteriormente.
Me repugnan los santos.
Siempre he creido mas en los pecadores.
El ser humano esta corrompido. Andar torcido es su unica forma de andar.
Estan los cobardes que mienten y lo rechazan y los que lo asumen y aceptan vivir contracorriente.
Los santos son solo perros con correas que les dejan magulladuras en el cuello pero no por ello dejan de ser perros .
No por ello abandonan este mundo material y sus multiples perversiones.
Solo se maquillan de personas decentes.
No , en este mundo yo prefiero seguir buscando mi selva en el asfalto a aceptar convertirme en un puñado de buenos propósitos que son solo eso; propósitos.
No. En este mundo yo prefiero encontrarme tras perderme a buscarme tras los estigmas de heridas que no sangran.
Prefiero andar desnuda con mis flaquezas a la vista a dejar que la mentira las cubra.
Prefiero romperme las cuerdas vocales chillando a ser otro de esos tranquilos revolucionarios del mayo del 68 que salen a tropel a la calle tras ver una muchedumbre.
Así que lo siento por quien hiera pero cuando compras un tigre has de saber alimentarlo.
Siempre me he sentido mejor entre pecadores.
Prometen menos, te sorprenden dando mas y cuando solo esperas decadencia encuentras un recóndito trazo de bondad.
Nunca podre decir lo mismo de los santos.
Los santos solo son pecadores renegados.
La peor clase de pecadores.
martes, 11 de marzo de 2014
.
Estoy enamorada de algo mas importante que una persona.
Estoy enamorada de la vida y aunque a veces lo olvide y me encierre en mi circuito de dolor y ansiedad intermitente hay personas que con su mera presencia me lo recuerdan.
Me lo recuerda ese hombre mayor que trae un chico en silla de ruedas y que cada mañana cuando desayuno se coloca en una esquina donde el sol cae a raudales bañándose la vista y el cuerpo y iluminando zonas que estaban en penumbra.
Me lo recuerda la chica de mi edad que va a la universidad de enfrente de casa y a la que sus propias limitaciones no condicionan el día a día. La chica que con una sola pierna y con la simple ayuda de dos soportes para las manos sube seis escalones, si señor, seis escalones, sin ayuda de nadie.
Cuando analizo mis problemas, lo que he perdido o lo que he conseguido a lo largo de los años y veo el gran empeño que le pone alguna gente a levantarse cada mañana, encuentro todas mis tragedias como una parodia.
Me gusta la gente fuerte. La gente valiente. La gente que no acepta sus limitaciones y rebasa el limite de lo posible. La gente que no deja que lo que son condicione su vida y trascienden en algo mucho mas importante.
Me gusta la gente para la que vivir lo es todo, la gente que encuentra en la vida una amplia gama de posibilidades.
Son verdaderos artistas, verdaderos artistas de la vida, por que vivir como todo es un arte que a algunos se nos da mejor y a otros peor.
Esas son las personas que colorearan nuestras mañanas.
Son Van Gogh pintando desde el manicomio un cielo estrellado, volcando toda su rabia, su pasión, su dolor, su ira seca y muda. Haciendo una obra maestra con la que deslumbrar a generaciones.
El dolor existe. Pero solo existe para apreciar de un modo mas intenso la alegría.
El dolor existe pero existe para hacer de el algo menos vulgar.
Algo que algun día puedas mirar sabiendo que si, que vivir es a veces sufrir grandes colisiones, pero que cada una de ellas con el paso del tiempo merece la pena.
Eso es importante. Pero no todo el mundo puede ser consciente de ello.
Así que ama, vive, sufre, puede que no haya un mañana.
Y cuando te toque llorar, recuerda que las lagrimas son el mejor alcohol, pero que esas mismas lagrimas bien administradas también pueden ser un elixir.
Un elixir con el que plantarle cara a un futuro mañana.
No te dejes apabullar. No dejes que la vida te enseñe sus dientes mientras te escondes atemorizada.
Rodeate de los que aprecian lo que eres y no en lo que los conviertes.
No te dejes engañar. No te dejes engañar nunca por oradores y filósofos que dicen saber mucho de vida y muerte.
Haz siempre caso a los marginales, los niños, los borrachos y los locos. Rodeate de los que encuentran opciones en la falta de posibilidades. De los que encuentran el mañana en el hoy.
Haz siempre caso a los que sientan calor en el pecho cuando hagan una simple acción.
Esa es la gente a la que perteneces.
Y sabes que si la vida fuera una maldita guerra morirías a su lado. Con una bala en el pecho y una sonrisa de oreja a oreja.
Que si el mundo ardiera y se resquebrajara , expirarías tu ultimo suspiro a su lado.
Así que lucha. Lucha hasta el final. Lucha únicamente por tu amor por la vida.
Gracias por existir valientes, me hacéis mas llevadera la vida.
No voy a dejar de construir rascacielos en ciudades donde solo queda polvo, ceniza y olvido por mas oscura que este la noche, por difícil que sea ver las estrellas .
Alguna día estoy segura de que llegare a verlas a plena luz del día por increíble y incierto que parezca.
No pido que nadie me crea, me basta con creerlo yo misma.
Tienen razon los que dicen que no se querer
Muchísima razón.
Hace ya un par de años que llevo dejándome aconsejar por diversos maestros que con sus cursillos me han prometido en cada una de sus sesiones extirpar por y para siempre de la cuenca de mis ojos la sombra de la tristeza.
Siempre he sido una mala alumna, me saltaba las clases, las llenaba de caos, problemas, confusión y desesperanza.
La gran mayoría abandonaba antes de finalizar el plazo. Porque si, en esto del amor tal como me lo han ido proponiendo todo eran plazos y pagos pero yo firmaba cualquier documento y siempre se me olvidaba leer la letra pequeña.
En la mayoría de las ocasiones acababa en la ruina, viviendo en la indigencia, dejandole al destino por completa mi suerte.
Sin embargo hasta yo que he sido tan mala alumna se que amar debe ser otra cosa, algo que no este intima y estrechamente ligado con el sufrimiento y el dolor. Que debe ser algo mas simple, mucho mas simple. Algo como llenarle de aire los pulmones al otro cuando sienta que se asfixia. Algo como no abandonarle a la primera de cambio cuando algo salga mal y la vida se antoje como una bolsa de oxigeno llena de vomito. No, amar no debe ser eso. El amor si es que existe no debe ser eso.
Amar debe ser tocar una puerta aunque este cerrada, llenarse los nudillos de sangre golpeándola hasta obtener una respuesta o abrirla a la fuerza si es que hace falta. No aceptar nunca un no por respuesta. Luchar, luchar hasta el final. Porque cuando quieres algo de veras luchas hasta el final, luchas hasta que la huida sea un paso lógico no una escapatoria.
Amar debe ser lamer la sangre de las heridas, beberse todas las lagrimas, corromperse con el crimen de la vida de otro. Aceptar al piadoso y al pecador que conviven dentro de su cuerpo.
Pero ya nadie tiene tiempo y ganas. El romanticismo ha quedado relegado solo a la filmografia independiente y los dramas de Hollywood.
Todo es vació. Vació y mecánico, poco natural. La gente ya no ama o si ama , ama en minúscula. Ya no sienten, ya no se esfuerzan, cuando ven una puerta cerrada tocan a otra, cuando ven surgir un problema optan por la senda del desertor.
No, a lo largo de mi vida lo unico que he aprendido del amor es que es un acto cobarde donde nadie se juega la vida, donde nadie acepta jugar a la ruleta rusa con su suerte.
Lo unico que he aprendido es que amar es legar a otro tu propia salvación personal por no encontrarla.
Y yo estoy harta de asumir mi culpa, mi supuesta gran culpa, mi supuesta torpeza fingida.
Estoy harta de ordenarle a mi cerebro que me imponga ser fuerte por encima de todas las cosas, de ordenarle a mi corazón que se duerma con somniferos y despierte mas fuerte y mas pletórico en primavera. Harta de mentir, de fingir, de esbozar sonrisas al levantarme que me duelen en el alma.
Harta de aceptar cada revés de la vida y seguir adelante como si nada porque seguir adelante es la única opción que me deja la vida.
Quiero encajar en esto que llaman vida. Estoy harta de jugar eternamente el papel de la valiente. Quiero ser otra cobarde, otra cobarde mas.
Otra cobarde mas que ama, siente y vive en minúsculas cuando la vida solo es un pretexto para vivir al limite, para vivir en mayúsculas.
Pero ya nadie vive ,siente y ama en mayusculas.
Vivir ultimamente es lo de menos.
Vivir ultimamente es mas una excusa que un pretexto.
Me creo mas a los que me dicen que odian, que odian mucho e intensamente.
Los que odian lo hacen por estar quebrados.
Los que odian saben lo que es el amor.
Los demás solo conocen una aproximacion cutre a lo que se asemeja.
martes, 4 de marzo de 2014
Salados
Cuando vivían en la costa su madre le decía que las mujeres son sirenas que están hechas de sal y que salen a la tierra unas decenas de años pero nunca abandonan su naturaleza.
Le hablaba de otro mundo que existía mas allá de las casitas de la costa. De un mundo submarino y lleno de quietud en el que uno podía existir para siempre. Un mundo cuyo eco nos llegaba por medio de las conchas y las caracolas, los únicos elementos de la tierra que eran capaces de traducir el silencio.
Le decía que en el cuerpo femenino hay una parte salada que nunca se debe rechazar y que a veces para poder coexistir en ambos mundos se debía extirpar cada día una milésima parte salada del cuerpo mediante las lagrimas.
Siempre hablaba de no tenerle miedo a las lagrimas. Las comparaba con perlas que extintas en un determinado periodo de tiempo adquieren un valor incalculable y se convierten en joyas que uno puede lucir con orgullo.
Pero también le decía que no todo el mundo tiene el mismo poder de fabricar esas joyas.
Algunas personas pasan su vida sin equiparar una sola de ellas.
Porque como añadía en todos los rincones del mundo lo normal era la tristeza y se había analizado como algo tan habitual que la mayoría de las tragedias humanas no significaban nada.
Pero las lagrimas de alegría, las de superación, las que sabían a tierra y a sangre.
Esas eran las únicas que podían salvar al mundo de su terrible y fatigosa decadencia.
Un día cuando su madre ya formaba parte del otro mundo subterráneo ella también tuvo un hijo salado.
Y supo que en los hombres también existe esa imperante necesidad de conexionar los dos mundos.
Alejados ya los años infantiles el paso la mayor parte de su vida tomando a su madre por una excéntrica y decidió que la mejor manera de combatir la decadencia de ese mundo que ella había creado a su alrededor era hacer la guerra.
Se armo con un fusil y un día se marcho de casa sin decir adiós.
Cuando volvió ya no quedaba rastro de ese niño que solía olvidar los problemas acunado de unos brazos en limitadas ocasiones.
Y aunque la madre a veces le rebelaba su existencia salada el renegaba de ella y le decía que los hombre no lloran ni lamentan.
Se separo dos meses mas tarde de su mujer y se distancio de sus hijos. Encontró en la iglesia su única y verdadera pasión.
Cuando su madre no estaba ya sobre el mundo , su vida se convirtió en un desfile de soledad.
Solía recordarla al mirar al mar o recordar la cara de ese chico mientras le apuntaba con el cañón de su metralleta.
Solo por haber sido espectador de un escenario en el que no tenia que haber existido. Un pobre chico que estaba buscando a su madre entre los escombros.
Y entonces recordaba la frase que solía decir siempre su madre: Que el mal que no se sacude se incrusta en el alma.
Y deseaba sentarse y llorar hasta el amanecer. Pero había olvidado como se hacia.
sábado, 1 de marzo de 2014
El poder de las sombras
Conocieron al león cuando solo eran unos cachorros. Una sombra enorme se cernió en el horizonte y abandonados como estaban lo aceptaron como mentor. Una sombra que nunca percibieron como real con todos sus matices.
Las semanas siguientes les hizo someterse a todo tipo de pruebas. Los dejaba solos en el altiplano mientras el sol devastador les desorientaba, los llevaba a zonas donde cazar presas era del todo imposible y los abandonaba allí días enteros con el unico fin de que los cachorros mas fuertes devoraran a los débiles.
Y poco a poco todos los débiles fueron muriendo uno a uno menos un cachorro que se fingió muerto sobre uno de los charcos de sangre de sus hermanos. No fue difícil ya que la sangre era y había sido siempre la única prueba por la que seguían unidos y fingirse muerto y rodeado de hedor era una practica ya conocida para un peón como el.
Al anochecer escapo. Tuvo que criarse solo y hacer de su debilidad fortaleza. Aprenderlo todo solo para aprender.
Pasados los años descubrió un aparato abandonado en la sabana. Una especie de objeto que aumentaba el tamaño de las cosas.
En el otro extremo estaban todos los cachorros que habían crecido amparados bajo la sombra de su éxito y se habían convertido en despojos que compitiendo por su grandeza habían acabado mutilándose los unos a los otros. Pero lo mas extraño fue ver al lado a un animal minúsculo. Una especie de gato viejo y cansado que dormía amparado por la luz. Era tan grande como una de sus patas. Al abrir los ojos pudo ver en ellos los ojos de su maestro.
Que estúpidos habían sido, creyendo en el poder de una sombra. De un ser insignificante y cobarde que se había echo grande a costa de hacerlos minúsculos.
Pudo haberlo hecho sucumbir bajo sus garras, matarlo de un zarpazo, pero decidió dejarlo con vida.
Tenia el lomo magullado y lleno de heridas.
Posiblemente de los cachorros que en su locura también le habían atacado.
Se marcho de allí comprendiendo que ser fuerte no es una cuestión de tamaño o de elección.
Ser fuerte es una actitud.
Es una prueba.
Es una cuestión de naturaleza.
Solo el que ha sido débil y minúsculo puede llegar a ser fuerte.
Porque ser fuerte por mucho que su mentor les enseñara no es ser cobarde, ser cobarde solo es posible para los que cimentan su fuerza sobre la debilidad ajena sin admitir que la debilidad es solo una muestra de fuerza.
Pero ya era muy tarde para sus hermanos porque habían decidido creer en sombras.
Porque la verdad nunca esta en la graduación de la mirada.
Esta en la visión objetiva y desgarradora, en la visión donde decide cobijarse la fortaleza.
Y la fortaleza nunca escoge como guarida a los que albergan en su interior el poder de minusculas sombras.
La paciente numero trece
Tenia un comportamiento bastante metódico desde que la ingresaron.
Padecía una enfermedad bastante singular que aun no se había podido diagnosticar con todo el tiempo que requerían estos procedimientos.
Su patología era ademas bastante difícil de precisar y si uno la veía sonriente en la sala podía sentir que la mujer que observaba el patio dándole caladas a su cigarrillo y con mirada triste y profunda no era la misma.
Había llegado allí la noche anterior justo cuando descubrieron el cuerpo ahogado del niño en la bañera. La vecina les había contado que había oído abrir el grifo y que esa mujer cada vez tenia mas descuidos. Normalmente el marido le solía dar una llave para que se ocupara del recién nacido pero ese día se le había olvidado.
Según ella esa mujer estaba chiflada.
Podía estar conversando en el jardín con una amiga o acunando al niño cuando de pronto recordaba que tenia un compromiso inminente y se marchaba a todo correr. A veces tardaba horas en volver, otras veces el asunto que trataba le ocupaba días.
Siempre volvía de manos de la policía que la encontraba desorientada y sin saber quien era.
Sin embargo las personas que decían haberla conocido en esos lapsos hablaban de gente totalmente coherente y concisa. Se solía inventar un nombre, una profesión.... Era extraño que al elaborar sus farsas con tanto empeño ella misma creyera que eran ciertas.
Le había podido sacar poco de su vida. Su padre había sido un músico que murió en la indigencia por alcoholismo, la madre una perdida a la que tuvo que cuidar junto a todos sus bastardos. Se había escapado por primera vez a los trece años y era tanta la presión que había soportado en toda su vida que la única vía de escape había sido tomar un tren distinto al que se le había asignado y jugar a ser otra persona. El juego no le salio muy rentable y acabo embarazada de un rico podrido de dinero que le compro una casita en la playa.
Después conoció a su marido y dejo de padecer unos meses los ataques. Pero al final la angustia y la presión la habían vencido y aquella fatídica noche cuando bañaba al bebe había salido, solo por unos minutos se dijo pero acabo ensimismada charlando con un desconocido en un café.
Lo unico que parecía calmarla era escribir Se pasaba las noches escribiendo pero cuando le pedía sus cuadernos se encontraba con que había destrozado los papeles y las hojas se amontonaban echas pedazos en la papelera.
Observo que seguía el mismo comportamiento metódico cada día y en una de sus sesiones le pregunto que que interés podía tener escribir algo que nadie leería.
Ella le contó que estaba escribiendo su historia, su única historia, su gran historia.
Esa afirmación lo dejo perplejo y volvió a preguntarle de nuevo que que sentido tenia hacer una obra si luego la destrozaba.
Ella le miro enigmática y le dijo: Uno no hace poesía, ni música, ni pintura para nadie. Lo hace para uno mismo. A oscuras y en silencio. Le da sentido a todo aunque todo este desordenado. No importa cuantas veces resquebraje el papel, no lo necesito entero para darle sentido.
El volvió a irritarse- pero la finalidad del arte es la de proporcionar placer al publico.
Entonces en un destello de lucidez lo miro fijamente a los ojos y le dijo: La obra sigue ahi, en la papelera, ahi historias que no todos merecemos saber, parcelas de la intimidad que deben permanecer ocultadas de la vista. El que entienda, el que sepa ver mas allá las encontrara. El que se tome la molestia de sacar trozo a trozo los pedazos de papel. Ese, sera para el que este destinado la obra. No para los que tienen prisa, no para los que siempre llegan tarde a algun sitio.
Días después descubrio que se había marchado del hospital gracias al celador.
Nunca mas volvió a verla pero a veces se acordaba de ella cuando miraba por la ventana y veía restos de ceniza de sus cigarrillos y la imaginaba allí pensando cual seria el próximo movimiento para poder escapar de esa prisión que era su mente. La recordaba en su compañera embarazada cuando oía a esta repetir sus nanas al pie de la letra.
Pero sobre todo la recordaba cuando enseño a la nueva interna su cuarto y esta se quejo de la humedad de su habitación y de la pésima luz.
Entonces la recordó nitidamente en aquella habitación, esforzándose por escribir en el papel pese a la pésima iluminación. Tal vez nanas para el bebe, tal vez un recuerdo de la infancia. Daba igual, ya estaba lejos de alli viviendo con uno de los celadores otra apasionada aventura.
Tal vez el juego infantil para escapar de la triste realidad había ido demasiado lejos y se había perdido en uno de sus escondites para huir de lo cotidiano.
Y la única vez que volvía a la realidad era por medio de aquellas hojas destrozadas. Aquellas hojas a las que todavía no conseguía dar forma.
Pero tal vez las persona fuéramos puzzles y descifrar las historias que se escondían debajo de la piel y del rimel de las pestañas no estuviera en el poder de todo el mundo.
Porque por mas que quiso, por mas que lo intento, nunca consiguió volver a unir todos los trozos de aquellos pasajes.
Observo que seguía el mismo comportamiento metódico cada día y en una de sus sesiones le pregunto que que interés podía tener escribir algo que nadie leería.
Ella le contó que estaba escribiendo su historia, su única historia, su gran historia.
Esa afirmación lo dejo perplejo y volvió a preguntarle de nuevo que que sentido tenia hacer una obra si luego la destrozaba.
Ella le miro enigmática y le dijo: Uno no hace poesía, ni música, ni pintura para nadie. Lo hace para uno mismo. A oscuras y en silencio. Le da sentido a todo aunque todo este desordenado. No importa cuantas veces resquebraje el papel, no lo necesito entero para darle sentido.
El volvió a irritarse- pero la finalidad del arte es la de proporcionar placer al publico.
Entonces en un destello de lucidez lo miro fijamente a los ojos y le dijo: La obra sigue ahi, en la papelera, ahi historias que no todos merecemos saber, parcelas de la intimidad que deben permanecer ocultadas de la vista. El que entienda, el que sepa ver mas allá las encontrara. El que se tome la molestia de sacar trozo a trozo los pedazos de papel. Ese, sera para el que este destinado la obra. No para los que tienen prisa, no para los que siempre llegan tarde a algun sitio.
Días después descubrio que se había marchado del hospital gracias al celador.
Nunca mas volvió a verla pero a veces se acordaba de ella cuando miraba por la ventana y veía restos de ceniza de sus cigarrillos y la imaginaba allí pensando cual seria el próximo movimiento para poder escapar de esa prisión que era su mente. La recordaba en su compañera embarazada cuando oía a esta repetir sus nanas al pie de la letra.
Pero sobre todo la recordaba cuando enseño a la nueva interna su cuarto y esta se quejo de la humedad de su habitación y de la pésima luz.
Entonces la recordó nitidamente en aquella habitación, esforzándose por escribir en el papel pese a la pésima iluminación. Tal vez nanas para el bebe, tal vez un recuerdo de la infancia. Daba igual, ya estaba lejos de alli viviendo con uno de los celadores otra apasionada aventura.
Tal vez el juego infantil para escapar de la triste realidad había ido demasiado lejos y se había perdido en uno de sus escondites para huir de lo cotidiano.
Y la única vez que volvía a la realidad era por medio de aquellas hojas destrozadas. Aquellas hojas a las que todavía no conseguía dar forma.
Pero tal vez las persona fuéramos puzzles y descifrar las historias que se escondían debajo de la piel y del rimel de las pestañas no estuviera en el poder de todo el mundo.
Porque por mas que quiso, por mas que lo intento, nunca consiguió volver a unir todos los trozos de aquellos pasajes.
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