Cada mañana me despierto deseando que a mi corazón le salgan alas y huya volando por la ventana.
Y de paso se lleve con el a sus amigas la empatia y la conciencia.
Cada mañana deseo que se marchen esos malditos instrusos que me hacen diluviar cuando ni yo misma he visto aviso de tormenta.
Pero no se van.
No me abandonan los desgraciados.
Siguen atormentandome con su existencia.
Haciéndome perseguir constantemente algo que se que no existe.
Algo que en este mundo tan terriblemente humano no tiene ya sitio ni presencia.
martes, 27 de diciembre de 2016
sábado, 12 de noviembre de 2016
Bucle
No me hubiera importado vivir para siempre en el mismo día contigo.
Sacrificar la eternidad por la inmediatez del momento.
Repetir hasta la extenuación aquel día hace muchos meses cuando nos conocimos.
El día en que gritamos juntos por primera vez.
Donde la valentía nos unió de forma irreversible haciendo el mundo un poco mas bonito.
No me hubiera importado quedarme a vivir para siempre en ese bucle temporal.
Me hubiera dado igual si tu hubieras querido.
Si te hubieras aferrado a mi con fuerza.
Si me hubieras demostrado que valía la pena que nuestras voces rompieran juntas el silencio.
Pero mi voz para ti nunca emitió ningún sonido.Para ti mi voz fue solo un murmullo.
El tiempo me ha demostrado que no volverás a agarrarme la mano con ímpetu de nuevo, que a pesar de saber lo difícil que es para mi lidiar contra este viento que a veces me deja sin habla no estarás tras esta niebla contra la que lucho.
Llevo meses luchando por extirparte de mi vida.
Te he arrancado de cada rincón, de cada espacio.
Pero de algún modo, de forma irremediable por mucho que te aleje me invocas.
Te empujo hacia el vació y te encuentro en los lugares menos pensados.
Te abres paso entre las barreras.
Diluyes lo que es solido y permanente.
Lo que construyo con mucha fuerza de voluntad y grandes dosis de auto control.
Vuelves de entre los muertos, pero no para mostrarme que sigo siendo alguien importante en tu vida.
Tan solo reapareces para ver en que sentido puedo satisfacer tu interés personal, para ver de que modo puedes sacarle partido a mi existencia.
Ni siquiera te importa mi dolor o las complicaciones que afronto.
Mis problemas son solo un lugar distante y lejano que nunca elegirías como destino para tus vacaciones.
Y aunque siga siendo lo suficientemente estúpida como para sentir tristeza por ello, aunque este bucle temporal en el que llevo viviendo durante meses al principio me resultara un lugar cálido y seguro no volveré a el.
No lo haré porque hasta yo misma se que merezco alguien mejor.
Me merezco a alguien que no tenga miedo. Alguien a quien no le tiemblen las manos cuando abarque las mías. Alguien que pueda ser un refugio al que poder volver, una puerta de emergencia en la que esconderse del horror y la miseria, de la indiferencia y la crueldad del mundo.
Así que no vuelvas. No insistas en hacerlo.
Me has estudiado lo suficiente como para saber que conmigo siempre es todo o nada.
Sabes que siempre intento ser honesta con lo que pienso y con lo que siento.
Conoces a la perfección lo mucho que me duele decir adiós pero dentro de ti en el fondo eres consciente de que cuando lo hago, cuando me marcho lo hago para siempre.
Y hace meses, hace muchos meses que te dije adiós.
Siempre le tengo miedo a los fantasmas. Pero tu ni siquiera has luchado para ser uno de ellos.
Así que no vuelvas.
Ni siquiera traes contigo el frió del otro mundo.
No tienes nada nuevo que enseñarle a este cuerpo.
Nada con lo que arropar esta mente.
Nada con lo que vencer al tiempo.
Luchar es una declaración de amor.
Pero tu dejaste de luchar a mi lado hace ya mucho tiempo.
Ahora lucho sola y saberlo cada día me da menos miedo.
miércoles, 12 de octubre de 2016
Enferma.
El medico la había examinado por tercera vez palpando cada hueco vació de su cuerpo, buscando hallar la causa del problema.
La había dejado marchar de nuevo con el tedio pegado a las uñas, con aquel sobresalto absurdo de histeria.
Ni ella misma entendía por que a veces se le humedecían los ojos y sus pestañas se convertían en puertas que dejaban salir a extraños que se le presentaban por la calle y que hablaban sin parar, sin necesidad de encontrar respuestas.Ni ella misma comprendía la alta presión que a veces bombeaba su existencia.
No paraba de quejarse de aquel cosquilleo intermitente que ascendía por sus muñecas. Era como el avance de algún ejercito que buscara abrirse paso a través de su carne. Era como el sonido de las cadenas de presos que han descubierto que la libertad esta cerca.
Y el hombre le tomaba el pulso y lo encontraba todo normal. Investigaba huellas extrañas en sus pulgares. Insistía en que no había nada de lo que sospechar. La atiborraba de medicina que cubría sus noches de insomnio de tinieblas.
Y un día por fin lo descubrió. Ocurrió sin mas.
Descubrió que no tenia sangre en las venas.
Que aquella marca azul e imprecisa en realidad era tinta que reventaba a fuerza de palpitar.
Que sangraba y se abría en versos. En laberintos de palabras sin salida donde refugiarse del hastió.
Descubrió que vivía escondida allí entre toda aquella capa de piel que buscaba protegerla de la fiesta que es vivir sin ser invitado.
Y se lo contó a las paredes. Uso su grito como cuchillo para cortar el aire pero nadie pareció oírla.
Hablaba pero no salían sonidos de su boca. Hablaba pero un idioma que nadie conocía, que de puro existir se había convertido en oxigeno que la alimentaba.
Y nadie lo entendía pero la calle estaba llena de todos sus hijos bastardos.
Aquellos que había abortado antes de salvar del tedio. Los que se habían evaporado de un futuro inexistente y predecible.
Ocurría que a veces los encontraba. En un par de ojos que la miraban creyendo escrutarla, averiguar el extraño mecanismo que la hacia seguir en pie girando y girando en una danza mal ejecutada.
Y aquel día sangro. Sangro como nunca. Se hicieron ríos y ríos de tinta negra y espesa.
Una ingente y pesada capa de tinta rodeo a aquel hombre que se desmorono sobre sus propios pies.
Al final solo era de cartón. Habia crecido tanto que ya no recordaba a su propia madre.
Ya no recordaba como le había arañado sin cesar las muñecas reclamando independencia en una tierra dominada por la inconsciencia.
Y por que no. Hasta ellos merecían una bocanada de existencia de aquel aire que a ella a veces la ahogaba.
Eran los hijos malditos de una tierra que no los necesitaba pero que vivía a sus expensas.
Y aquel día sangro. Sangro como nunca. Se hicieron ríos y ríos de tinta negra y espesa.
Una ingente y pesada capa de tinta rodeo a aquel hombre que se desmorono sobre sus propios pies.
Al final solo era de cartón. Habia crecido tanto que ya no recordaba a su propia madre.
Ya no recordaba como le había arañado sin cesar las muñecas reclamando independencia en una tierra dominada por la inconsciencia.
Y por que no. Hasta ellos merecían una bocanada de existencia de aquel aire que a ella a veces la ahogaba.
Eran los hijos malditos de una tierra que no los necesitaba pero que vivía a sus expensas.
lunes, 10 de octubre de 2016
Hablemos de cine: Elle de Verhoeven
Todos somos culpables en mayor o menor medida de seguir vivos.
Porque seguir con vida según por donde se mire tambien puede ser un crimen atroz.
A veces triunfante y otras del todo lamentable.
Porque elaboramos nuestra existencia sobre cadáveres y no aceptamos el papel transitorio y desechable al que nos condiciona el tiempo.
En ese rebelarse esta la victoria y la gran derrota de lo que somos y del ser en el que nos convierte la vida.
Empece a ver ''Elle'' con la premisa de estar ante la historia de una violación y de como una mujer exitosa y con una vida envidiable la supera.
Tras los primeros 30 minutos esa idea compacta y solida que tenia de la trama principal se diluye.
Michele comienza a mostrarse como una especie de centro donde van tejiéndose las vidas de todos los que la rodean.
El papel de la victima se tuerce en una pose macabra cuando nuestra protagonista se niega a denunciar la cruel agresión a la que ha sido sometida.
Poco a poco vamos descubriendo que los matices del ser humano son mucho mas complejos que los papeles de la victima y el verdugo que se nos mostraban al inicio.
Porque desde el primer momento Michele se niega a ser la victima. Tras ese terrible suceso se levanta del suelo con aplomo, limpia la casa y se da una ducha. Después recibe a su hijo con un beso como si no hubiera ocurrido nada hacia escasos minutos.
Y es que Michele se niega a encasillarse en ese papel que pondría al traste todo lo que ha logrado conseguir a lo largo de los años. Una estabilidad podrida basada en el confort y el poder del dinero que la ha convertido en una diosa omnipresente de la sociedad que la rodea y que en cierto modo domina.
Conocemos tambien al agresor; con el que la victima establece un peculiar contacto totalmente imprevisible.
Y es que Elle no es un filme dramático.
Tampoco se puede catalogar bajo el titulo de thriller.
Elle es una comedia ácida, oscura, perversa y desoladora sobre la condición humana y el deseo.
Sobre la bestia que vive en cada uno de nosotros aparentemente dormida y dominada pero dispuesta a saltar sobre sus adversarios en el momento menos pensado.
Plantea múltiples dilemas morales. ¿Deberíamos entonces separarla de nosotros y domarla, contenernos y aceptar vivir con ella o dejarla existir de forma independiente?. ¿Se puede ser libre siendo mas instinto que racionalidad?
¿Debemos ser justos o monstruosos?. ¿Podemos aceptar dominarla si eso significa cuestionar nuestra libertad de ser?.
Verhoeven no deja títere con cabeza en esta película.
Cuestiona a la burguesía francesa acomodada que dispone de un rotundo y floreciente éxito en el plano económico pero de una gran crisis a nivel emocional y psicológico. Todos los personajes tienen un doble fondo. Una mascara que usan para ser aceptados en sociedad, un papel asumido desde hace mucho tiempo. Una estratagema con la que esconden su ruindad y suciedad moral. Pero lo mezquino de lo que son acaba por hacerse transparente cuando los miramos un poco mas de lo que deberíamos. Cuando como el gato con el que se abre el primer plano de la película nos quedamos contemplando detrás de la puerta mas tiempo del necesario.
Michele gobierna sobre todos con una insensibilidad arrolladora porque es el único personaje que se niega a aceptar esos roles impuestos por la sociedad.
Y es que en este film nos interesa conocer mas a la ''victima'' que al propio ''agresor''.
Saber quien es ella realmente.
Por que que cuando se sobrevive lo suficiente y uno vive al limite de si mismo la realidad no acepta treguas.
Se lleva mas de nosotros de lo que creemos.
Se nutre con parte de ese ser que nos dominaba y que era inocente y puro.
Una película profundamente psicológica, de contrastes, de sutiles matices.
Donde ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos.
Donde son simple y sencillamente viscerales y despiadados seres humanos.
Ver Elle es abandonar lo racional y entrar en la esfera emocional mas retorcida.
Una de esas películas que solo pueden apreciar unas cuantas personas pero que cuando llega se instala para no irse durante un tiempo.
No recomendable para cardíacos emocionales.
sábado, 17 de septiembre de 2016
Kamikaze
Quise hacer una memoria que no borrara cualquier fallo del sistema.
Un archivo al que siempre pudiera acceder sin tener en cuenta lo imprevisible de existir.
Lo inestable de sobrevivir.
Quise reunirlo todo en un intento por conservar la entereza.
Pero olvide leer la letra pequeña.
Estaba demasiado concentrada en recopilar esos detalles preciosos que hacen de vivir un arte que supera cualquier tragedia.
Y le sobreviví a la vida.
Hice daño y me hicieron daño.
Y dolió. Me mostró que mi cuerpo y mi mente no me pertenecían.
Que solo era un caos contenido que podía estallar en cualquier momento bajo cualquier apariencia.
Que mi existir era tan precipitado como una de esas bombas que se accionan con cualquier movimiento.
Pero aun así puedo contemplar la vida y seguir pensando en que es la cosa mas bella que voy a poseer nunca.
Me alegro de ser una de esas personas que se arrojan al vació sin tener en cuenta lo maltrecho que les quedara el cuerpo después.
Uno de esos entes procaces que han llegado a su limite antes aun de conocer el significado de este.
Esos que se caducan antes de fecha a fuerza de probarse asi mismos hasta agotarse.
Si me extingo, si me marchito antes de tiempo. Si a veces me pierdo, si no me contengo.
Si ves que mi caminar firme y seguro se vuelve lento.
Si me ves caer. Si ves que mis flaquezas son un abrigo que no me calienta en invierno.
Si me he vuelto uno de esos textos encriptados de difícil comprensión.
Si alguna vez quererme se vuelve algo fraudulento.
Quiero que sepas que lo intento.
Nadie me enseño a vivir. He ido aprendiendo a caminar a fuerza de superar obstáculos, andando ciegamente entre multitudes buscando un rastro de mi misma. Golpeándome con lo afilado de mi sombra. Queriendo aquello que esta hecho para subtitular todas las palabras de amor para las que no hay transcripción.
Quiero que sepas que lo intento.
Me quede atascada en el verbo pero sigo pronunciando cada día.
Recordándome palabras.
Subrayando lo que me sobrepasa.
Buscando un poco de paz en todos mis infiernos.
Porque tenia miedo de que el tiempo me devorara. Porque se me agotan los segundos cuando todo se paraliza a mi alrededor. Porque un te quiero es un arma mortal , un trabajo de riesgo sin seguro, una trampa para inexpertos.
Y yo quiero querer con esa certeza de poder desnudarse sin miedo a que la mirada ajena sea esa luz que deje a la vista la flaqueza y no las envuelva luego.
Con esa certeza de saber que los ojos son un vació que ha olvidado lo que significa mirar.
Que simplemente cubren lo que no comprenden. Que encuentran un todo en la nada.
Que aman deprisa para no congelarse por dentro.
Porque esa es la única forma de vivir que tengo. La única que conozco. La única que quiero.
jueves, 8 de septiembre de 2016
Su mejor noticia
Conoció a Elena el día de la rueda de prensa. Estaba aferrada a su madre que lloraba con la cabeza apoyada en sus hombros y se llevaba constantemente la mano a uno de los tirabuzones de su pelo que agitaba con violencia. Mas tarde descubriría que era un tic al que siempre recurría en momentos de ansiedad extrema. Vio como su compañero grababa su rostro roto por el dolor con envidia. Aquella noticia era su noticia. Desde que llego a la redacción había sido menospreciado por todos sus compañeros. Se pasaba el día sirviendo café y cubriendo noticias de localidades rurales en las que el mayor problema solía ser una avería general en la carretera.
Habia sido el primero en conocer la noticia de la desaparición de Laura Dominguez. Le correspondía a el aquel merito. Al volver a casa reflexiono. Habia llegado su momento de destacar. Aquella noticia debía ser suya de cualquier modo. Le resulto fácil quedarse con los datos de la vivienda familiar. Lo difícil fue lo demás. Tuvo que espiar a Elena durante toda una semana. La acechaba a todas horas. Se había convertido en su sombra. La sorprendía en momentos inusuales, cuando iba a tirar la basura o a dar un paseo por la playa. Quería que tuviera plena conciencia de su rostro antes de que le conociera. Debía encajar como parte de aquel vecindario para poder llevar a cabo lo que se había propuesto. Por eso cuando fue a presentar condolencias a la familia por primera vez le alegro descubrir que presas del dolor no habían estado atentas a su discreta aparición de hace unos días en la rueda de prensa. Hasta ese entonces apenas se habían percatado de que existía, salvo Elena que lo reconocía vagamenente de sus paseos. Le costo un trabajo enorme acercarse a ella pero comprobó pronto que mientras Laura era la hermana extrovertida y con una vida social plena, la otra se había ido encerrando mas y mas en si misma desde la muerte de su padre. Era una chica acomplejada y tímida, extremadamamente reservada y solitaria. Comenzó a visitar a la familia fingiendo mera cortesía y haciéndose pasar por un compañero de instituto de Laura. Cuando se gano su confianza se aprovecho de la debilidad y la falta de cariño de Elena que debía vivir con una madre ausente por el dolor, un padre muerto y una hermana en paradero desconocido. Elena estaba destrozada y necesitaba ser escuchada por alguien. No importaba quien, bastaba cualquiera. Aprovechaba las pequeñas incursiones en la casa soportando con desgana los besos y las caricias de Elena mientras esperaba a que se durmiera sobre sus brazos para poder acceder al cuarto de la hermana.
En una semana había conseguido un diario y fotografías intimas bastante comprometidas.
Las colgó todas en la red y dijo por aquel trabajo por el que llevaba semanas sin aparecer que le habían dado un chivatazo. Todo cambio de repente.
Su jefe estaba completamente obsesionado con averiguar la fuente que le había proporcionado la noticia y no escatimo recursos en sonsacarle pero se mantuvo firme en su postura. Cuando la noticia salio ,Elena comenzó a tomar pastillas de nuevo. Las había comenzado a tomar con anterioridad cuando su padre murió. Se las receto una psicologa a la que había acudido toda la familia. El la consolaba mientras hablaba desesperada de la traición tan grande que había cometido su madre al invadir la privacidad de Laura y colgar esas noticias.
-Nuestra privacidad-decía- es lo mas sagrado que poseemos. Mi pobre hermana puede estar muerta y ella solo piensa en hacer negocio con su intimidad.
Madre e hija se distanciaron. Ya casi no se veían a pesar de compartir la misma casa. Ambas creían ciegamente en la culpabilidad de la otra y ese motor había incentivado un odio devastador que las mantenía separadas. Pasaron meses sin saber nada de Laura pero mientras tanto estuvo en contacto directo con la policía. Siguió de cerca todo el trabajo que realizaban, participando en las búsquedas y rastreando por su cuenta los sitios por donde estos pasaban. A veces llamaba a la comisaria haciéndose pasar por un desesperado amigo de Laura para ver si podían contarle alguna novedad.
Un día sin embargo encontró algo que lo dejo atónito. En uno de sus paseos matinales descubrió una mano que emergía de un arroyo. Estaba completamente sepultada bajo el barro y la maleza. Aquella era la zona por la que la policía llevaba meses buscando sin éxito y en la que se habían interrumpido las partidas hace unos días.
Pero allí estaba esa mano de color purpura que emergía de entre el lodo y que parecía querer aferrarse a el. Su primer idea fue llamar a la policía. Luego un pensamiento fugaz cruzo su mente y ya no pudo pensar en otra cosa.
La noticia de la aparición del cuerpo ya era relevante pero la del asesinato por parte de un familiar llegaría en pocos segundos a superar el rating en todas las cadenas. Serian numero uno, era el sueño dorado de todo reportero. Miro a su alrededor asustado pero era de madrugada y por aquella zona no solía pasar mucha gente. Recordó que tenia unos guantes en el coche y se marcho rápidamente a por ellos. Habia aparcado muy cerca del lugar. Cuando volvió todo seguía en el mismo lugar como si el destino le estuviera incitando a realizar aquel acto. Cargo el cuerpo con cuidado soportando con fastidio el olor. Estaba en un avanzado estado de descomposición. Pero era Laura, llevaba puesta la misma ropa con la que desapareció. De eso no había duda.
Durante todo el camino intento no pensar en lo que estaba haciendo pero aquellos ojos abiertos de par en par y inyectados en sangre en par parecían seguir mirándolo.
Para lo que tenia pensado no debía quedar ni una sola prueba , así que tuvo especial cuidado en el traslado cerciorándose de que nadie lo siguiera. Compro una lona y algunos objetos que le ayudaron a ocultarlo bien y después lo escondió en su cochera.
Ya en casa le quito un zapato y recorto parte de la tela del vestido que llevaba. Coloco ambos objetos en un cajón del cuarto de Elena sin que esta se diera cuenta. No fue muy difícil porque cada vez estaba mas aturdida por la gran cantidad de pastillas que tomaba para poder dormir. Después procuro por todos los medios hacer que la madre entrara en el cuarto diciéndole que Elena se encontraba mal y que creia que tendrían que llevarla al hospital. Al salir del cuarto cuando ella ya dormía ,había dejado el cajón lo suficientemente abierto como para que la mujer se diera cuenta.
Unas horas después se llevaban a la aturdida Elena a la cárcel.
Era su noticia. Su mejor noticia y había valido la pena aunque su jardín ahora tuviera los restos de un ser humano.
Pese a que publicaron su nombre en todos los periódicos quiso mantener cierto anonimato. No mostraron su cara en los medios.
Por respeto a las victimas dijo.
Si llegaban a descubrir que el hombre que las estuvo estado cuidando durante tantos meses había encubierto un brutal asesinato eso podía resultar devastador para sus vidas. Por no hablar de la pobre Laura.
lunes, 15 de agosto de 2016
Recomendación cinefila
Hay películas que te recuerdan que el cine es para sentirlo. Para vivirlo.
Que es un conjunto de emociones, de sensaciones, de olores. Un compendio de imágenes que te llegan al alma para cubrirla de algo nuevo.
Esta es mi primera película de studio ghibli y aunque no he visionado mas para tener una opinión solida tengo que decir que la belleza de la imagen y lo hondo de la historia nos hacen darnos cuenta de que estamos ante algo único e insólito.
El cine de animación nunca ha sido uno de mis fuertes pero la verdad es que no se puede catalogar esta obra bajo esa categoría. Seria demasiado simple hacerlo. Porque ''El cuento de la princesa Kaguya'' no es solo una película de animación, es muchas otras cosas.
Es una película que apela a los sentimientos mas profundos. Que los despierta.
Todo en ella es simple pero tambien muy grande. Todo esta cargado de una belleza frágil e inestable que es difícil describir pero que se percibe fotograma a fotograma.
La película en si misma es una metáfora sobre la felicidad o la forma de hallarla.
Presentada en forma de algo que se nos escurre entre las manos, una especie de premio lejano por el que tendremos que afrontar grandes pruebas que nos traerán aflicción, dolor y tristeza. Algo efímero que se hace duradero cuando lo poseemos.
Kaguya sabe que la verdadera genialidad de la vida esta en vivirla por si misma. Con todo su dolor y su dicha. Busca en lo cotidiano ese cuadro de acuarelas que le permita seguir mirando a la realidad con un brillo especial, con una ilusión genuina. Sabe que lo falso y lo artificial rodean la vida de todo ser humano. Se ha dado cuenta de que la autenticidad es lo único que puede salvarnos.
Podría hablar mucho de esta maravillosa película y de su fantástica bso. Es curioso como una simple cancion pueda hacernos sentir tantas cosas. Hacer aflorar tantos sentimientos.
El cine no es para escribirlo.
El cine es para vivirlo.
Así que recomiendo esta pequeña joya a quien de verdad busque en una película algo mas que pasar el rato.
Es tan bonita que duele. Con ese tipo de belleza que te carcome las entrañas porque te hace sentir que lo que estas viendo no es algo tan lejano a ti mismo. Que es una ilusión que se te presenta bajo distintas formas cada mañana.
Hay mucho de la vida real en esta historia. Mucho de nosotros mismos.
domingo, 7 de agosto de 2016
Fotografías
Detesto ver caer a las personas que quiero.
Verlas hundirse sin remedio.
No poder hacer nada. No poder salvarlos.
Saber que mi mano no es tan fuerte como creo, que a veces no basta con ella para aportar seguridad a alguien.
Saber que he perdido una guerra en la que por mucho empeño que ponga todo estaba ya decidido.
Y es que a veces no basta con querer.
A veces la vida nos vuelve de piedra. Nos anula. Nos aniquila.
A veces todo es un espectáculo al que no estamos invitados.
Una obra en la que solo somos espectadores.
Simples visitantes de un país del que únicamente nos podemos llevar un par de fotos.
Y yo daría mi vida por poder cambiar el rumbo de las escenas que se reproducen en esas fotografías.
Pero ni eso bastaría para cambiarlas.
lunes, 11 de julio de 2016
Una de esas chicas
Yo tambien he sido una de esas chicas que se han subido al coche de un extraño.
Una de las que se han buscado en los gemidos de un perfecto desconocido un día cualquiera cambiando saliva y sudor por un calor momentáneo.
Esas cuya falta de ropa justifica la falta de sensibilidad y cuya mirada es un lanza llamas que aviva los pastos menos inflamables. De las que prefieren dormirse con la luz de la luna como único espejo.
Yo podría haber sido una de esas chicas que nunca llegan a casa. Para las que una simple mirada o contacto es sinónimo de agresión. Esas que mueren con su ser atragantado por un brutal y despiadado juez humano que hace a la vez de dios omnipotente y de depredador.
Podría haber sido una de esas chicas hecha todo rasguños y moratones, con su sexo sangrando de dolor y rabia, con el alma rota en mil pedazos.
Esas que alimentan el asfalto en las cunetas, únicas musas del silencio, condenadas por una sociedad enajenada.
Y se bien que los mismos que nos lloran con lagrimas de cocodrilo a veces tambien nos condenan, nos censuran, nos juzgan con su conciencia de segunda mano.
Y se muy bien que es necesario que en cada juego de manos halla una victima y un villano.
¿Pero que pasas si condenas una violación mientras llevas años justificándola?
Todos lloran a la pobre chica que inunda las noticias.
Aquel cordero inocente que tomo el autobús equivocado de vuelta a casa.
Nadie llora por las mujeres que se condena a muerte cada día solo por creerse capaces de ser sin necesidad de tener al lado a alguien que las aliente.
La diferencia es clara.
Tu lloras por ellas. Yo lloro junto a ellas.
Y escribo esta historia porque no podrían escribirla aunque quisieran.
Por que el mundo entero ha hecho que se les acaben las letras.
Y a veces me acuerdo de ellas y siento un nudo en la garganta.
De todas esas putas muertas. Tan tuyas y tan mías. Tan nuestras.
A las que el nacer se les resolvió como herida permanente.
Que no nos lloren mas con sus lagrimas de quita y pon. Que solo quieren vernos cuando llenamos de sangre y barbarie sus pulcras y decentes aceras.
Que nadie nos mire con aprehensión caer al vació porque piensen que hemos obtenido aquello que perseguíamos.
Las agresiones sexuales no se justifican con la falta de ropa o el exceso de ella. No son admisibles por un contacto visual o físico. No se sostienen por la sexualidad o la actitud de una persona.
Que nadie esta buscando que un grupo de seres desalmados se hundan en su ser hasta saciarse y le inyecten su bilis.
Que todos somos cómplices cuando pensamos y justificamos que aquellas pobres chicas se lo estaban buscando.
Y es que en el fondo casi todos somos culpables de haberlas matado.
Porque esos monstruos los ha criado gente común que se escandalizaba con la moralidad ajena.
Gente que pensaba que a partir de las cuatro de la mañana todo estaba permitido y que una decisión puede marcar o truncar el rumbo de una vida.
Que a esos violadores, a esos asesinos abyectos y sádicos los hemos parido y lanzado al mundo. Los hemos criado. Les hemos dado un beso de buenas noches y los hemos mandado fuera una noche. Esperando que se diviertan y que usen el cuerpo del otro para escribir la lección que tantos años les ha costado aprenderse.
Esa que con tanto ahincó se les ha mostrado.
Porque los monstruos de ahí fuera no existirían si no los hubiéramos alentado.
Porque tuvieron a alguien al lado que le dijo lo putas que eran esas chicas, lo poco que les importaba vivir. Lo mucho que merecían ser desterradas a ese mundo de olvido donde sobran motivos y faltan justificaciones.
Así que abrazadlos.
Algún día los mirareis con desprecio cuando nuestra sangre salpique vuestras camisas limpias, cuando os pintemos de rojo los costados.
Y nos recordareis como aquellas pobres chicas que siguieron el camino equivocado.
sábado, 9 de julio de 2016
Cuando no me ves
Traspaso paredes, quiebro los muros. Me convierto en aguacero torrencial que se filtra entre las grietas.
Escalo pendientes que amenazan con menguar mi fuerza solo por sentir el vértigo vibrando en cada poro de mi cuerpo.
Cuando no me ves convierto la carcajada en llanto y me sorprendo gritando palabras en hojas de papel que luego quemo.
No se porque. Tal vez me enamoro aquella primera combustión que incendio todas las verdades que creia conocer.
En el fondo siempre he sido esa niña que prendía fuego a las letras tristes por no tener que vomitarlas a la mañana siguiente y despertarse con su hedor.
Cuando no me ves soy eco de una voz mas fuerte. Hago de mi flaqueza una sombra que me persigue pero no me alcanza. Que no consigue exterminar mi fortaleza.
Despierto ciudades dormidas que bailan al son de mi palpitar, que se convierten en amantes que juegan a ver quien se consume antes.
Cuando no me ves brillo. Y me oscurezco. Soy luz y tinieblas. Soy la cumbre de una plenitud.
Cuando no me ves vivimos en sueños de países extraños donde desenterramos el verbo amar.
Hacemos de la esperanza una trinchera y nos aferramos a simples destellos de genialidad.
Cuando no me ves soy tan fuerte que podría prender fuego a toda la basura que ahí en esta ciudad.
Me desmaterializo a cada calada de vida, emigro de mi piel y me convierto en otra cosa.
Engullo letras mudas que le toman la medida a tus silencios y se posan en tus ojos creando tormentas.
Cuando no me ves estoy un poco mas destrozada. Soy un poco mas autentica.
Me atrevo a jugar con mis tinieblas.
Cuando no me ves soy un cuadro de Hopper.
Sentada en el borde de la cama de una habitación de hotel. Con el tiempo balanceándose en mis pestañas. Mirando hacia un punto lejano del horizonte. Descargando estaciones en el barniz de la pared. Dejando que la luz que se filtra en las persianas juegue con mi piel.
Esperando que el sentir sea una de esas estaciones de aduanas donde otros bloqueen tu camino cuando vengas a doler.
lunes, 4 de julio de 2016
Un buen hombre
Por primera vez en su vida pertenecer al regimiento de infantería le hizo sentir miserable.
No había escogido ese trabajo por las pocas ofertas laborales que le habían ofrecido ni por su precaria situación económica. El estaba hecho para ver a todos aquellos pobres diablos expirar bajo su mirar impasible.
Sus rezos de ultima hora , los gritos viscerales, las falsas palabras de afecto fingidas que le dirigían.
Le gustaba verlos quebrarse. Desmoronarse. Disfrutaba cuando se orinaban encima, cuando se desplomaban ante su indiferencia, cuando enloquecían ante su visión.
Mentía a todos sus conocidos diciendo que se vio obligado a tomar aquel empleo despiadado. Fingía cuando abrazaba a su mujer por la noche y le decía lo ruin que se sentía en algunas ocasiones.
Nunca se había sentido miserable. Cada vez que apuntaba el gatillo hacia aquellos hombres, mujeres y niños algo dentro de el crecía y se expandía. Su propia vida, su miseria personal, el hecho de vivir en aquel piso pequeño rodeado de ratas, la infelicidad que le producía haber sido emparejado con una desconocida a la que solo le unía una noche de deseo y aquel horrible bebe que no paraba de llorar . Todos los malos momentos de su vida se difuminaban ante aquel desfile de dolor y su propia tristeza parecía disminuir.
Lo había comprendido en secreto hace años cuando le deseaba el mal a los vecinos a los que saludaba sonriente. Cuando soñaba con que sus compañeros de clase tuvieran peores calificaciones que el. Cuando sus mejores amigos le contaban lo bien que se lo habían pasado el fin de semana y su único deseo era que vinieran acompañados de desdichas, de tragedias, de muerte.
Habia matado antes sin saberlo .Porque se puede matar de muchas maneras, a veces sin que sea necesario apretar el gatillo. A veces sin saberlo.
Con silencios y con miradas cargadas de afecto prefabricado. .Destrozando a esas personas en su mente. Las había despojado de la felicidad porque era un bien que nunca supo compartir.
Su tristeza solo era posible si el mundo entero era triste. Si lloraba con el.
No sabia como combatir la felicidad.
Todo fue bien hasta aquel día.
La chica tenia dieciséis años y era hija de un comunista. El y sus compañeros del peloton de fusilamiento siguieron el protocolo. Primero sus compañeros fusilaron a los pequeños de la familia. Dos niños de seis años. Estaban fuertemente agarrados a las manos de sus padres cuando se desplomaron en el suelo. La madre tambien callo sobre sus cuerpos como si ella hubiera recibido el impacto de las balas. Su cuerpo que siguió con vida durante unos segundos había expirado en aquel mismo segundo. Luego liquidaron al padre que miraba impasible hacia su verdugo, tal vez intentando buscar una emoción en su rostro que le permitiera empatizar con su sufrimiento.
La chica fue la ultima. Ese era su disparo en esta ocasión. Sabia que en su rostro podría leer todo el dolor de lo acontecido, que se contorsionaría en una espiral de locura y autodestrucción. Que la perdida y la ira se manifestarían en cada uno de sus gestos.
Pero no. Aquel cuerpo no respondía. Estaba rígido. La chica lo miraba fijamente pero no habia tristeza en sus facciones.
Una sonrisa gigantesca acompañaba su cara. Una mirada desafiante. Llego incluso a reir a carcajadas en aquellos momentos.
Debía estar loca. No lo comprendía.
-Míralos- le dijo
-Míralos desgraciada, están todos muertos.
Pero ella no dejaba de reír y de sonreirle.
Por primera vez en dieciséis años se le quebraba la paciencia. La mano le temblaba. Sus compañeros lo miraban sorprendidos, intentando preguntarse que estaba pasando. Finalmente Sean que había disparado al padre liquido a la chica.
Aquella noche no pudo dormir. Su mujer le pregunto como había ido en el trabajo y por respuesta se encerró en en un cuarto en el que estuvo varios días. Cada vez que recordaba esa sonrisa sentía una sensación que le oprimía el pecho y le dejaba sin respiración.
El vencedor estaba vivo y debería regodearse en su buena fortuna.
Pero desde el momento en que la carcajada se disparo había sido una bala que se le incrusto en el alma.
Nunca en todos sus años de trabajo le había pasado algo así.
Aquella sonrisa era la victoria de todos los vencidos.
Porque la felicidad es un arma que los que nos quieren ver hundidos no entienden.
Porque la felicidad puede hacer a los que tienen egoísmo y deslealtad alojada en las entrañas desangrarse en un solo segundo.
Porque alguien había muerto pero aquel día el fue el vencido.
El único vencido.
El único vencido.
viernes, 24 de junio de 2016
Bienvenido al futuro
No habrá mas jirones del pasado con los que envolvernos cuando el frio de la noche nos sacuda de madrugada.
No escalaremos mas esa rampa llamada mañana en la que bajamos y subimos constantemente por el mero hecho de dejar de creer en nosotros mismos.
Vamos a dormir abrazados solo a este presente. Este que puede parecernos cada día mas lejano pero que configura todo lo que somos. Todo lo que tenemos.
Por que el ahora debe ser el único momento en el que vivamos.
Porque solo somos cuando dejamos de ser.
Cuando esa percepción que tenemos de nosotros mismos se difumina.
Cuando las expectativas de los demás no definen en lo que nos convertimos.
Cuando la sonrisa nos viste y guardamos debajo del almohada cientos de tickets de felicidad inalterable.
Por precaución. Por si acaso viene el dolor a tocar la puerta.
La próxima vez estaremos mejor armados. La próxima vez no oiremos su llamada.
Estaremos fuera , empapandonos de esa lluvia que es el ahora.
De ese momento que no cesa.
Estaremos viviendo hasta quedarnos sin fuerzas.
sábado, 28 de mayo de 2016
Veneno que son labios que te llenan de hiel los labios.
Palabras que son cuchillo que rompe contra la carne cuando no tiene mas que silencio acumulado en las entrañas.
Ven si quieres y siéntate a mi lado.
Lléname un poco mas de nada.
Trepa rápido por mis pestañas.
Ahí un camino trazado que hace que bailes para siempre bajo las luces de neón que fabrica a veces mi mirada.
Mueve tus caderas al compás de mi palpitar. Deja que mi cuerpo sea esa pista de baile donde te olvides que existir tiene fecha limite, donde cada paso sea un entrechocar de ilusiones que buscan hacerse mas libres. Creerse mas fuertes. Ser reinas de un lugar donde cada cosa encaja.
Duerme sin miedo bajo la sombra de este árbol que son mis brazos cuando tratan de alcanzar la existencia y volverla un poco mas dulce con unas gotas de sudor envasadas.
Podríamos ser tu y yo.
Podríamos gobernar el mundo si a ti no te temblaran las manos y mis piernas no estuvieran tan cansadas.
Podríamos soñarnos en esos silencios donde a veces existimos así sin mas.
De manera descompasada.
Podríamos coincidir.
Por una vez y para siempre.
En un segundo que multiplicara el infinito y nos fotocopiara en ese álbum de recuerdos que sin duda sera el mañana.
Luchar es una declaración de amor
Me gusta la gente que entra sin tocar la puerta.
Que no se conforma con un cartel de cerrado.
Que rompe barreras, alambradas y murallas.
Que vuela los cerrojos mas fuertes con dinamita y se deja en cada trozo de hierro con el que colisiona una parte del alma . Algo que nunca volverá a recuperar por mucho que se esfuerce en torcer la partida.
Me gustan los que juegan a todo o nada.
Los que se acuestan con la muerte solo por ver con mas claridad la luz del sol cada mañana.
Los malabaristas de la vida que encuentran placer en sostenerse sobre el aire en montañas de ilusiones cargadas de oxigeno que no son mas que mentiras bien artificadas.
Los que vuelven lo solido un liquido donde disolver todo lo que parece seguro y firme.
Me gustan los que te dan las gracias por existir sin conocerte, los que escriben mensajes de amor en las calzadas. Los que se desnudan en los versos sin temor a las cuchilladas.
Los que luchan cada día por pintar el mundo de otro color que haga menos daño a la vista y cause un menor impacto en el alma.
Esos que tienen ojos que son océanos donde te puedes sumergir sin miedo a ahogarte. Paraísos de lluvia donde encuentras tesoros que te llenan, donde cada gota de agua te seca y arrastra toda el agua que contienes.
Territorios inaccesibles para la mente humana que son noches donde puedes seguir esa luz que te lleve de vuelta a casa.
Hemos venido al mundo para encontrar en la mirada del otro esa chispa que ilumina nuestro rostro y hace que se nos inflame el alma.
Ese huracán que nos devora por dentro y remueve nuestras entrañas.
Haciendo que los perros ladren con el ruido de las cadenas partiéndose en mil pedazos.
Liberándolos de sus formas de existir prefabricadas.
Que no se conforma con un cartel de cerrado.
Que rompe barreras, alambradas y murallas.
Que vuela los cerrojos mas fuertes con dinamita y se deja en cada trozo de hierro con el que colisiona una parte del alma . Algo que nunca volverá a recuperar por mucho que se esfuerce en torcer la partida.
Me gustan los que juegan a todo o nada.
Los que se acuestan con la muerte solo por ver con mas claridad la luz del sol cada mañana.
Los malabaristas de la vida que encuentran placer en sostenerse sobre el aire en montañas de ilusiones cargadas de oxigeno que no son mas que mentiras bien artificadas.
Los que vuelven lo solido un liquido donde disolver todo lo que parece seguro y firme.
Me gustan los que te dan las gracias por existir sin conocerte, los que escriben mensajes de amor en las calzadas. Los que se desnudan en los versos sin temor a las cuchilladas.
Los que luchan cada día por pintar el mundo de otro color que haga menos daño a la vista y cause un menor impacto en el alma.
Esos que tienen ojos que son océanos donde te puedes sumergir sin miedo a ahogarte. Paraísos de lluvia donde encuentras tesoros que te llenan, donde cada gota de agua te seca y arrastra toda el agua que contienes.
Territorios inaccesibles para la mente humana que son noches donde puedes seguir esa luz que te lleve de vuelta a casa.
Hemos venido al mundo para encontrar en la mirada del otro esa chispa que ilumina nuestro rostro y hace que se nos inflame el alma.
Ese huracán que nos devora por dentro y remueve nuestras entrañas.
Haciendo que los perros ladren con el ruido de las cadenas partiéndose en mil pedazos.
Liberándolos de sus formas de existir prefabricadas.
sábado, 7 de mayo de 2016
Descompasado
Deshojaba las silabas como si fueran pétalos y depositar algunas en su lengua era un ejercicio de equilibrismo que obligaba a veces a traspasar las espinas que escondían.
Nadie podía darse cuenta de lo mucho que le costaba elegir entre todas ellas la palabra exacta, la única, la verdadera.
Y darle fuerza y coraje. Armarla de valentía a pesar de que pudiera agonizar en su boca. Pudrirse y echar raíces en el interior.
Cada una de aquellas palabras que callaba y cogía impulso cuando una mirada la refrescaba con su calor era una palabra suicida. Expuesta a toda la indiferencia y la falta de interés del que no conoce el poder de resucitar de las letras.
Su poder de establecer vínculos y puentes entre las personas que pueden llegar a ser mas poderosos que la sangre.
Habia algo intimo en algunas conversaciones.
Hablar a veces era como desnudarse y dejar que el otro trazara con la yema de los dedos un mapa de los golpes y las caídas.
Mostrar las zonas vulnerables, las frágiles, las heridas.
Exponerse al bofetón, a la carcajada, a la deriva.
Y dejar al otro traspasar la tela, la piel, la carne. Cada capa, cada limite preestablecido. Dejar la piel en carne viva.
Deshojaba las silabas como si fueran pétalos. Y a veces ese ejercicio la dejaba exhausta, perpleja y derrotada.
Pero vivir era jugar con ese vértigo.
Ese era el precio que tenia que pagar por seguir estando viva.
Nadie podía darse cuenta de lo mucho que le costaba elegir entre todas ellas la palabra exacta, la única, la verdadera.
Y darle fuerza y coraje. Armarla de valentía a pesar de que pudiera agonizar en su boca. Pudrirse y echar raíces en el interior.
Cada una de aquellas palabras que callaba y cogía impulso cuando una mirada la refrescaba con su calor era una palabra suicida. Expuesta a toda la indiferencia y la falta de interés del que no conoce el poder de resucitar de las letras.
Su poder de establecer vínculos y puentes entre las personas que pueden llegar a ser mas poderosos que la sangre.
Habia algo intimo en algunas conversaciones.
Hablar a veces era como desnudarse y dejar que el otro trazara con la yema de los dedos un mapa de los golpes y las caídas.
Mostrar las zonas vulnerables, las frágiles, las heridas.
Exponerse al bofetón, a la carcajada, a la deriva.
Y dejar al otro traspasar la tela, la piel, la carne. Cada capa, cada limite preestablecido. Dejar la piel en carne viva.
Deshojaba las silabas como si fueran pétalos. Y a veces ese ejercicio la dejaba exhausta, perpleja y derrotada.
Pero vivir era jugar con ese vértigo.
Ese era el precio que tenia que pagar por seguir estando viva.
A medias
Era una de esas personas que siempre se visten a medias.
Nunca logro entender como a la gente le era tan fácil enfundarse en un traje hecho a medida y olvidarse del tacto y el olor de su propia piel.
A ella las etiquetas le dejaban una marca permanente. Un escozor, un sarpullido que hacia bullir la sangre en forma de tatuaje perpetuo.
Todo le quedaba grande o pequeño.
No estaba ajustada a ningún canon preestablecido.
No tenia medida ni patrón.
La piel se revolvía furiosa ante toda intromisión ajena que tuviera la intención de esconder lo de dentro, de tapar el interior.
Nunca logro entender del todo como sobrevivía y caminaba la gente. Como se vestía.
Por mas que se pusiera una y otra vez ese traje llamado vida siempre se le quedaba atascada la cremallera a la altura del corazón.
Aquella mordaza de hierro no era capaz de silenciar esa bandera hecha de carne, huesos y palpito.
No cerraba aquel túnel sangrante sin salida que solo revivía con besos y poesía, con pedazos de realidad sin plastificar que todavía no habían sido modificados . Maltratados hasta perder todo lo que los hacia bellos y extinguir toda su autenticidad.
Y cuanto mas se empeñaba el mundo en sedarlo, acallarlo y golpearlo mas fuerte se hacia.
Mas fuerte latía.
Nunca logro entender como a la gente le era tan fácil enfundarse en un traje hecho a medida y olvidarse del tacto y el olor de su propia piel.
A ella las etiquetas le dejaban una marca permanente. Un escozor, un sarpullido que hacia bullir la sangre en forma de tatuaje perpetuo.
Todo le quedaba grande o pequeño.
No estaba ajustada a ningún canon preestablecido.
No tenia medida ni patrón.
La piel se revolvía furiosa ante toda intromisión ajena que tuviera la intención de esconder lo de dentro, de tapar el interior.
Nunca logro entender del todo como sobrevivía y caminaba la gente. Como se vestía.
Por mas que se pusiera una y otra vez ese traje llamado vida siempre se le quedaba atascada la cremallera a la altura del corazón.
Aquella mordaza de hierro no era capaz de silenciar esa bandera hecha de carne, huesos y palpito.
No cerraba aquel túnel sangrante sin salida que solo revivía con besos y poesía, con pedazos de realidad sin plastificar que todavía no habían sido modificados . Maltratados hasta perder todo lo que los hacia bellos y extinguir toda su autenticidad.
Y cuanto mas se empeñaba el mundo en sedarlo, acallarlo y golpearlo mas fuerte se hacia.
Mas fuerte latía.
viernes, 25 de marzo de 2016
La virgen de los condenados
A los 30 años conoció a Eric. Era un hombre con un aspecto bastante común. De unos 40 años, con calvicie incipiente,fofo y bastante degradado por la edad. Eric había trabajado en un banco muy prestigioso hasta que hicieron recortes y fue despedido. Tenia una mujer y dos hijos. La mujer llevaba todo el matrimonio engañandole con su mejor amigo. Cuando lo descubrió pensó en divorciarse pero la costumbre o tal vez el amor se lo impidieron. Continuo con ella hasta que le abandono y se marcho de la casa. Al perder el trabajo por mas que lo intento le resulto imposible encontrar otro. La edad le imposibilitaba acceder a muchos puestos de trabajo donde solo buscaban jóvenes a los que poder explotar con contratos basura. Habia intentado en vano usar un crecepelo y algunas lociones de teletienda. Se había puesto ropa de su hijo para aparentar ser mas joven pero era rechazado en todos sitios. El engaño de su mujer y la imposibilidad de poder encontrar un empleo con el que recuperar su antigua estabilidad y pagar las facturas lo empujaron a la bebida. Habia pasado de ser un hombre que no toleraba beber ni siquiera en ocasiones especiales a tener la nevera repleta de whisky, ginebra y ron. Sus hijos se habían mudado de su casa mucho antes de que el matrimonio se fuera al garete. No solían visitarlo mucho, tenían sus propias vidas, familias y obligaciones.
Nunca había tenido suficiente tiempo para ellos y ahora el destino se lo decía de la peor manera posible.
Se había visto obligado a vivir en la calle por un desahucio. Claro, podría haber llamado a los hijos para instalarse con ellos pero le parecía que la vida ya se había reído lo suficiente de el y no toleraba sufrir otra desilusión mas.
Eric no conocía el barrio ni tampoco los diferentes grupos que residían allí. Todo estaba dividido en etnias y si te colabas en una de ellas estabas totalmente perdido. La cosa funcionaba así.
Le había inspirado mucha pena y ternura aquel hombre con mirada triste que se sentaba en un banco del parque y se ponía a silbar por las noches mientras apuraba su botella. Aun no sabia porque se acerco a el y le propuso compartir sus cartones y los restos de comida que le habían sobrado del comedor social.
Ese seria el principio de una serie de meses donde había empezado la relación mas estable de su vida.
Tal vez era solo un amor basado en la necesidad que tenían los dos de alejar la soledad de sus vidas , para ella el solo era un niño al que la vida había tratado muy injustamente. Y hiciera lo que hiciera se respaldaba en eso.
Porque Eric ya no era el hombre dulce de antes, las vicisitudes del destino y la sordidez de la realidad habían agriado su carácter. Era malhumorado, bastante gruñón, un poco huraño y frecuentaba la compañía de otras mujeres a diario. Ella creia que no era culpa suya. Habia aprendido que el amor consiste en eso. En traicionar al otro. Y por eso hacia la vista gorda. Sea como fuere siempre volvía a ella y a veces la sorprendía con gestos de bondad incomprensible. Un día cuando estaba enferma le había dicho que hacia años que no comía naranjas y le había recordado como en su infancia antes de perder la razón, su madre siempre les hacia a ella y a su hermana zumos con un exprimidor.
Entonces el había desaparecido y había vuelto semanas después con una bolsa de naranjas y un exprimidor. Nunca supo como lo consiguió. Venia con todo el cuerpo lleno de rasguños y magulladuras pero con una sonrisa radiante en la cara.
Pero un día Eric enfermo, era una simple pulmonía pero no tenia suficiente dinero para comprar medicamentos. Mientras lo cuidaba habían ocupado el supermercado donde siempre solía pedir y había perdido un sustento diario que si bien era poco le podría haber permitido ahorrar. Hacia semanas que no comía y lo poco que conseguía lo iba guardando para sus medicinas. Habia comenzado a acudir a la iglesia pero el gran numero de personas que necesitaba ayuda era desbordante y siempre la pasaban a una lista de espera interminable. Era ya demasiado mayor como para ganar dinero usando su cuerpo como mercancía con la que obtener alguna ganancia. Mientras otras tenían la piel suave y firme la suya estaba llena de arrugas y de interminables surcos.
Parecía mentira pero llevaba ya tantos años viviendo con Eric. Habían envejecido juntos.
Una mañana descubrió que había muerto. Su cuerpo cálido y cercano ahora estaba frió y inerte.
Este hecho la hizo enloquecer sin remedio.
Su pena la ahogaba y la desangraba. Habia perdido a la persona con la que creia que iba a compartir toda su vida. En la calle sonaban las campanas y se oía música de semana santa.
Recordaba que su madre solía decirle que la virgen cumple milagros si te entregas a ella en cuerpo y alma y ella misma habia sido testigo de como las multitudes acudían a pedirle que obrara sus milagros. En su locura había ideado algo aun mejor que acudir a aquel desfile. Iba a sustituir al pequeño cuerpo de madera de la virgen y desde aquella posición seria alabada, amada y bendecida por la bondad de las personas. Obrarían el milagro de devolverle a Eric la vida.
Se colo en la iglesia y se puso el traje y las joyas de la estatuilla. Estuvo toda la noche allí, sentada sobre ese trono de madera.
Cuando llego la hora de la procesión le pareció increíble que aquellas personas no se dieran cuenta de que una anciana demacrada había ocupado el sitio de su santidad.
La elevaron por los aires con pasos fúnebres. La gente se arrojaba sobre ella por la calle y besaba sus pies llenos de roña y suciedad, enjuagaban su carne con lagrimas y alaridos.
Le parecía increíble que todas aquellas personas no tuvieran ni idea de que era lo que sostenian sobre sus espaldas, por quien realmente rezaban.
Pero como suele ocurrir; el peso de la verdad y el de los que sufren quiebra cualquier espalda y los costaleros empezaron a experimentar un dolor inhumano en las suyas. La madera crujio y sin previo aviso su cuerpo fue arrojado al suelo bañando de sangre la calzada.
No se dieron cuenta de eso tampoco.
Solo se preguntaron por su santidad, aquella muñeca de madera con la que llevaban ensayando tanto tiempo sus pasos.
miércoles, 23 de marzo de 2016
A dos metros bajo tierra
Mi primer contacto con la muerte apenas tuvo trascendencia en mi vida. Mi abuelo paterno murió cuando yo era muy pequeña aun ignorante de fino hilo que separa la vida de la muerte. Totalmente sumida en mi propio universo interior que se estaba desarrollando por momentos. Después nos dejarían mi abuelo materno y mi abuela paterna. Muy poco tiempo después, casi sin que hubiera desarrollado aun la capacidad para procesarlo. Tan solo fui consciente del dolor de mi madre, que paso varios días sin hablar sentada en el sillón y pensando que no había llegado a tiempo para poder despedirse y que el siempre la estaría esperando estuviera donde estuviera. Recuerdo detalles sueltos de ambos. Me acuerdo de la casa de mi abuela y de su curiosa forma de guardar regalos en las cajas de galletas y de la campanilla que me regalo mi abuelo una vez que vino de visita de Barcelona. Cuando era pequeña un día soñé con ellos y fue en ese preciso momento cuando me di cuenta de que eran personas que no había podido conocer y que ahora en ese instante se perderían para siempre entre mis recuerdos. Y me dio miedo, me dio mucho miedo que las personas pudiéramos ser eso. Solo recuerdos.
Como todos crecí pensando que la muerte es cosa de la edad, que es un contrato que firmas después de haber vivido una vida plena. Algo con lo que tienes que lidiar cuando la vejez llama a tu puerta.
Pero después en el instituto vi irse dos personas, evaporarse ante mis ojos y sin previo aviso. Un chico y una chica muy jóvenes, con ganas de vivir, con muchos sueños, esperanzas y metas incompletas. Con un montón de seres queridos que les llorarían por su modo inesperado de marcharse sin poder despedirse del todo. Personas que vivirían para siempre en su adolescencia, que merecían mucho mas, muchísimo mas.
Y entonces me di cuenta de la putada que es la vida y de que es nuestra única pertenencia, lo único que realmente poseemos. Lo único que debe importarnos. Porque nuestras vidas, nuestros sueños y nuestros anhelos pasan desapercibidos bajo una tierra que vive a costa de consumir causas ajenas y se nutre tan solo de indiferencia y de vez en cuando de lluvia hecha de recuerdos ajenos.
Llevo meses viendo una serie de televisión que me ha recordado todo esto. Una serie hecha de delicada poesía visual que recuerdas muchos días después de haberla visionado. Que aunque este hecha de fotogramas parece que fuera de papel porque cuando la recuerdas no solo te vienen a la mente imágenes sino olores, sensaciones, ideas.
En un principio es una historia ajena a cualquiera de nosotros. Una familia que vive en una funeraria, la muerte del padre que los vuelve a unir a todos. Ruth Fisher, la madre sobre protectora con accesos de demencia donde libera todo lo que ha estado ocultando a lo largo de tantos años. La mujer cálida y dulce que cuida de su familia y tiene miedo a la soledad. La niña que tuvo que cuidar a la tía tullida y paso la vida entre el olor a lejía y desinfectante, esperando que un día su realidad cambiara. Pero toda posibilidad de cambio acabo demasiado pronto con el marido y los hijos. Y la vida volvió a escaparse de nuevo por la ventana como acostumbraba. Sin embargo amo mas que a su vida a cada una de las personas que formaron parte de su realidad.
David Fisher, el hijo perfeccionista que no acepta su propia imperfección pero que capitulo tras capitulo nos demuestra que es capaz de sentir a través de otros, de vivir a través de ojos que ya se han apagado y de mentes donde el vació se ha convertido en el único dueño. David, que descubre a sus demonios para poder mirarse en el espejo y ver la persona que es, sin mas añadidos. Alguien que se cuestiona minuto tras minuto, que no se conforma con esconderse de los demás aunque ese sea el primer refugio que habita. Una persona que a fuerza de preguntarse lo que busca acaba encontrándolo en el sitio mas inesperado: su propio corazón. Porque David es el corazón de la serie. Palpita y lo puedes oir cada segundo, a veces se queda en silencio, a veces se precipita. Pero siempre sigue palpitando aunque a el mismo le cueste escuchar su propia melodía. Aunque esta llene de ruido la sala.
Se me ha olvidado comentar que cada capitulo comienza con una muerte de un personaje cualquiera magistralmente narrada que une su vida anterior a la vida presente de nuestros protagonistas. Por eso para ellos a veces es imposible establecer la linea que los separe de esos que deben convertir en un buen recuerdo para sus familiares.
A veces llegan historias, carencias, dramas que les absorben y se ven reflejados en otros rostros, en otras vidas.
También tenemos a Claire. Es dificil no crecer con Claire, yo misma me he sentido capitulo tras capitulo como ella. La chica rara y excéntrica del instituto. La que no encaja ni quiere encajar pero intenta todos los trucos que conoce para encontrar su lugar en el mundo. Para descubrir mas tarde que no ahi un lugar determinado para cada uno en el mundo, que el mundo nos pertenece. Con toda su amplitud. Y tal vez lo único que debamos hacer es pertenecernos a nosotros mismos después de llevar en la piel suficientes nombres tatuados. Es difícil no sentirse como Claire, tan perdida y aterrada, tan llena de energía y de vida. Probandolo todo para saber lo que busca, atrapada en la imagen que tienen los demás de si misma y la que ella misma debe concebir. Crecemos con Claire porque todos hemos sido esos niños rebeldes que no saben lo que buscan o hacia donde van, porque algunos los seguimos siendo pero hemos aceptado que un día el coche verde lima en el que están pegados nuestros recuerdos sera solo chatarra, Y entonces nos romperemos irremediablemente y tendremos que seguir caminando con todo eso que hemos aprendido a lo largo de los años. Aunque la vida sea una fotografía que ya hemos vivido pero nos llene de placer contemplarla a pesar de saber que es solo papel y memoria. Simples deshechos.
Brenda ,que colisiona con la vida de todos los demás arrastrando sus propios demonios y traumas. Con su propia historia a cuestas , de la que solo se separara una vez que la felicidad le de un ultimátum y le exija pagar el precio necesario para poder seguir viviendo. No una vida dibujada por los padres o por los psicólogos. Una vida que valga la pena vivir por uno mismo.
Y el mejor personaje, al menos para mi, Nate Fisher. Podría hablar tanto de Nate. Nate que quería ser diferente a su padre, que lucha contra su destino y no sabe que a veces es la fatalidad la que nos guía. Pero no por ello debemos de tirar la toalla, no por ello debemos de dejar de luchar, se seguir oponiendonos a este huracán que se llama vida y que planea derribarnos con un simple soplo de viento. Nate es un luchador que se aferra a la vida. Que ama a la vida con todas sus letras. En mayúsculas y en cursiva, con luces incandescentes y tambien con tinta oscura. Porque Nate no se conforma con vivir, Nate quiere hacer de cada instante ese momento de felicidad efímera que valga todas las desdichas. Y a veces lo busca en la sonrisa de una mujer, la risa de su madre o la mirada confusa de su hermano. Pero como todos los demás tambien tiene miedo.
Tiene miedo de ese que aparece sin previo aviso arrebatándonos lo que mas queremos, sin una carta de disculpa sobre la mesa. Sin mas presencia que la desolación.
Personajes comunes que se sienten, que transpiran bajo cualquier piel. Personajes que se hacen cercanos capitulo a capitulo. Una familia con la que reímos y lloramos, con la que comprendemos lo que es la esperanza y la pena. Una familia que se convierte tambien en nuestra familia ,aunque solo sean seres de cartón. Pero son tan cercanos después de cinco temporadas que su dolor puede ser nuestro dolor.
Cada capitulo nos dice lo mismo. Ahí esta, eso es todo lo que tienes. La vida. Y sabes que un día te sera arrebatada. Que todos morimos aunque creas que eres especial y diferente. Aunque hallas creado tu propia existencia y con tu muerte tambien mueran todas las cosas conocidas a las que has dado forma al parpadear.
La vida es una putada que la muerte reafirma y se lleva a niños recién nacidos, a jubilados, a personas que se fueron un fin de semana de excursión buscando paz y tranquilidad, a asesinos en serie y tambien a personas bondadosas y dulces que se sacrifican por los demás.
Puedes morir solo sin haber conocido al amor de tu vida o justo el minuto después de haber dado con el. Puedes tener una muerte violenta y dolorosa o morir rodeado de las personas que quieres cuando sabes que las has dado toda la felicidad que podías ofrecer. Puedes morir masturbándote en una habitación de hotel mientras pones el móvil en silencio pensando en tu canción favorita o ser asesinado por un grupo radical de cualquier secta. Puedes crear otra vida con tu muerte y ser recordado como un héroe o tener como ultimo contacto de llamada a una persona para la que ya no representas nada. Sea como sea, llegara sin previo aviso. No te va a pedir que estés preparado.
Y no ahí mas. La muerte nos arrastra a todos, nos consume a todos. Nos atrapa a todos.
Esta serie no es una serie, debería ser la historia de cada vida. Porque eso es lo que nos narra.
Y no podemos hacer nada mas que sonreír y atesorar en una cajita nuestros recuerdos mas valiosos para revivirlos en los días tristes y darnos calor. Hacer de una risa o de un silencio la banda sonora que deseemos oír cada minuto de nuestra vida.
No podemos hacer otra cosa que no sea vivir intensamente cada instante, haciendo lo que sentimos, queriendo a los que queremos y siendo quienes queremos ser.
Porque al final de esta escalera solo esta el vació y el silencio. La soledad y el llanto de los que aun no se han ido.
Están es nuestra vida, nuestra única vida y debemos luchar por ella. Con uñas y dientes si hace falta. Contra todo y contra todos los que intenten robarnos la alegría, la esperanza y la fe.
Eso es lo que dice esta gran serie. Que la felicidad es esa cosa efímera que atrapamos con las manos y debemos dejar fluir después. Pero en esa sensación, en ese instante de dicha pletórica, de alegría desorbitante debemos buscar un hueco para existir para siempre.
Aun cuando la existencia intente robarnos los motivos.
Esta es una serie que debería ser visionada por todo el mundo. Representa todas las pruebas dolorosas, fatídicas, todos los momentos bellos, precisos y esperanzadores a los que nos someterá la vida.
Si, la vida es una putada pero merece la pena vivirla.
Estamos solos en esta estación pero mientras esperamos intentemos divertirnos y no nos conformemos con eso, intentemos vivir. Pero vivir con todas sus consecuencias, sabiendo que la vida es ese amante al que nos entregamos por completo y que al final nos destroza pero aceptando la dicha de ese instante y sumergiéndonos en el.
Para siempre.
Podría decir muchas cosas del final de esta obra maestra. Es un final perfecto, nadie podría haber hecho otro final mejor. La canción, las imágenes que se van sucediendo una tras otra, lo que nos muestra. Las sensaciones que nos transmite.
Estamos viendo nuestra propia vida. La estamos viendo desarrollarse ante nuestros ojos y sabemos que no ahí nada mas.
Que algún día todos nos dejaremos ir. Que dejaremos de ser poesía, movimiento, color.
Pero habrá valido la pena. Porque seguiremos siéndolo para otro
Lo habremos sido para alguien.
Porque lo importante son las veces que chocamos con otro y le dejamos impresa nuestra saliva , nuestros miedos y nuestros sueños.
Porque no somos mas que huellas en la arena que se desintegran con el choque de las olas pero que a fuerza de alimentarlas tambien son especiales y únicas pese a su origen común.
Irrepetibles y autenticas.
Hacia mucho tiempo que una serie no me hacia sentir tantas cosas. Que no me hacia ser tantas cosas.
Gracias Alan Ball.
Ahí cosas que me llegan al corazón. Esta es una de ellas.
sábado, 12 de marzo de 2016
Otoños que crecen bajo la piel
Ten cuidado con ese par de alas que se te han pegado a la suela de los zapatos y no intentes dejar huella con ellas.
A simple vista te parecerán solo hojas muertas que se acurrucan en las esquinas asustadas del azote del viento que hace que el Otoño las desangre sin piedad en las aceras.
Un día crecieron fuertes y valientes cosidas bajo mi piel.
Antes de que fuera consciente de lo alto que podía volar cuando cerraba los ojos pero sobre todo cuando los tenia abiertos.
Han pasado mucho tiempo alejadas de la mirada ajena de todo el que olvida que puede encontrar en cualquier lugar aquello que ha olvidado buscar cuando fija su mirada en el cielo.
No las infravalores ni las menosprecies porque su presencia solo significa una cosa. Su muerte solo tiene un motivo.
Que estén apiladas sobre el suelo solo puede tener un porque. Otras ocuparon su lugar cuando sangraron y murieron, cuando fueron arrancadas antes de conocer su verdadero poder.
Otras crecieron en su lugar. Otras mas fuertes y valientes, mas combativas y resistentes. Conscientes del poder regenerador que siempre habían poseído. De su capacidad de ser hojas de Otoño que se convierten en naturalezas muertas fragmentadas en miles de trozos para mas tarde regenerar de nuevo la vida y parir dos alas nuevas y resistentes.
Dos nuevas alas que crepitan como fuegos artificiales abriéndose camino sobre la piel , trazando nuevas direcciones. Laberintos que vivian en un mundo subterráneo debajo de la carne y escondidos de las codiciosas miradas ajenas. Perfectas en su imperfección.
Agradecidas a los que las menospreciaron y las quisieron hacer débiles a base de hundirlas con débiles te quiero pronunciados sin aparente maldad . A los que no vieron en su fragilidad fortaleza y en sus imperfecciones una suma de pequeñas cosas perfectas.
Son los que las han infravalorado y hundido los que las han hecho verdaderamente fuertes, realmente poderosas y bellas.
Ten cuidado con ellas.
Con las alas que crecieron de la devastación, esas dos alas de otoño que creían que no iban a llegar a ver la primavera y ahora son un verano perpetuo
.Ahora saben realmente lo que significa volar, explorar el ancho cielo.
Quererse y querer a otros.
Hacer de la flaqueza la cantidad necesaria de coraje para vivir sin miedo.
Volar sin limites, sin tener en cuenta la distancia que eleva los pulgares del suelo.
Volar sin miedo a caer de imprevisto de nuevo bajo un manto de tierra.
Encontrar en el cielo continente donde la carne descifra cada una de sus letras.
martes, 1 de marzo de 2016
Matrioska
Lo supo cuando lo tuvo entre sus brazos. Apenas recordaba nada de lo ocurrido anteriormente, no imaginaba cual era la verdadera razón por la que se había decidido a ir a verlo aquel día al hospital.
Ese pequeño bulto sonrosado y frágil podría haber sido el motivo de mas felicidad de toda su existencia. Cuando lo acerco a su pecho fue consciente, seria del calor que irradiaran sus facciones de donde derivara la decisión de amarlo u odiarlo el resto de su vida. Esperaba encontrar en el algunos rasgos de ella. Sus ojos risueños y soñadores, aquella manera tan peculiar y graciosa de fruncir el ceño cuando estaba enfadada y las arrugitas que se le dibujaban en la frente. Los mofletes salpicados de pequeñas pecas diminutas que se disponían unas sobre otras de forma anarquica, el delicado mentón. Ese aire de indiferencia y ensimismamiento que la hacían parecer tan sola ante los extraños. Tan solo habría bastado con que tuviera alguno de aquellos rasgos para que hubiera decidido amarlo hasta el final de sus días. Lo habría seguido en la distancia, habría sido un referente, un mentor, un amigo. Un profeta. Aquel desconocido que siempre esta dispuesto a hacerte sonreír cuando las cosas están difíciles. La persona mas insignificante con la misión mas valiosa: salvarte antes de que experimentes la tragedia de la vida, crear un lugar donde puedas resguardarte de lo desolador de la existencia. Habría bastado muy poco para reservarle su amor y su amparo incondicional pero lo había heredado todo de el. La mirada cargada de fiereza, aquellos ojos iluminados perpetuamente por la chispa de la ilusión. La tez morena y el rostro cargado de durezas, de pequeños pliegues que aun no se manifestaban con la suficiente fuerza. Estaba hecho a su imagen y semejanza desde los ojos verdes hasta el cabello negro. No tenia nada de Emily, era la prueba mas cercana de su fracaso.
No le bastaba el haberla perdido, tenia a aquella diminuta cosa que le recordaba que por encima de su dolor, soledad y tristeza otro había robado su felicidad y había engendrado con ella una nueva forma de vida que tenia la función de recordarle cuan patético y miserable era.
Conoció a Emily en Bachillerato, se sentaba delante de el en la clase de ciencias. Era una alumna brillante pero ademas de ello poseía una sensibilidad innata que la hacían ser consciente de cosas que los demás ignoraban. Una vez se detuvo en mitad de un entrenamiento de gimnasia para curarle el ala a una paloma que se había estrellado contra el capo de un coche. La había empezado a amar en silencio, trazando poco a poco el plan de como acercarse a ella. Comenzó a frecuentar a sus amigas para poder obtener información sobre sus intereses y averiguo el itinerario que seguía todos los días para volver a casa. Tal vez todo habría ido bien si ese día su tía no la hubiera llamado y hubiera tenido que salir antes de tiempo del instituto. Se quedo esperándola en la puerta durante lo que parecieron horas pero ella nunca llego. Aquel día su sonrisa estaba destinada a otra persona.
Consiguió un buen trabajo. Era respetado y admirado por los demás, podía hacer sentir seguridad y confort a cualquier persona pero ella había decidido casarse con un obrero sucio y roñoso. Un miserable que se gastaba la paga semanal en las tabernas y que no aspiraba con tener un futuro mejor. Ella sin embargo lo quería con locura y se había mudado a vivir con el tan pronto como pudo, quedándose embarazada un par de meses después.
Para un hombre de mundo como el eso fue un duro golpe, tal vez el mas terrible que le habían proferido.
Se había enterado de la noticia del nacimiento por una amiga común y había acudido al hospital para deshacerse por fin de toda duda que quedara sobre un futuro posible con ella.
Ese rostro que tanto le había atormentado en la sala de primeros cuidados le perseguiría muchos años después.
Aquel niño sonriente y fuerte aparecería cada miercoles en el mercado que se situaba enfrente de su sucursal. Paseándose, pavoneándose, jactándose de su superioridad y felicidad ante el. Demostrando con su mera existencia el único y mas importante fracaso de su vida.
Emily y el obrero nunca iban con el pero la ropa andrajosa del niño le hablaba del tipo de vida al que ese hombre la sometía. Sin embargo el niño parecía siempre feliz.
Un día sin embargo ocurrió algo. Conoció a una persona que fue a pedir un préstamo a su banco. A veces sus clientes se excedían y le ponían al tanto de los detalles mas escabrosos de su vida para obtener su confianza y cordialidad. Aquel hombre había hecho algo horrible.
Podía ir a la policía y denunciarlo sin mas. Denunciarlo o ignorarlo marcarían un precedente en su futuro.
Hay un momento en la vida de todas las personas donde la linea entre lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal se perciben con total claridad. Donde uno decide que tipo de persona va a ser mediante lo que esta dispuesto a tolerar. Donde decide si servirse de la desgracia ajena o combatirla. El momento donde se zambulle en la profundidad de su corazón y ve lo podrido o lo brillante que es.
En ese momento los hombres deciden si hay un lugar en el mundo para los monstruos, para sus crímenes y su brutalidad. Y si aceptan esta premisa tambien condenan su propia alma.
Le ofreció un crédito y le dijo que lo ayudaría. Debía ir cada miercoles al mercado a una hora determinada. Allí vería algo que le resultaría muy interesante.
Desde aquel día aquel niño dejo de sonreír. Y tambien dejo de verlo pasear por aquel mercado con el paso del tiempo.
Habia ganado.
Pero algo había ocurrido. Alguien era consciente de su pequeña venganza. Dos prostitutas con las que tenia contacto aquel hombre sabían demasiado. Decidió extorsionarlas. Seria fácil. Unas mujeres que estaban acostumbradas a venderse y humillarse para poder subsistir, no le supondría un gran esfuerzo doblegarlas. Al principio entraron en razón fácilmente, fue fácil manipularlas.
Consiguió buscarles un buen empleo a ambas y hizo a una de ellas su secretaria. Pero la que había empleado en su sucursal comenzó a demandar mas y mas cosas con el paso del tiempo. Primero tuvo que alquilarle un piso para que ella y su hijo vivieran, los lleno de caprichos y pagaba todas sus facturas aun cuando llevaba meses sin poder costearse las suyas. Aquella mujer lo torturaba, si no cumplía uno solo de sus deseos amenazaba con ir a casa de Emily y contarle toda la verdad.
Aquello no podía ocurrir. El iba a ser presentado por primera vez como un monstruo.
Habría podido matarla, acabar con aquel chantaje pero no tenia el valor ni el aplomo necesario para poder mancharse las manos de sangre. Prefería que fueran otros los que hicieran el trabajo sucio.
Perdió el trabajo y lo desahuciaron de su casa. Vivía en la calle, se había quedado sin nada pero aun así ella seguía exigiéndole.
-O pagas o desvelare todos tus secretos.
Un día le dijo que tenia un trabajo para el , que era bastante fácil. Tenia que llevar droga desde una punta de la ciudad a otra. Quedaría con el traficante en un hotel y le proveería de la mercancía.
Sin embargo cuando aquella puerta se cerro vio que había caído de nuevo en un engaño de ella. No había droga ni traficante, había llegado a un acuerdo para prostituirlo. Habia perdido el único derecho legitimo que le quedaba; el de su propio cuerpo pero esto no lo descubriria hasta la mañana siguiente cuando despertara solo y desnudo en aquel hotel, aun adormecido por la sustancia con la que habia brindado con aquel tipo para finalizar su acuerdo de venta de cristal.
Decidió implorarle, someterse a sus ordenes. Beso sus tacones, sollozo sobre ellos, llenándolos de lagrimas y saliva.
- Por favor liberame de esto, ¿no te parece que ya he sufrido demasiado?
-Oh vamos, no vengas a hacerte la victima con esto. Tengo un hijo sabes y tu no eres ningún mártir. Eres un monstruo, algo peor que un monstruo. No devoras a los demás pero sabes elegir el momento adecuado para provocar su derrumbe. Crees que eres un dios y que puedes jugar con el destino de los demás a tu antojo , tu arrogancia es tu mayor pecado.
¿Sabes algo divertido?. Emily se va hoy de la ciudad, van a comenzar su vida en otro lugar, se van a dar otra oportunidad. La gente buena sufre pero al final consigue rehacerse, sobreponerse, sobrevivir a las peores tragedias, Con lo que no cuenta la gente como tu es que por muy retorcido, despreciable, cruel,manipulador y insensible que seas es que siempre habrá alguien peor.
Y esa persona soy yo.
Por cierto; te gustara saber como conocí al tipo que nos unió. El vino acompañado de un par de colegas del trabajo al club pero estaba mas interesado en mi hijo que en nosotras. Era un hombre poderoso, se creia muy valiente. Tenia el mismo modo de pensar egolatra y destructor que tu. Creía que los demás eramos solo fichas en su tablero y que el nos movía pero con lo que no contaba es con el dolor de una madre. El se pensó que me quebraba , pero lo quebré yo y cuando me hablo de ti comencé a desear conocerte. También conseguí librar a aquel niño del destino que le tenias deparado. No fue fácil y no fue rápido pero el sufrimiento de mi hijo fue suficiente y gracias a que se acercara a tu chico conseguí un par de pruebas que coloque en la poli de forma anónima.
Y lo mejor de todo eso es que gracias a todo ese horror me pude acercar a ti.
Este es tu infierno personal, disfrútalo.
Yo me ocupare de que puedas hacerlo durante muchos años.
domingo, 28 de febrero de 2016
Hola amigo
La grandes multinacionales quieren controlar la ropa que cogemos del armario para vestirnos cada mañana, las cosas que comemos y compramos, las personas con las que queremos acostarnos y la idea de nosotros mismos que sea mas aceptable para los demás. Todo en lo que invertimos dinero, tiempo y energía. Esos trabajos que nos esclavizan y son nuestro único modo de subsistir y formar parte de esta sociedad a la que en el fondo tanto despreciamos. No hay manera de huir. O tal vez todo sea luchar o huir, pero se nos da muy bien huir. Escaparnos de nosotros mismos por medio de la psicosis colectiva, imaginar un motivo mayor que nuestra propia lucha para iniciar una revolución.
Fuck Society es un compañía fantasma, liderada por unos desdichados soñadores que quieren y deben escapar de las garras del sistema. El mal esta formado por la oscura y puntiaguada forma de las grandes empresas, los grandes magnates que luchan a diario por despedazar la ilusión y esperanza ajena para engordar sus cuentas bancarias y ingresos anuales.
En la guerra capitalista no importa cuantos heridos salgan, cuantas vidas se desprecien y manipulen, sobre cuantos cadáveres se cimenté una fortuna.
Elliot sabe eso y tal vez por ese motivo necesita tomar morfina todas las noches mientras sueña con salvar el mundo.
Ese es el mismo motivo que lo impulsa a hackear a sus amigos y vecinos, a averiguar los secretos sucios y oscuros que se esconden bajo la sonrisa mas engañosa, sobre la humanidad mas retocada.
Es el antiheroe definitivo, el dios que no acepta ser su propio profeta. Se ampara en los efectos secundarios de la droga para no descubrirse ante un mundo brutal y devastador que solo acepta la ley del mas fuerte.
Pero no durara mucho. Un perro no acepta por amo al que le pone una correa recordandole a diario su condicion de inferioridad y menospreciandolo.
La revolución ha empezado. Y como todas viene acompañada de una alta dosis de locura y alteración mental.
Las calles se llenaran de indignados, las voces no necesitaran el eco de ningún altavoz para alzarse.
La guerra ha empezado.
Esa que llevamos toda la vida ignorando, esa que necesitamos tanto librar para poder ser al fin libres y pertenecernos sin mas a nosotros mismos.
Elliot de vuelta a casa en el metro, elliot sentado en su escritorio viendo como sus absurdos compañeros de trabajo luchan por salvar sus puestos, Elliot liberando al mundo de las fauces de los depredadores tras un chute.
Pero; ¿realmente hay algo real?, ¿existe algo real?, ¿es real eso que vemos en las pantallas y en las luces de neon cada día ?y lo mas importante ¿somos reales nosotros?
Una serie hasta en la que los cabrones infumables y pedantes como Tyrell pueden convertirse en tus personajes favoritos. Donde los personajes tienen un trazo argumental único y propio que los hace elevarse sobre la idea que tienen de si mismos fotograma a fotograma.
Mr Robot ha sido uno de los mejores descubrimientos que he hecho últimamente, por no decir el mejor.
El mundo necesita mas series como esta.
martes, 9 de febrero de 2016
El declive
Hay directores que tienen algo especial, único y diferente que hace que sus películas sean un producto autentico que abandona su envase para esconderse entre la piel de todo aquel que las contempla. Hay directores que hacen que cada fotograma sea de una belleza visual tan arrolladora que te transporten a otro mundo. A un mundo de sentidos, de palpito, de crujidos y temblores internos. Conocí a Wong Kar Wai con una de sus primeras películas. No se que me llevo a verla pero cuando la acabe estaba completamente enamorada de su forma de hacer cine. Desde aquel momento no he parado de ver películas suyas, es una de las pocas personas que habla con mas veracidad de ese virus tan letal y cálido que es el amor, de como trabaja en los cuerpos, de como hace que a la mente le salgan alas y eche a volar por cualquier ventana , de como nos transforma, nos eleva y nos condena. De porque lo necesitamos para seguir viviendo, para encontrar verdadero combustible con el que nuestro caminar no sea solo un pretexto banal si no un verdadero propósito.
Con fallen angels consiguió llegarme a lo mas profundo con esa historia de la prostituta y el gangster, de los lunares que quieren ser el único paisaje visual que pueble la percepción de unos ojos perdidos que siempre buscan algo nuevo en lo que fijar su atención.
Después llego My blueberry nights y Chunking Express, dos de las cosas mas sencillas y a la vez complejas que he visto. Y como no, tambien llegaron a mi Deseando Amar y 2046 y algunas de sus obras mas antiguas Happy Together y días salvajes.
Me ha dado tanta esperanza, ternura y calidez como frió, dolor y tristeza.
Wong Kar wai sabe que la belleza de la vida es fijar la vista en las pequeñas cosas que aparentemente para los demás no significan nada pero pueden cambiar una existencia, llenarla de gloria.
Sabe que la belleza reside en esos pequeños instantes donde la música se para y lo único que oímos es el silencio y percibimos el perfume de algo extraño que se nos escapa entre las manos y nos hace buscar su origen en los bares, los callejones, los cuartos atestados de gente y los solares vacíos.
Sabe que un corazón puede herirse pero tambien sanarse con una sonrisa o un roce, con una palabra, o la promesa de que el tacto de las cosas no va a ser eterno pero si va a hacer los instantes eternos y eso es lo que basta.
Cuando ves una de sus películas por primera vez te sorprende su lentitud, su minuciosidad, la forma tan descriptiva que tiene de hacerte llegar las sensaciones y las emociones de los personajes.
La pantalla te arrastra y te hace salir de ti mismo a fuerza de reconectar con esas partes de ti que viven en lo mas hondo de tu alma y por las que nunca antes te has interesado.
La música y el color adquieren otra dimensión, casi cósmica. Se hace un abecedario y una religión de una melodía, se la enmarca en un momento intenso y imperceptible, en unos ojos que miran a través de la oscuridad, buscando algo, buscándose tal vez asi mismos a fuerza de reflejarse en el otro.
Es un cine tan bonito, tan intenso, tan espectacular en su conexión de la forma y el contenido.
Es un director que me gusta tanto que incluso acabe leyéndome algunas de sus adaptaciones cinematográficas.
Sabe jugar con el plano exterior pero le gusta el interior. Es un genio pero solo porque sabe como funciona un corazón humano y lo destripa en su mesa de autopsia y sentimos que nos toca la fibra, nos perfora la piel, se adentra capa tras capa sin mas misterio que la persistencia.
Por eso hace poco he sufrido una gran decepción.
No soy de esas personas que juzgan un libro solo por su portada asi que me he propuesto ver The grand master y es sin duda una de sus peores películas, por no decir la peor. Un director tan notable no necesita hacer una película de artes marciales de un personaje conocido y muy analizado como Ip man para llenar una sala de cine.
A fin de cuentas eso es lo que mas tiene el cine últimamente.
Acción, sangre, vísceras, tensión, etc... Y todo adornado y enclaustrado en una pantalla de 3D.
No, lo suyo era mas grande. Era hablar de las emociones humanas y divinizarlas, cruzar la epidermis como quien cruza un nuevo país de incógnito.
Podía hacer tanto con un silencio, podía hacer a la gente sentir ese perfume asfixiante y enloquecedor que es la vida.
La película es vacía, opaca y esta totalmente falta de contenido y sentimiento salvo un par de escenas contadas. Sus partes no conectan entre si, no consigues empatizar con los personajes. Saber que sienten o cuales son sus ambiciones. Aborda un periodo histórico demasiado amplio y ni siquiera aprovecha el potencial que podría haber dado de si un episodio de la historia tan importante como la guerra entre Japón y Corea y las graves consecuencias que trajo consigo. Esto lo trata de forma insípida y superficial, pasando por alto detalles muy interesantes y relevantes. Algo que podría haber sido abordado de una manera mucho mas sensible y delicada parece haber sido recortado y pegado y faltan letras, motivos y sobre todo iniciales. Con ese material la película podría haber sido una verdadera obra maestra pero se centra mas en desarrollar las peleas de kung fu y el declive que este tiene. Un director como el podría haber hecho maravillas con esas premisas pero el resultado ha sido nefasto y desalentador. Vamos, una total decepción.
Y lo peor es que las personas que vean esa película pensaran; vaya otro director asiático que hace una película de artes marciales.
No se si el motivo ha sido tener mas éxito o si ha sido indagar en otro tema desconocido pero las artes marciales son un tema tan trillado, tan casual y usado como una de esas alfombras que nunca tiras por pereza, esas feas de narices a las que te acabas acostumbrando.
Tal vez por eso escribo este post, porque aunque este muy decepcionada y se me halla caido uno de los grandes no quiero que la gente se quede con eso.
Que para ellos sea otro director asiático de artes marciales.
Es mucho mas que eso.
Desgraciadamente las mejores obras de un artista son las primeras. En ellas no se tiene miedo, se arriesga, se expone todo. No se teme a la critica o se depende de las alabanzas. Uno escribe para si mismo, uno crea para su yo interior y no necesita mas ruido que el de su propia respiracion trabajando.
Ver a Wong kar Wai no era ver una película de acción ni biografica, era una experiencia sensorial. Dos horas se hacían un instante sin que te encogieras en tu sillón preguntándote que pasaría a continuación.
Y por eso escribo esto, porque no es justo que todo lo que es único tambien tenga un declive y solo sepamos valorar como se han precipitado las cosas al vació de forma irremediable.
martes, 5 de enero de 2016
Ser poesía, doler, sostener la mirada, cubrirse del tiempo.
Una vez me hice una camiseta con un pintauñas. Era un desastre y estaba un poco rota pero la estuve llevando durante años solo porque estaba orgullosa de la frase que había escrito en su parte delantera y porque realmente sentía que llevaba algo que me representaba de verdad.
Soy de esas personas que se quedan paradas mirando un paisaje o contemplando el silencio o la risa de una persona.
A lo largo de mi vida he escrito mucho sobre lo que significa querer y ser querido pero creo que el amor se basa en sostener la mirada del otro sin que te haga daño. La mayoría de la gente no valora eso. Atrévete a mirar, a mirar de verdad, a bucear en el alma de una persona y desnudarte con todos sus monstruos. Quitarles el miedo poco a poco entre susurros y demostrales que tambien pueden ser musas. Que aun queda oportunidad para ellos.
Amar a alguien es arrojarte al mar bravo y helado de su mirada sabiendo que puedes ahogarte y llevando puesta solo una sonrisa. Trazar laberintos en su piel sin necesidad de encontrar el camino de salida. Esconderte entre sus inseguridades y esculpir tu nombre sabiendo de antemano que algunos renglones siempre estarán torcidos.
He llegado a llorar con el afilado y puntiaguado roce de una inicial que de tanto lucirla se me ha clavado fuertemente en el cuello.
Te dicen que respires profundamente, que todo pasara.
Pero ahí letras que te abrasan por dentro y devoran toda tu calma convirtiéndola en ansiedad.
Hay letras que uno cree que lleva puestas y que en realidad visten y forman parte del tejido muscular, alimentando a los huesos.
Soy ese tipo de persona que habla con su corazón a las cuatro de la mañana y deja salir a los fantasmas para tener mas calor en la cama y inventar nuevos cuentos.
A veces sueño con correr descalza en un día lluvioso y gritar hasta quedarme sin fuerza en las cuerdas vocales.
Me gusta el olor de los libros antiguos y el tacto de las paginas de los nuevos. Disfruto cuando veo que alguien ha escrito algo en las calzadas y mi canción favorita a veces ha sido la respiración de unos labios indecisos sobre mi cuello.
Puede que tal vez esto no tenga sentido.
En la vida siempre apuesto demasiado y me arruino fácilmente pero es la verdadera atracción del juego.
Siempre he sentido que los demás me miran fijamente y analizan todos mis aciertos y mis errores.
Continuamente he pasado mi vida sintiéndome alabada o criticada por los otros.
Desde que tenia doce años he comprendido el peso tan fuerte que tienen las palabras cuando te las cargan bajo los hombros y tienes que construir una casa con ellas sin mas sustento que el verbo.
Sin embargo siempre he conservado esa parcela de libertad y locura resguardada de la lluvia permanente de la vida y cubierta por el esternón.
A veces me ha tocado reír con el roce de su estigma, otras me ha disparado en la sien de imprevisto.
Nunca me ha importado que los demás me quisieran o me odiaran por lo que pudieran ver en mi mirada.
Solo he mirado fijamente en mi vida en dos ocasiones. Lo demás han sido parpadeos, flashes intermitentes que cambiaban de dirección cuando creia que tenia un rumbo fijo.
Tengo una colección de llaves que no pueden abrir ninguna puerta pero aun no logro desprenderme de ellas.
A veces me gustaría pararme en mitad de la calzada y dejar que el tiempo chocara con mi piel produciendo algún atasco, solo por la incertidumbre, por la poesía del momento. Me gustan mucho los instantes en los que se congelan los minutos y las agujas del reloj hacen poesía con nuestros sueños.
Ya no tenemos esa edad donde jugar a averiguar la forma de las nubes es realmente divertido.
Si te has cansado de mirar puedes irte.
Pero esto es todo lo que soy, lo único que soy. Lo único que siempre conservo.
Tu y yo podríamos ser poesía si creyéramos que mirarnos fijamente es lo único que cuenta, el único momento del día donde no estamos muertos.
Donde somos verdaderamente sin existir, donde vivimos a destiempo.
Podríamos quedarnos a vivir en ese instante y dejar morir el resto.
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