martes, 11 de marzo de 2014

.




Estoy enamorada de algo mas importante que una persona.
Estoy enamorada de la vida y aunque a veces lo olvide y me encierre en mi circuito de dolor y ansiedad intermitente hay personas que con su mera presencia me lo recuerdan.
Me lo recuerda ese hombre mayor que trae un chico en silla de ruedas y que cada mañana cuando desayuno se coloca en una esquina donde el sol cae a raudales bañándose la vista y el cuerpo y iluminando zonas que estaban en penumbra.
Me lo recuerda la chica de mi edad que va a la universidad de enfrente de casa y a la que sus propias limitaciones no condicionan el día a día. La chica que con una sola pierna y con la simple ayuda de dos soportes para las manos sube seis escalones, si señor, seis escalones, sin ayuda de nadie.
Cuando analizo mis problemas, lo que he perdido o lo que he conseguido a lo largo de los años y veo el gran empeño que le pone alguna gente a levantarse cada mañana, encuentro todas mis tragedias como una parodia.
Me gusta la gente fuerte. La gente valiente. La gente que no acepta sus limitaciones y rebasa el limite de lo posible. La gente que no deja que lo que son condicione su vida y trascienden en algo mucho mas importante.
Me gusta la gente para la que vivir lo es todo, la gente que encuentra en la vida una amplia gama de posibilidades.
Son verdaderos artistas, verdaderos artistas de la vida, por que vivir como todo es un arte que a algunos se nos da mejor y a otros peor.
Esas son las personas que colorearan nuestras mañanas.
Son Van Gogh pintando desde el manicomio un cielo estrellado, volcando toda su rabia, su pasión, su dolor, su ira seca y muda. Haciendo una obra maestra con la que deslumbrar a generaciones.
El dolor existe. Pero solo existe para apreciar de un modo mas intenso la alegría.
El dolor existe pero existe para hacer de el algo menos vulgar.
Algo que algun día puedas mirar sabiendo que si, que vivir es a veces sufrir grandes colisiones, pero que cada una de ellas con el paso del tiempo merece la pena.
Eso es importante. Pero no todo el mundo puede ser consciente de ello.
Así que ama, vive, sufre, puede que no haya un mañana.
Y cuando te toque llorar, recuerda que las lagrimas son el mejor alcohol, pero que esas mismas lagrimas bien administradas también pueden ser un elixir.
Un elixir con el que plantarle cara a un futuro mañana.
No te dejes apabullar. No dejes que la vida te enseñe sus dientes mientras te escondes atemorizada.
Rodeate de los que aprecian lo que eres y no en lo que los conviertes.

No te dejes engañar. No te dejes engañar nunca por oradores y filósofos que dicen saber mucho de vida y muerte.
Haz siempre caso a los marginales, los niños, los borrachos y los locos. Rodeate de los que encuentran opciones en la falta de posibilidades. De los que encuentran el mañana en el hoy.
Haz siempre caso a los que sientan calor en el pecho cuando hagan una simple acción.

Esa es la gente a la que perteneces.
Y sabes que si la vida fuera una maldita guerra morirías a su lado. Con una bala en el pecho y una sonrisa de oreja a oreja.
Que si el mundo ardiera y se resquebrajara , expirarías tu ultimo suspiro a su lado.

Así que lucha. Lucha hasta el final. Lucha únicamente por tu amor por la vida.




Gracias por existir valientes, me hacéis mas llevadera la vida.





No voy a dejar de construir rascacielos en ciudades donde solo queda polvo, ceniza y olvido por mas oscura que este la noche, por difícil que sea ver las estrellas .

Alguna día estoy segura de que llegare a verlas a plena luz del día por increíble y incierto que parezca.


No pido que nadie me crea, me basta con creerlo yo misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario