martes, 11 de diciembre de 2012

Los mejores cerebros del pais






trabajan en las campañas de anuncios.
Campañas navideñas con muñecos de peluche que se hacen caca encima y spots de invidentes que convierten fortuna en miseria con un solo chasquido son prueba de ello.
Pero pese a sus brillantes ideas todavía no han comprendido que el futuro esta en los anuncios de preservativos.
Podrían vender mucho mas si en vez de una pareja atractiva pusieran un primer plano de Belen Esteban o de uno de los concursantes de Gandia Shore con un lema abajo que dijera '' mañana , pueden ser tus hijos''.
Debería ser una verdad tan implícita como la que muestra la cajetilla del tabaco.
Pero en este país si en algo somos expertos es en volver la verdad una mentira.
Nos han adoctrinado los políticos de turno que han aprendido de los ilusionistas la técnica del engaño y la especulación.
Y nosotros fieles corderillos hemos aprendido bien su lema, haciendo una lista de propósitos absurdos para la noche de fin de año que acabaran sepultados en alcohol y temprano olvido.
Siempre es bueno proponerse perder unos kilos , dejar de fumar o volver a hablar con aquel exnovio pelma.
Hemos comprendido que lo banal y las mentiras piadosas que uno mismo se propone tomar como ciertas, son lo mas importante.


Pero nada es demasiado grotesco mientras tu puedas pegarte un fieston de la hostia y gastar 50 o 60 euros en una sola noche.
No importan las familias en paro ni los muchos despedidos.
La vida deja de importar una mierda cuando el yo se proclama como el único partido al que va destinado el propio voto.
El amor propio es un veneno que engullimos casi tan rápida como esas uvas mustias que prometen a los depresivos y a los mediocres creer que la suerte es fruto de lo rápido que tragues basura en una noche.
Porque en el fondo la política se basa en eso.
Tragar miseria tras miseria y autofustigarse a uno mismo.
Ensayar en el espejo mentiras piadosas para acabar creyendo que son verdades y hacer lo mas creíble nuestro discurso aprovechando las carencias y las tragedias de los demás.
Porque al fin y al cabo cuando llevamos el rumbo del destino de unos miles no importa que nuestro vehiculo se estrelle, siempre y cuando consigamos lo que deseemos del autoestopista incauto que ha creído leer en nuestros ojos la bondad mas infinita.

Porque el lema de un gran país es el todo esta permitido.
Se llene los bolsillos el político mediático o el alcalde estúpido de un pueblo de mierda.

Ya lo enuncio maquiavelo en su libro ''el príncipe ', la única forma de conseguir poder que posee el ciudadano es por medio de la persuasión y la mentira.



Pero nada de lo descrito anteriormente tiene importancia si el poder de nuestras mentiras tiene la fuerza de lavar toda la suciedad que generamos.






VIVA LA HIPOCRESÍA




Este país es el primero en producirla.





3 comentarios:

  1. a mi me gustaría no ver las campanadas etc. todos los años lo digo, pero ya sabes, la familia se empeña en poner la tele. claro, es que vienen de antes de que existiese la misma tele. y lo de las uvas, yo no me las como, pero coño, ni los mediocres piensan en serio que se están jugando algo en comerlas o en no comerlas. son chorradas que se hacen nada más. lo de los mejores cerebros del país... hay cerebros con tragaderas y la sumisión suficiente para jugar el juego que plantea un mundo realmente siniestro, pero les falta carácter como individuos para ver esto. Estoy seguro que los mejores cerebros, las mejores almas, no tienen ningún interés en ser el perdedor de un juego que esta hecho para que siempre pierdas. dime, ¿no es este mundo que podemos observar en la televisión, y el la prensa, el triunfo del desprecio de la raza humana sobre la raza humana?
    el amor propio no puede ser un veneno, a no ser que se confunda con pura vanidad, ego (egoísmo), y finalmente a base de mucho veneno mal entendido: soberbia. cuando nace la soberbia en un corazón, entonces necesita ser alimentada. como la estructura de cualquier adicción, para ser roto un círculo, esto exige una renuncia. o un desprecio capaz de tragarse a otro.

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