domingo, 23 de septiembre de 2012
Encontró a una mujer en la calle
y la cubrió de besos.
No sabia absolutamente nada de ella pero había algo en el azul de sus ojos que lo tenia fascinado.
Encontró a una mujer en la calle y la vistió y peino sus cabellos.
La llamo Pandora antes de que le dijera su nombre.
Hizo el amor con ella aunque su cuerpo estuviera tan frió como el mármol.
Y busco en cada pliegue de su piel algo que tallar a su imagen y semejanza.
Y así fue, tramo a tramo,cincelando su cuerpo a base de caricias y embestidas.
A base de golpes y arreglos.
Y cuando Pandora se mostró como una obra de arte ante sus ojos pudo sonreír satisfecho.
Pero Pandora lloraba cada noche recordando un hermoso cuento y deseaba contarselo mas que nada en el mundo pero cuando iba a pronunciar palabra veía su sonrisa esplendorosa convirtiéndose en una mueca desesperada.
Su abuela decía que antaño las almas de los que se quitaban la vida de manera prematura permanecian en un bloque de mármol hasta que un escultor las tallaba.
La profecía decía que algunos creían de manera incierta que el mármol contenía toda la naturaleza del mundo.
Pero el que colocara su mano sobre el estaba condenado a no sentir mas que frió.
Muchas noches los hombres y las mujeres se veían seducidos por la idea y salían de su inercia de imprevisto convirtiéndose en artesanos.
Algunos incluso abandonaban a sus familias con tal de producir y producir miles de estatuas que los contemplaran con todo aquello que unos ojos humanos no podían ofrecer.
Pandora sabia que aquel hombre era un artesano.
Lo sentía en la forma que le hacia el amor y en la manera que tenia de deleitarse contemplando el azul de sus ojos.
Por eso aquella noche decidió dejar aquel libro encima de la cama y se marcho de la casa.
Sabia que en aquellos escritos estaba contenida toda su imperfección.
Su historia,su pesar,sus alegrías.
Espero toda la mañana una llamada que nunca llego.
A esas horas el debía haber comenzado a leer.
Pandora había abierto la caja y se habían desatado miles de incertidumbres y miedos.
El horror,lo inconfesable, las rarezas deambulaban como la peste, la malaria o el homicidio por la mente de su amante.
Pasaron horas y horas y nadie la llamo.
Pandora había abierto un pozo hondo hacia el infierno y estaba claro que nadie le daria la mano a la criatura que habitaba bajo su hermosa piel aquel esplendoroso cuerpo.
Pandora lo sabia.
Que podía cruzar el cielo de manos de quien quisiese, pero que pocos se arrojan al infierno para rescatarte de ti mismo.
La única cosa que no había tenido en cuenta era esa.
Un artesano no es mas que un creyente fiel.
No se interroga,no busca.
Acepta la verdad sin indagar en la mentira.
Cree amar como un Dios a todo lo que este tallado a su imagen y semejanza.
Y busca la perfección para olvidar que por mucho que su vanidad lo eleve hacia las deidades su cuerpo esta hecho de imperfecciones y su mente poblada de cataclismos.
La vanidad puede esconderlo todo, puede hacer a alguien el mejor artesano.
Pero no puede hacer a alguien amar.
El amor surge de los detalles, de las imperfecciones.
Los dioses no deciden amarnos por nuestra entereza.
Lo hacen por nuestros pecados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario