domingo, 12 de agosto de 2012

Con cariño , de tus muertos.








Manuel usaba a Berenice a su antojo.
Pero era imposible no hacerlo siendo Berenice la persona mas interesante que había podido ofrecerle el mundo.
Era la chica por la que cualquiera habría caído rendido en dos instantes.
Con sus largas pestañas, su cuerpo curvilíneo y su carácter afable y a la vez irascible . Manuel lo sabia, sabia que era imposible no quedar prendado a sus encantos y por eso decidió utilizarla de aquella manera.
Sabia que Berenice no era uno de esos personajes planos ni fácilmente predecibles pero después de la cuarta novela había perdido ese impulso de creatividad, energía y genialidad.

Podría haberla hecho un personaje lleno de contrastes pero había decidido convertirla en una cortesana de la casa de Madame Emille.
Era tan solo un personaje secundario con el que Thomas ( un ministro de la Revolución Francesa) tenia una aventura.

A thomas también lo había maltratado bastante y era consciente de ello.

Pero había pasado esa fase donde uno se pregunta el porque del mundo y analiza la realidad.
Había sustituido su curiosidad insaciable por una base de novela histórica que amoldaba en las hojas como si hubiera sido ideada para tomar esa forma.

Atravesaba la novela sin percance alguno e incluso había decidido cambiar el curso de los acontecimientos. Lo que podría haber sido una novela brillante se había convertido en algo simplón y carente de sentido que cualquiera podría analizar en dos segundos.

Era una novela apta para todos los publicos


Con suerte ganaría el nobel de literatura o algo parecido.

Estaba de moda hacer la critica hacia algún periodo histórico lleno de opresión y de violencia.

Había decidido coger la Revolución francesa porque el Holocausto había resultado un tema aun mas explotado y porque a Vargas Llosa le había funcionado escribir acerca de la explotación colonial con el sueño del celta.

Daba igual si el libro resultaba una mierda, lo importante era que vendiera miles de copias y pudiera irse el fin de semana a Londres con su amante de dieciocho años.

Podía soportar el destino que había elegido volcar en sus paginas pero cada noche una vaga imagen de los personajes principales lo asediaba en sueños.

Veía a Thomas golpearlo en el pecho y vociferarle que podía haberse adentrado en su variable personalidad en vez de recrear a un joven soñador e idealista que caía ante las redes de un sistema por el que era devorado.
Berenice también solía visitarlo muy a menudo y lo miraba recelosa desde cierta distancia.
Haberla convertido en una simple prostituta era imperdonable. Su personaje tenia la pasión suficiente como para hacer algo mas en la novela que abrir las piernas y parir bastardos.

Pasión.


Era algo que les faltaba a los dos personajes principales.

Había convertido una época llena de pasión y rebelión en una sucesión de hechos que iban encadenados uno tras otra y que el espectador medio analfabeto descubría sin llevarse muchos quebraderos de cabeza.

Como una de esas telenovelas que echan por la tarde o una de esas series de treinteañeros con problemas sentimentales de chavales de dieciséis que tanto gustaban.

Quedaba un día para el sábado y su editor estaba ansioso por leer el manuscrito.

Manuel escribió la ultima pagina del libro con un trabajo sobrehumano.

Como era de esperar Thomas moría a manos del populacho aun después de haberse sacrificado por mejorar las condiciones de la vida y paliar las injusticias sociales.
Y Berenice quedaba sola en aquel lupanar esperando para siempre cuan chiquilla ingenua al hombre que le había prometido un mundo mejor.

Aquella noche llamo al editor y le dijo que había escrito la novela mas brillante que hubiera podido recrear.
El hombre se ilusiono pensando en la pasta que iba a ganar y le pregunto cual era el tema central del libro. Manuel le comento vagamente que era una critica contra la violencia y la brutalidad sin limites de la revolución francesa.
El editor emitió una sorda carcajada y le comento que debía haber leído demasiadas veces ''Historia de dos ciudades'' pero Manuel lo ignoro diciéndole que era imposible innovarse , que todo estaba escrito y que era imposible no influenciarse por las grandes obras.
Ademas- añadió- los míos son unos personajes ricos en contrastes, el publico los aclamara.

Y dicho esto colgó.

La creatividad y el derroche de originalidad le funcionaban a uno en sus primeras novelas. Cuando se habían asentado los pies en el mundo real era imposible no conformarse con la simpleza.


Aquella noche percibió una sombra fantasmagórica en la habitación.

Pensó que era otra de esas fantasías donde Berenice y Thomas hacían aparición en la habitación pero con un terror atroz comprobó que las dos imágenes espectrales se habían convertido en algo corpóreo.
Tan corpóreo como su propia piel y carne. Y allí estaban los dos, observándolo con una sonrisa desde cada esquina de la cama.
Berenice mas hermosa que nunca con aquella tez bronceada y los ojos mas verdes que hubiera visto. Y Thomas vestido con su uniforme y dedicándole una sarcástica mirada.

-Vosotros no podéis ser reales--murmuro.

Pero en vez de contestarle Berenice saco un cuchillo enorme y se lo mostró desde la distancia.
Estaba totalmente aterrado pero no podía huir porque Thomas lo agarraba de los brazos con una fuerza salvaje.

Y por primera vez aquellos labios sellados emitieron palabra con una voz cristalina crispada tal vez por el rencor que sentía hacia su creador.

-El final de la novela nos parece demasiado mediocre. Vamos.. Crees que Berenice habría podido perdonar a su amante después de descubrir que era un ministro importante.
Ella estaba convencida de que era un pobre campesino, un hombre sin familia e hijos.
Un hombre pobre y diferente. Thomas no habría muerto bajo la crueldad del populacho. Habría muerto en la alcoba a mi lado. De una manera mas dulce y sentimental.
Me hiciste demasiado dulce para ser una mujer que día tras día soportaba ser penetrada por dos centavos.
Parece patético.

Y señalo el cuchillo con sarna.


-Como vemos que ni tu mismo sabes acabar las cosas de una manera decente te ahorraremos el trabajo sucio. Bien se sabe que vale mas la pena morir brillante que vivir como un mediocre.


Y dicho esto le clavo el cuchillo en el pecho cuatro veces.




Por la mañana el cadáver fue descubierto por la limpiadora.
La nueva novela de Manuel nunca llego a publicarse. No se encontró ningún manuscrito y lo único que apareció de los culpables fueron unas cenizas en la repisa de la habitación.




1 comentario:

  1. Al contrato que Manuel firmó con el diablo le faltaba una claúsula "El comprador se compromete a proteger al vendedor de cualquier acto de rebeldía que intenten protagonizar sus personajes".

    Un placer leer tu relato.

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